El cóndor de la pluma dorada, de Blanca Miosi
domingo, 31 de octubre de 2021
El cóndor de la pluma dorada ¡Desde América para el mundo!
viernes, 9 de julio de 2021
¿Los sueños son solo sueños?
No suelo dar demasiada importancia a los sueños, sin embargo, cuando una persona de cierta importancia se me aparece en ellos y más, si está relacionada con lo
que hago, en este caso escribir, no puedo menos que tomar nota mental.
A una
pregunta que le hice, y siento decir que no recuerdo cuál, me respondió:
—Ahora
escribo necronómico.
—¿Qué es
eso?
—Desde abajo. —Entonces rio, miró a un hombre que venía detrás de mí por el lado izquierdo y se fue caminando con él. Sus espaldas desaparecieron y yo abrí los ojos y desperté.
No tenía idea del significado de “necronómico”. Así pues,
acudí a Google y tecleé la palabra en el buscador. Para mi sorpresa existía, no
en el diccionario de la Real Academia, pero sí en muchas páginas relacionadas
con el Necronomicón, una obra que supuestamente
contiene fórmulas mágicas para invocar a los demonios e información sobre
distintos fenómenos misteriosos del mundo. Se desconoce su contenido a ciencia
cierta, pues nadie ha podido leerlo o ubicarlo, no obstante el escritor H.P.
Lovecraft lo cita en algunos de sus cuentos, pero aclaró en muchas
oportunidades:
“En relación a los libros terribles y prohibidos, me fuerzan
a decir que la mayoría de ellos son puramente imaginarios. Nunca existió ningún
Abdul Alhazred ni el propio Necronomicón, porque inventé esos nombres yo mismo.”
Y yo, que únicamente recuerdo haber escuchado ese título sin
mucho interés porque tampoco soy una lectora asidua de Lovecraft (supongo que decirlo será otro espanto para los grandes literatos), no tengo explicación
para haberme topado en un sueño con una derivación de la palabra Necronomicón y
menos proviniendo de los labios de Gabriel García Márquez.
La etimología de Necronomicón es más transparente de lo que suele creerse. Si astronómico significa etimológicamente “relativo a la ley u ordenación de los astros”; el neologismo necronómico sería «relativo a la ley (o las leyes) de los muertos.
Fuente: http://diccionario.sensagent.com/NECRONOMICON/es-es/
Creo que es una palabra que tal vez utilizaré en alguno de
mis libros, porque aunque su significado no figure en la Academia, es
perturbadora.
miércoles, 7 de julio de 2021
¿Tiene tu libro el precio adecuado?
Cuando empecé a publicar en Amazon allá por el 2011 recuerdo que lo más importante para los que nos iniciábamos era el tema de los precios. ¿Qué precio poner a nuestros libros digitales?
Con el paso de los años y del exponencial crecimiento de la autopublicación fui adquiriendo cierta experiencia y noté que los lectores empezaban a comparar la calidad de los libros basándose en el contenido de la muestra. Es fácil notar la diferencia entre un libro escrito por un principiante y uno con oficio. No es algo tangible, es más bien una percepción que tenemos los que estamos acostumbramos a leer. Es la exposición de las ideas, el orden de las palabras, el uso del lenguaje y, por supuesto, el tema del que trata el libro.
Lo que en un comienzo me pareció un abuso de parte de las editoriales, con el paso del tiempo fui comprendiendo que los precios que las editoriales ponían a los libros digitales y estaban casi a la par de cualquier libro de los míos publicados en papel en Amazon tenían un motivo: La calidad. Y un lector acostumbrado a leer libros bien editados sabe diferenciarlos, de manera que un precio demasiado bajo se empezó a percibir como de menor calidad. Ya veo que saldrán muchos a decir que no todos los libros publicados por editoriales son buenos ni tienen suficiente calidad. En parte es verdad. Pero en la mayoría de los casos, son libros elegidos precisamente por ser buenos y tener calidad. Eso no quiere decir que yo esté tratando de congraciarme con las editoriales para que publiquen alguno de mis libros. Ya pasé por eso, lo hice con muy buenas editoriales y tuve los mejores agentes literarios y bien gracias, ahora lo hago por mi cuenta y me va muy bien.
Desde hace ya algunos años mis libros tienen un precio promedio de USD 4,99, que no es muy alto, pero tampoco demasiado bajo y está en el rango accesible para la mayoría de lectores, entre los que me incluyo. Yo pienso mucho antes de pagar USD 9,99 o más por un libro digital, en algunos casos vale la pena, pero tiene que ser de un autor que sé que no me defraudará.
También hay escritores noveles que ponen precios por arriba de los USD 6,00, supongo que en la creencia de que de esa manera sus libros tendrán una mejor percepción de los lectores, o tal vez porque suponen que el libro en cuestión es excelente. No nos engañemos, como dije, los que estamos acostumbrados a leer toda la vida sabemos de entrada cuando un libro es bueno.
Hace un tiempo hice un experimento y bajé el precio de mis libros a USD 2,99. En esos días mis ventas bajaron de manera alarmante. ¿Qué cosas, no? Cualquiera diría que vendería mucho más. Pero es eso: un precio demasiado bajo ya no atrae a los lectores a menos que sea una promoción que fomente la propia Amazon. Y uno demasiado alto respecto al contenido tampoco. Y no nos engañemos, los comentarios en Amazon no siempre son fiables. Muchos de ellos son de personas amigas o allegadas que por razones de pudor no expresan lo que realmente piensan del libro. Los verdaderos llegan después de un tiempo de su publicación, y si las calificaciones y comentarios se incrementan con el tiempo, podremos decir que nuestro libro ha gustado.
Lo bueno de estar en Amazon es que el factor tiempo no afecta al espacio que un libro puede ocupar en su extensa librería, mientras en las librerías físicas los libros son descatalogados al cabo de unos meses, en Amazon siguen vigentes durante años. Prueba de ello son mis libros "La búsqueda" y "El legado", los primeros que publiqué y que todavía se siguen vendiendo después de diez años.
Por ahora conservaré el precio de mis libros tal como están y seguiré estudiando el mercado. Y es que una nunca termina de aprender, es lo bueno de este entretenido arte de ser escritor independiente, uno tiene una idea, la lleva al papel, la desarrolla, pasa horas inolvidables con sus personajes en poco más de un año, revisa, corrige, lee y relee, imagina una portada o la encarga a un diseñador y ¡zas! publica el libro. Y cuando ese libro empieza a venderse y a recibir comentarios, calificaciones y reseñas, la satisfacción que se siente es muy grande. Escribir es una de las mejores experiencias de mi vida.
¡Hasta la próxima, amigos!
martes, 18 de mayo de 2021
Reseña a "El vendedor de naranjas"
Una reseña de Cristina Suárez:
Momentos históricos que enlazan la realidad con la ficción
viernes, 16 de abril de 2021
Mis personajes no cambian al final de las novelas
Cada vez que termino de escribir una novela me pregunto si gustará a los lectores, si tendrá éxito, si se venderá, si no habré dejado fallos, y me asaltan una serie de dudas, porque nunca estoy segura de lo que acabo de escribir. Es difícil emitir un juicio certero de las obras propias. Ni siquiera me fio de la opinión de mis lectores beta porque siempre estarán sesgadas por esa irreductible pátina de amistad que colabora para que veamos las obras de los amigos con mirada bondadosa. De la única manera como puedo notar si la novela gustó —fíjense que no digo que haya sido buena— es a través de los comentarios de desconocidos, aquellos que opinan en Amazon sin haber tenido trato previo conmigo, y por las calificaciones que ahora se pueden dar sin haber dejado comentario.
Para mí es
suficiente que haya gustado, que los lectores hayan pasado horas entretenidas con las
historias que cuento; al fin y al cabo es mi meta como escritora, no sé si la
de otros, porque no todos escribimos con la misma finalidad. He leído diversas
opiniones al respecto: unos escriben para sí mismos y no les interesa lo que
los demás piensen, otros tratan de amoldarse al gusto y a lo que la tendencia
indica en ese momento, me refiero a que si está de moda la novela histórica
tratan de buscar algún tema que roce al menos una parte de la historia, y si
ven que es erotismo lo que más venden, se sumergen en alguna historia
truculenta en la que prevalezcan las escenas de cama (o de cualquier otro lugar)
en el que puedan llevar a cabo las proezas del protagonista y así
sucesivamente. Yo prefiero escribir lo que me gusta y que intuyo pueda gustar a
los lectores: novelas de aventuras, de acción, thrillers que después de muchos
puntos de giro tengan finales que dejen buen sabor de boca, porque son las
historias que me encanta leer, obviamente no todos los finales pueden ser
felices, y mi novela más vendida de hecho no termina así, pero apartando todos
estos parámetros, me siento recompensada cuando abundan los comentarios y mis
novelas llegan a las listas de los más vendidos.
La última novela que publiqué, El vendedor de naranjas siguió el mismo camino tortuoso que todas mis novelas, el no saber al comienzo cuál sería la reacción de los lectores, y varios meses después puedo decir que lo hice bien. Con casi seiscientas calificaciones y una mayoría de cinco estrellas creo que escribí una historia convincente, en la que los personajes se llevan la palma, como pude deducir por los comentarios. Ramón, el espía; Sergio, el amigo incondicional; Constanza, la rusa indomable; Raniera, la peculiar esposa del protagonista, una mezcla de santa y pecadora… siempre creo en mis personajes. Sin ellos no habría nada que contar, pues son los que llevan la batuta del destino. He leído en algunos consejos literarios que el personaje debe evolucionar en el transcurso de la novela. (Copio) …independientemente de que este cambio sea para bien o para mal, sea material o espiritual, lo lleve a la madurez o a la locura, al final de la narración el personaje debe ser distinto a como era en un principio. https://www.sinjania.com/la-evolucion-del-personaje/ No estoy de acuerdo. Son las circunstancias las que cambian, no los personajes.
Los personajes en mis novelas mantienen su forma de ver la vida y justamente por preservar sus creencias, por defender sus derechos, por luchar por sus propósitos y contra todo pronóstico, logran su objetivo sin dejar de ser ellos mismos, pues es así como los conocemos, nos familiarizamos con su forma de ser y reaccionar y de ver la vida. Así son mis personajes. No cambian. Ramón no cambió. Al final sigue pensando igual que al comienzo, es calculador, sereno y sabe siempre dónde está parado. Sergio sigue siendo inocente y dicharachero a pesar de las barbaridades que tuvo que cometer. Son los mismos entrañables personajes de los que nos enamoramos, ¿cómo sería si de pronto como consecuencia de alguna acción cometida, ellos se transformasen en otras personas? Los personajes existen para cambiar el mundo que los rodea. Es mi manera de pensar y es así como he escrito todas mis novelas, en función de ellos, preservando su forma de ver la vida.
Y bien, amigos,
solo deseaba escribir unas cuantas líneas para que no me olviden, siempre estoy
por aquí, en este blog que me da tantas satisfacciones pero al que no alimento
con la frecuencia de antes porque que no tengo nada interesante que decir.
Para los que
deseen leer mis obras les dejo este enlace que los llevará directamente a mi
página de autor en Amazon, donde se encuentran todos mis libros en formato
digital, en papel y en audiolibro:
https://www.amazon.com/Blanca-Miosi/e/B005C7603C/ref=dp_byline_cont_pop_ebooks_1
¡Hasta la próxima, amigos!
miércoles, 10 de febrero de 2021
Leer una novela para dar una opinión
Este año he estado un poco atrasada con el blog, y a pesar de que soy organizada, a veces es complicado encontrar el momento en que confluyen los deseos de decir algo y el tiempo para hacerlo.
Hoy voy a exponer lo que pienso acerca de una situación que me
parece que ocurre a la mayoría de escritores, como es la petición de lectura
de obras de autores que desconocemos, bien sea porque no hemos leído nada de
ellos o porque no forman parte de nuestro círculo habitual de amistades
internáuticas. Me llegan por correo, a través de mensajes en Facebook o por
mensajes directos de Twitter: “Por favor, lea mi novela y deme su opinión”; “solo
lea el primer capítulo y dígame qué le parece”; “es mi primera obra y tiene muy
buenos comentarios, quisiera que la leyera y me diga qué opina”… Bueno,
particularmente creo que yo no puedo dedicar mi escaso tiempo libre a
convertirme en lectora editorial de una serie de libros de personas que no
conozco y en la mayoría de los casos de gente que ni siquiera se ha tomado la
molestia de leer un libro de mi autoría, y no estoy hablando de asuntos de reciprocidad,
sino de elemental sentido común.
Sé que para un escritor novel su obra es lo más importante,
desea que sea leída por todo el mundo y que le digan que es una maravilla y
algunos pasan horas hablando de ella y explayándose en sus personajes, en cómo
concibió la idea, y por qué la escribió. Eso se refleja en la propia obra, pero
si nos ponemos a pensar: ¿realmente le interesa a alguien por qué escribió un
autor tal o cual novela? A menos que sea un escritor clásico o famoso o que tenga
un motivo determinante para haber escrito su libro. En ninguno de mis libros he
gastado páginas para explicar mi decisión de escribir un libro. Ni para poner
un prólogo que prepare al lector para leer una maravilla.
Hay autores que piensan que si tienen un prólogo de algún
escritor conocido su obra se venderá más, y no se detienen a pensar que tal vez
ese prologuista tuvo que acceder a su petición más por compromiso que porque en
realidad la obra le haya parecido excepcional. Poner en esa tesitura a un
escritor amigo es una falta de consideración, porque la novela puede ser
mediocre y el prologuista debe hablar bien de ella, con lo que su veracidad
queda en entredicho. Sin embargo, cuando los prólogos son hechos por otro
escritor de manera voluntaria porque la obra lo merece, ya es otro cantar. En
este caso me estoy refiriendo a aquellos autores que piden, solicitan, demandan
ayuda de muchas formas, como enviarme un mensaje privado en Facebook con el
link de su novela diciéndome que le ayude a venderla. ¿Cómo puedo yo, una
simple escritora, ayudar a vender un libro que no conozco si no soy dueña de
una librería? Creo que es una desconsideración para conmigo. Tengo mis propios
trabajos, siempre una novela en elaboración, y en estos momentos también el
aprendizaje y la escritura de un guion de una de mis novelas además de mis
ocupaciones regulares.
