Tres Ases de la Escritura: Heberto Gamero
Podría decir mucho de Heberto Gamero porque lo conozco
en persona, un ser humano excepcional que me alegra haber conocido en una de
las tantas presentaciones de libros. No obstante me referiré a su obra porque a
través de la palabra conocemos al que está detrás, quizá mejor que si lo
viéramos en persona o leyéramos alguna entrevista en la que él nos dijera cómo es.
He leído de Gamero “Caracas-Ushuaia, un viaje encuatro ruedas”, en el que relata su impresionante periplo hacia el fin del
mundo del Sur de América acompañado por su copiloto quien no es otra que su
mujer. Un sueño, según él mismo dice, que quiso hacer realidad desde que era
pequeño, de cuando correteaba por las calles de su pueblo y no tenía claro qué
es lo que le depararía la vida. El resultado de ese viaje cruzando pueblos,
selvas y desiertos fue un libro que más que un diario de viaje es un compendio
minucioso de los pensamientos que se agolpaban a su mente durante el trayecto.
No se limitó a sobrevivir como muchos viajeros, sino a entrar en escena, así
vemos que consigue una cita para visitar a Mario Benedetti, que nos habla de
Darwin, de Robert Scott… de aquellos personajes que formaron parte de la
historia de la Tierra, de su geografía y de su intelectualidad.
Pero es en “La marca” un libro corto autobiográfico de
un segmento crucial en su vida que se lee en dos sentadas como Gamero se nos
muestra tal cual es. Un libro intenso, en el que nos relata cómo llegó desde un
pueblo en Punta Cardón al norte de Venezuela, a la capital, Caracas, con el
sueño de convertirse en el mejor empleado del mundo. Hasta que se convenció de
que no bastaba para él ser el mejor empleado, el más fiel, el más trabajador;
comprendió que si no ponía esas cualidades a la orden de sí mismo, su vida
pasaría sin pena ni gloria y estaría condenado a la mediocridad. Hoy en día es
un exitoso empresario y tiene el suficiente tiempo libre para dedicarlo a su
otro sueño, el más acuciante, el que según sus palabras es el que más disfruta:
Escribir. Con mayúsculas. Y créanme que cuando él se decide, lo logra.
Así pues, tiene en su haber gran cantidad de cuentos,
alguno de ellos ganadores de premios de literatura, recopilados en varios
libros: “Los zapatos de mi hermano” y “Cuentos de Pareja”, y las que creo yo
son un alarde de buena literatura: “Minibiografías ilegales de escritoresmalditos” y "Minibiografías ilegales de pintores malditos”. Está por publicar las
de músicos, que presiento deben ser tan buenas como las que las anteceden. El
título es una colaboración del escritor José Luis Palma, una travesura de su
ingenio siempre presto a encontrar buenos títulos. Copio un extracto de
“Pintores”:
"Diego de Silva y Velázquez
Ella duda de la propuesta del pintor. Velázquez la mira con ojos convincentes y le dice que no importa que pose desnuda siempre que tenga el rostro oculto; o al menos, si no completamente oculto, de perfil, o a lo sumo tras una densa nube que haga imposible reconocerla. Es cierto que su cuerpo quedaría expuesto, pero nadie podría saber de quién se trataba si sólo él la había visto desnuda. Sería el cuerpo de una mujer blanca, como muchas; de piel suave y tersa, como muchas; de abultadas caderas y angelical perfil, como muchas; de esbelta espalda y torneados hombros, como muchas… Pero había algo que sólo a ella pertenecía, algo que no estaba allí, dentro de ella, algo que se extendía como el agua derramada, que flotaba en el ambiente y perduraba hasta mucho más allá del alcance de sus brazos, incluso más allá de los límites de su mirada. ¿Su olor? ¿Su dulzura? ¿Su pelo recogido? ¿El lóbulo de la oreja apenas insinuado? ¿El tono rojizo de su cabello? ¿Todo ello junto? Era algo que el maestro podía percibir en las partículas que flotaban en el aire, en el murmullo del silencio, en el paso de las nubes, en el color más allá de los colores.
No parece muy convencida. Ríe con indecisión mientras que con su dedo dibuja pequeños círculos en la cabeza del maestro. Él insiste con extremada paciencia, como si le diera los toques finales a uno de sus cuadros. Le dice que en verdad no tiene por qué preocuparse, que hará todo lo posible para que su identidad quede en el anonimato. No sé, no sé, me da miedo. Ella medita, duda, sus padres, sus hermanos, alguien podría reconocerla. Sin embargo una sensación de euforia flota en el ambiente: el placer de la aventura, el encanto de lo prohibido, el goce de lo oculto, la posibilidad de nunca envejecer, de quedar allí, para siempre, su imagen eternizada y, por qué no, también su alma reflejada en los colores que su cuerpo despide, que flotan en el aire y que sólo Velázquez; anticipándose más de doscientos años al impresionismo, podía interpretar… “
Vale la pena leer su obra, el ritmo
vibrante y nostálgico de su escritura es un deleite para los amantes de las letras.
Lo recomiendo plenamente para quienes deseen deleitarse y al mismo tiempo
aprender más acerca de los grandes pintores y escritores de la historia.
Heberto Gamero dicta cursos en
talleres de cuentos y es fundador de una organización sin fines de lucro para
enseñar narrativa a niños de pocos recursos. Una loable labor para alejarlos de
las malas tentaciones.
Si desean conocer más de él pueden visitar su página de autor en Amazon
Estimada Blanca, admiro mucho su entrega a su trabajo y en pos de los demas, mis respetos, JanettCamps
ResponderEliminarMil gracias, Blanca, por incluirme entre tus favoritos; es un honor para mí y un gesto de generosidad que dice mucho de tu calidad humana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mil gracias, Blanca, por incluirme entre tus favoritos; es un honor para mí y un gesto de generosidad que dice mucho de tu calidad humana.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar