Tres ases de la escritura
Hoy no voy a hablar de editoriales ni de redes sociales ni de cómo vender libros. Hoy tocaré un tema que me viene rondando la cabeza desde hace un tiempo y es el de los buenos escritores independientes. Ya me cansé de escuchar acerca de la mala calidad y todo lo que dicen de los que nos atrevemos a publicar por nuestra cuenta en las plataformas digitales y también, gracias a Amazon, en papel por medio de CreateSpace.
En un lapso de dos años he leído muchos libros. Más que en cualquier período de mi vida, y eso debido a que tener un Kindle da muchas facilidades. Con un clic tengo el libro que desee en pocos segundos al alcance de mis ojos. Hay libros muy buenos de escritores independientes, pero hoy dedicaré este post al primero de los tres escritores que he elegido por su prosa, la elegancia de sus palabras y porque se sitúan más allá que cualquiera de nosotros. Su literatura trasciende, es difícil de olvidar y creo que el tiempo me dará la razón. Ellos son:
José Luis Palma, Heberto Gamero y Rafael R. costa. Sus libros están a la venta en Amazon.
José Luis Palma es un escritor con un recorrido importante, aunque cuando leí El paciente de El Pardo no sabía bien de quién se trataba. Lo conocí en el grupo de escritores indies que formé hace un tiempo y me llamó la atención el título de este libro en especial porque me enteré de que era médico, así que supuse que sería un libro interesante. Me gustó tanto este primer libro que quise leer a Palma en otro registro y compré El declive. Reproduzco aquí el comentario que en su momento dejé en Amazon:
"Los libros de este autor son absolutamente diferentes a los que normalmente leo. No tienen nada que ver con thrillers, aventuras o casos policiales. En cada uno de ellos he encontrado un tema que profundiza en los personajes, más que en el entorno, más que en la trama, más que en la propia historia, si se quiere. Cada uno de sus personajes se deja analizar por el lector de una manera radiográfica, pero es a través de los ojos de José Luis Palma como los captamos.
En El declive, la novela empieza con el encuentro fortuito de un diario. Es a través de ese diario que conocemos a los personajes y sus alegrías, tragedias, ilusiones y sufrimientos. Es un legado que hace una madre a su hija, quien al parecer jamás la llegó a conocer del todo. ¿Y es que alguna vez logramos conocer a los seres que nos rodean? Es la pregunta que me hacía cuando leía página tras página. ¿Acaso sabemos por qué nos enamoramos o dejamos de enamorarnos? ¿Alguien puede explicar de manera racional por qué se pasa del amor devoto y apasionado a la indiferencia absoluta?
José Luis Palma es un maestro para relatar escenas eróticas, son casi un poema, un canto a la mujer y a sus dones, momentos en los que los deseos carnales se mezclan con profunda ternura, tristeza incluida. Este libro en particular deja una huella de fatalismo por la vida que muchos llevamos sin haberla elegido, por los amores perdidos sin saber el motivo exacto, por la nostalgia de momentos que sabemos que de nada sirve recordar. Solo puedo decir que es una obra maestra escrita en primera y en segunda persona casi en su integridad, algo realmente difícil, y que no siempre resulta atractivo, sin embargo en este caso, envuelve al lector en un halo de intimidad, como si las confesiones fueran hechas susurrando al oído.
No puedo menos que recomendar el libro con vehemencia."
Un escritor de esta categoría se reconoce de inmediato, así lo hicieron los jurados en los Premios en los que participó, (Planeta 1999 y 2000) en los que resultó entre los diez finalistas. Sus libros provocan adicción. Leí En los Lugares de la inocencia perdida, Mi amor por un reino en Córdoba, Hora y media a Manhattan… y en todos encontré eso que él dijo en una oportunidad: jirones de su alma. Pues cuando se escribe se va dejando el alma a retazos, es verdad. Por momentos no sabía si leía ficción o si el autor me contaba a susurros su vida, sus deseos o sus anhelos.
José Luis Palma publicó El paciente de El pardo a través de una editorial hace unos años, cuando se decidió a poner por escrito aquellos treinta y ocho días de agonía del general Franco en los que fue testigo presencial por haber sido parte del equipo de médicos que lo atendió al final de sus días. Un libro excelente que se lee con facilidad pese al tema delicado. Pero es en El declive o en Hora y media a Manhattan donde su genio literario se dispara y nos envuelve con esa aura invisible con la que saben hacer los buenos autores. Creo que detrás de ellos se aloja un ser humano fuera de lo común, no es posible que alguien escriba de una manera y sea de otra. Son indivisibles. Es lo que hace que admire tanto a la obra como al autor.
En mi próxima entrada hablaré de Heberto Gamero, todo un personaje que vale la pena que conozcan, así como a su obra.
¡Hasta la próxima amigos!
Blanca Miosi
Sucedió un accidente, se borraron los diez comentarios :(
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