¿Cómo ser un buen escritor?
Esta pregunta que muchos de los que escriben se deben hacer no es tan
fácil de responder. Empecemos: ¿Qué se
debe hacer para ser escritor?: «Escribir». Sería la respuesta adecuada. Pero resulta que no es tan sencillo. Escribir
cualquiera lo hace, desde un niño de primaria hasta un anciano que aún conserve
la vista. Ser escritor ya es diferente.
Se trata de hilvanar una serie de acontecimientos narrados de tal manera
cuyo interés no decaiga. Un autor exitoso como Stephen King lo dijo en su
libro:
Escribe
el tímido: «La reunión ha sido
programada para las siete.» Es como si le dijera una vocecita: «Dilo así y la
gente se creerá que sabes algo.» ¡Abajo con la vocecita traidora! ¡Levanta los
hombros, yergue la cabeza y toma las riendas de la reunión! «La reunión es a
las siete.» Y punto. ¡Ya está! ¿A que sienta mejor? Tampoco propongo suprimir
del todo la voz pasiva. Supongamos, por ejemplo, que se muere alguien en la
cocina, pero que acaba en otra habitación.
Una
manera digna de explicarlo es «El cadáver fue trasladado de la cocina y depositado
en el sofá del salón.», aunque confieso que el «fue trasladado» y el «fue
depositado» siguen poniéndome los pelos de punta. Los acepto, pero no los
aplaudo. Preferiría «Freddie y Myra sacaron el cadáver de la cocina y lo depositaron
en el sofá del salón». Además, ¿por qué tiene que ser el cadáver el sujeto de
la frase? ¡Coño, si está muerto! Bueno, da igual.
Dos
páginas seguidas de voz pasiva (las que hay en casi cualquier texto comercial,
y en kilos y kilos de narrativa barata) me dan ganas de gritar. Queda fofo,
demasiado indirecto, y a menudo
enrevesado. «El primer beso siempre será recordado por mi memoria como el
inicio de mi idilio con Shayna.» ¿Qué tal? Un bodrio, ¿no? Hay maneras más
sencillas de expresar la misma idea, y con más ternura y más fuerza. Por
ejemplo así: «Mi idilio con Shayna empezó con el primer beso. No lo olvidaré.»
No es que me encante, por el doble «con», pero al menos nos hemos desmarcado de la voz pasiva maldita.
¿Y de qué se nutre una persona que desee escribir? —presten atención—:
no pregunto: «¿De qué se nutre un escritor?» Porque hablo de una persona que
desea ser escritor, los que ya lo son, sabrán de qué se alimentan. Por otro lado, no me anima mucho el título de “Escritor”.
Todavía siento respeto por ellos y
cuando me preguntan «¿A qué te dedicas?» Suelo responder: «A la venta de
maquinarias de Taiwán». Y es la
verdad. Si la conversación se extiende
puedo intercalar: «Me gusta escribir». Hasta ahí.
Según King y aunque no lo crean yo también lo he pensado, se nutre de la
pregunta en condicional «¿Y si?»:
Una
situación con fuerza pone en entredicho
toda la cuestión del argumento, y me parece bien. Casi todas las situaciones
interesantes pueden exponerse mediante una pregunta en condicional:
¿Y
si los vampiros invadieran un pueblecito
de Nueva Inglaterra? (El misterio de
Salem's Lot)
¿Y
si en un pueblo apartado de Nevada
enloqueciera un policía y empezara a matar a cualquier persona que se cruzara
en su camino?
(Desesperación)
¿Y
sí una asistenta sospechosa de haber
asesinado impunemente a alguien (su marido) fuera acusada de un homicidio que
no ha cometido (el de su jefe)? (Dolores Claiborne)
¿Y
si una mujer se quedara encerrada en un coche averiado con su hijo pequeño por
culpa de un perro rabioso? (Cujo)
¿Y si yo me encontrara de casualidad un manuscrito cuyo autor fuese un
desconocido y hubiese muerto antes de publicarlo? ¿Y si el manuscrito fuese mágico?
¿Y si la primera página de ese manuscrito fuese tan buena que no pudiera dejar
de seguir leyendo?
Estas preguntas merecen contestaciones que ya de por sí darían origen a
una novela. La última de las preguntas
me obligó a escribir la mejor primera página de una novela (según yo), para ser
consecuente con la historia que empezaba a surgir.