Sé que lo que digo puede parecer antipático, y con seguridad
muchos pensarán que soy una persona insensible a las necesidades de los colegas
que requieren ayuda, pero también es bueno que sepan que hay muchas maneras de
pedir ayuda. Lo importante es no perder la perspectiva; no por el hecho de que
un autor novel haya culminado su novela merece que todos tengan que ayudarlo a
venderla. Escribir es un gran logro. Escribir una buena novela es aún mayor, pero
para ello es necesario que esa novela realmente interese. La mejor manera de
darse cuenta si una novela es buena o no es enviarla a una editorial. Si recibe
una respuesta negativa, lo más recomendable es trabajar en ella, porque con
seguridad necesita mejoras. Las editoriales no rechazan manuscritos que para
ellas podría significar muchas ventas o como mínimo, recuperar su inversión. Yo he tenido la suerte de que mis novelas hayan pasado por la criba editorial porque me he esforzado por presentar manuscritos repasados hasta el cansancio. Pero esto es algo que los escritores no comprenden y siguen presentando la
misma novela con los mismos errores a otras editoriales y al final terminan subiéndola
a Amazon. Allí es probable que unos cuantos amigos la compren y publiquen
comentarios halagadores. Si la novela vale la pena se venderá; de lo contrario
se irá perdiendo entre los miles de libros que se suben a diario y por más
promoción que hagan en Twitter, Linkedin, Facebook o Instagram, o por reseñas
favorables que hagan de la novela (siempre de amistades que se sienten
comprometidas) no podrán venderla, porque los lectores han aprendido a no
fiarse demasiado de los comentarios; leen la muestra (al menos es lo que yo
hago antes de comprar) y si no los convence simplemente no comprarán.
Por eso repito lo dicho ya muchas veces: Si eres rechazado
por una editorial revisa tu novela. Yo lo hice con la única de mis novelas
rechazada: “El manuscrito”. Y qué bien que la rechazaron, porque pude
modificarla hasta quedar satisfecha. Y no es que la editorial me haya dicho
dónde se encontraban los errores o cuáles eran sus carencias; utilicé mi
sentido común y la autocrítica. En ese sentido nunca he sido autocomplaciente.
¿Pero qué hacer cuando no se conoce a nadie que pueda ayudarlo a uno?
Les voy contar cómo hice yo. Debo aclarar que empecé a
escribir como pasatiempo, sin intenciones de publicar, pero me interesaba
compartir con otros escritores acerca de mis escritos. Busqué en Internet (en
aquella época no existían tantos foros literarios, pero los que había eran
realmente buenos) y encontré “Bibliotecas Virtuales” en donde conocí a muchos
escritores que estaban en mi situación. Intercambiábamos opiniones, publicábamos
cuentos y entre nosotros opinábamos, criticábamos y corregíamos. Fui
aprendiendo que escribir no era tan fácil. En ese foro encontré personas
maravillosas que me abrieron los ojos a un campo inexplorado para mí. Ese foro
cerró y nos mudamos a otro llamado “Prosófagos” en el que realmente hice muy
buenas amistades, que después de casi quince años siguen siendo mis amigos. Allí
fue donde encontré a la persona que sería crucial en mi desarrollo como
escritora, pero fue consecuencia de muchos intercambios de opiniones,
conversaciones y lecturas mutuas. No es que de un momento a otro yo escribí a
un autor y le pedí que leyera mi novela y listo. Las amistades se deben
cultivar, y si son autores noveles y de verdad desean recibir opiniones sinceras,
deben ser de una persona de confianza, que conozcan, que sepa de sus
inquietudes, que desee colaborar, y eso solo se puede conseguir con paciencia,
buenas relaciones y reciprocidad.
También pueden hacerlo diferente: pagar a un lector
profesional o contratar los servicios de una página que se ocupe de la
corrección del manuscrito. Antes no existían; hoy en día las hay por montones,
pero así como hay libros mediocres, también hay correctores mediocres, que no
tienen idea de lo que es escribir, y si escriben lo hacen de manera deficiente.
Se debe tener mucho cuidado al elegir un corrector o un lector especializado.
No me atrevo a recomendar a ninguno(a) porque no he utilizado esos servicios,
pero es cuestión de investigar y no irse por el camino más fácil como pedir que
lean su novela como si fuese un simple favor. Leer BIEN una novela para dar una
opinión real requiere de muchas horas y días de dedicación y eso solo están
dispuestos a hacerlo los que elaboran Informes Literarios y cobran por el
servicio.
¡Hasta la próxima, amigos!