La famosa crisis editorial que se remonta ya a dos años y algo más es
una excusa más que suficiente para que editoriales y agentes tengan una
respuesta convincente para rechazar manuscritos, sin embargo, siempre corre
alguna noticia de que fulano o zutano está por publicar su segunda novela, y
aparecen las preguntas incontestables: ¿Entonces por qué rechazaron la mía?, ¡soy
tan bueno o mejor que él(ella)!
Creo que es preferible en estos casos dedicarse a escribir. Seguir haciéndolo cada vez mejor y disfrutar
de ello, que no es verdad que uno sea la octava maravilla aunque haya publicado
una o más veces, que publicar es más un accidente circunstancial que otra cosa
y que ¡Válgame Dios! Para poder publicar es necesario tener un buen material
entre manos; mayor razón si existen tantos «escritores» haciendo que esto se
convierta en una carrera de obstáculos.
Un amigo me dijo recientemente: «El 99% del material que nos envían para
evaluación es impublicable. No comprendo
cómo hay tanta gente que dice llamarse escritora y creer que de verdad lo es». Esto les dará una idea de la cantidad de
verdadero talento que existe: 1%.
Hay muchos escritores, algunos de ellos regulares y hasta buenos, pero los verdaderamente geniales son muy pocos. Por algo será. La genialidad no se aprende, se nace con ella, de allí que cuando leemos sus biografías descubrimos que sus vidas no fueron nada simples. Fueron especiales, enriquecedoras, sobresalientes, únicas, también fuera del ámbito literario.
Hay muchos escritores, algunos de ellos regulares y hasta buenos, pero los verdaderamente geniales son muy pocos. Por algo será. La genialidad no se aprende, se nace con ella, de allí que cuando leemos sus biografías descubrimos que sus vidas no fueron nada simples. Fueron especiales, enriquecedoras, sobresalientes, únicas, también fuera del ámbito literario.
Lo mejor de todo es tomarse la escritura como un placer, un
disfrute reemplazable solo por la lectura. Leer mucho sin fijarse en los
detalles técnicos, solo gozar leyendo, que algo va quedando en el
subconsciente, y un poco de ese algo tal vez algún día nos hará ser escritores.
B. Miosi
Hola, Blanca.
ResponderEliminarExcelente articulo, amiga, para leerlo varias veces, y para comprender que ser escritor no es fácil.
Besos.
Hola Blanca.
ResponderEliminarMe encanta el artículo. Y de el, me quedo con el último párrafo. Hay que disfrutar leyendo, que es como mejor se aprende a escribir.
Un beso.
Totalmente de acuerdo, Blanca. Lo importante es disfrutar, leyendo o escribiendo. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Blanca,
ResponderEliminarMuy apropiada la entrada. Te dejo mi modesta aportación, para nada vinculante.
Para ser un buen escritor hay que saber escribir, controlar el propio idioma, dolegarlo, crear un estilo propio, una eficacia narrativa única e intrnansferible (Unamuno describió muy bien en su época esto que digo - y lo hizo al final de su vida). No creo que baste con tener argumentos posibles en la cabeza - todos los tenemos.
Yo creo que hay que empezar por leer... y mucho, leer a los clásicos, leer a los consagrados en toda época -cuantos más, mejor, y no sólo a los que nos gusten, también a los que nos resulten tediosos para preguntarnos por qué (eterna pregunta sin respuesta) -, leer y disfrutar de su estilo, analizar la evolución de las tendencias narrativas (que nada tiene que ver con la exigencias del mercado: invento del siglo XX), pensar en qué consistieron sus experimentos lingüísticos... reflexionar...
Goethe escribió "Fausto" a los 23 años, pero la genialidad no es ubicua (mas ¿qué cultura tenía él a esa edad?).
Muy difícilmente escribirá bien el que haya leído poco a lo largo de su vida. Además la literatura se estudia pero la escritura se desarrolla. ¿Qué autor actal tiene un mínimo de calidad narrativa, de estilo, antes de los 35-40 años? Muy difícil - aunque los hay.
Y, por último, ser modesto: Miguel Hernández y Hesíodo eran pastores de cabras antes que escritores.
Es decir: para escribir hay que estudiar.
ResponderEliminarAprovecho la apostilla para pedir disculpas por las faltas de mi comentario anterior, demasiado extenso tal vez. Los dedos sobre el teclado vuelan a estas horas de la mañana pero los ojos no les siguen a la misma velocidad (tengo la legaña pegada aún).
De nuevo, gracias por la entrada, muy necesaria, opino.
Yo creo que escribir es disfrutar, plasmar los mundos que se lleva en la cabeza, observar mucho y bien, impregnarse de música interior, afinar los sentidos. Publicar ya es otra cosa, que cada vez siento más lejana, pero no por ello dejo de disfrutar la diversidad de vidas que uno encarna al escribir.
ResponderEliminarSaludos
Ser escrito es fácil, Antony, pero ser un buen escritor cuesta lo suyo.
ResponderEliminar¡Gracias por la corrección en el título!
Besos,
Blanca
Así es, Anxana, no conozco un solo buen escritor que no haya sido un ratón de biblioteca, o haya empezado a leer desde muy joven.
ResponderEliminarBesos!
Blanca
Sergio, leer es uno de los mejores placeres de la vida, hoy en día un poco caro, pero hay muchas maneras de seguir haciéndolo sin afectar demasiado al bolsillo. De eso parecen no darse cuenta las editoriales y se siguen preguntando: ¿Por qué bajan las ventas?
ResponderEliminarBesos!
Blanca
Francisco, releyendo la entrada caigo en cuenta de que obvié colocar como lo tenía pensando desde un comienzo: "Hay muchos escritores, algunos de ellos regulares y hasta buenos, pero los verdaderamente geniales son muy pocos. Por algo será. La genialidad no se aprende, de nace con ella, de allí que cuando leemos sus biografías descubrimos que sus vidas no fueron nada simples. Fueron especiales, geniales, únicos, también fuera del ámbito literario."
ResponderEliminarGracias por tu comentario,
Besos,
Blanca
Cierto, Begoña, el placer de escribir es todo eso que dices y mucho más. Publicar es otra cosa. Pero hoy en día parece que que todo el que escribe desea hacerlo. cosas de la globalización, supongo.
ResponderEliminarBesos,
Blanca
¡Ah, Blanca! Será por eso que el cuerpo me pide leer, después de semanas provechosas pero agotadoras.
ResponderEliminarEn mi familia me dicen que soy escritor, y en broma lo acepto, pero me parece que aún estoy a años luz de eso. Más que "escritor" soy "uno al que le gusta escribir"
"Escritor" es una denominación con mayúscula, a la que yo sólo podría aspirar si me hubiera leído todos los clásicos, si estuviera al tanto de las tendencias, si dominara la gramática al 100%, si conociera la historia de la literatura desde los griegos hasta el presente... no, no puedo decir que sea Escritor, aunque a veces use la palabra para simplificar y no dar demasiadas explicaciones. Aún tengo demasiado por aprender, por vivir, por leer.
Pero, sin embargo, disfruto escribiendo. Y los que me leen, parecen disfrutar leyendo. Lo cual es un buen incentivo.
Un abrazo
Exacto, Blas, "escritor" es una palabra que siento que me queda grande, mientras tanto soy una persona que escribe, tal como dices. Y leer es la mejor manera de obtener cultura, de aprender, de profundizar nuestras ideas y pensamientos que después plasmaremos en las hojas en blanco.
ResponderEliminarGracias por tu aporte,
Blanca
Hola, Blanca. Acabo de conocer tu blog a través del enlace en Facebook de Blas Malo, y debo decir que la recomentación merece la pena.
ResponderEliminarDices en tu magnífica reflexión: "no es verdad que uno sea la octava maravilla aunque haya publicado una o más veces, que publicar es más un accidente circunstancial que otra cosa...".
Sí te hace falta un ejemplo para confirmar esta hipótesis, aquí me tienes a mí. :-)
Un abrazo, Blanca.
Buen artículo, Blanca. Muy interesante. Digamos que yo me califico como inventor de historias más que "escritor", que también noto que me queda grande. Desde luego estoy de acuerdo en que para ser un "escritor", primero hay que haber leído y mucho. Como decís, leer de todo. Y por supuesto disfrutar con la lectura y después con la escritura. Si no, apaga y vámonos, como dicen en mi pueblo.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Carlos, bienvenido a esta, tu casa. Pasé por tu blog, BANU QASI,los hijos de Casio, y realmente estoy impresionada.
ResponderEliminarMe gusta la gente a la que no se le ha subido los humos, aunque vaya por su segunda novela en una editorial de prestigio como Ediciones B.
¡Y me alegra que estos de acuerdo!
Un abrazo,
Blanca
Jecobe: Sigo con la incógnita: ¿Cómo hicieron para sentarse en esas sillas?
ResponderEliminar"Inventor de historias" es un buen nombre para alguien que escribe. Me gusta. Y me consta que lo haces bien.
Un abrazo,
Blanca
Interesante entrada, Blanca. Esto es una carrera de fondo y por supuesto, nunca se deja de aprender. Por cierto, impagables los consejos de Stephen King, un maestro.
ResponderEliminarComo bien dices, todos los que escribimos siempre hemos leido mucho. Yo reconozco que soy un lector voraz, más de 60 libros todos los años, aunque reconozco que hace tiempo que no leo ningún clásico.
Si vosotros que habéis publicado no os consideráis escritores, imagínate los que todavía no lo hemos conseguido. En mi caso yo pretendo seguir escribiendo, aprendiendo de tantos y tantos buenos libros, pero disfrutando además con la lectura. Intentar mejorar poco a poco, seguir pergeñando historias que la gente quiera leer mientras me sigo formando personal y profesionalmente en algo tan difícil de hacer bien como es la escritura. Eso sí, sin presiones de ningún tipo, sólo disfrutando de lo que hacemos.
Un abrazo y feliz semana, Blanca. Por cierto, creo que hay una gran expectación en Caracas con el partido de fútbol de mañana entre España y Venezuela.
Es lo importante, Armando, debemos disfrutar escribiendo, tanto como al principio, y dejar de pensar solo en publicar, que eso resta alegría a nuestra vida. Y somos simples principiantes, experimentamos con la escritura, no somos genios, por lo tanto, es poco factible que logremos llegar a vivir de los libros.
ResponderEliminarEntre España y Venezuela, ¡voy a los españoles, obvio! Aquí aún estamos en pañales en el fútbol. Otra cosa es si hablamos de bésibol (que por cierto también estamos bastante mal últimamente, glup)
Besos!
Blnca
Yo sólo me siento escritora cuando algún lector se acerca (o me deja un comentario) y me dice que le ha gustado mi libro. Es genial, el resto del tiempo sólo tengo dudas. Un abrazo, Blanca.
ResponderEliminarYo aún no he tenido ese placer, Felisa, el del contacto directo con mis lectores desconocidos, a los únicos que he firmado libros son a mis amistades cercanas.
ResponderEliminarJamás he hecho una presentación, pues al estar lejos de España es difícil, y aquí, mis libros no llegan. La crisis, dicen.
Tampoco me siento cómoda cuando me dicen escritora, es como si esperasen más de mí, más de lo que soy, digo.
Besos,
Blanca
Cada año, se escriben unos 7,000,000 de manuscritos en todo el mundo—cifra que crece exponencialmente—pero sólo se publican cerca de 360,000 títulos. Esto deja fuera de juego al 94% de las personas, que con gran ilusión, dedicaron meses o años a una historia.
ResponderEliminar¿Qué sucede con los títulos publicados?
Sólo el 0,09% se convierten en best-sellers mundial.
Entonces cabe preguntarse: ¿qué motiva a una persona a escribir?
«Fama, fortuna, posicionarse como experto en un área» es lo que piensa y desea la mayoría de los aspirantes a escritores.
Cuando se deja a un lado el ego y las ambiciones personales, se comprende lo que significa ser escritor: “Mensajero de Ideas.”
Yo estoy dedicado exclusivamente a la novela corta—formato más difícil de armar—y sigo tomando tutorías cada año para perfeccionar la técnica.
El escritor que domina su oficio es experto en morfosintaxis y ley estructural del vacío; estiliza la puntuación y balancea el arco emocional entre trama y tema.
Un beso,
Daniel DC
Blanca,
ResponderEliminarMuy buen artículo. Me quedo especialmente con el último párrafo. Aunque le agregaría algo más: tomarse la escritura, al menos a veces, como algo de vida o muerte, como una necesidad que brota desde las entrañas y que debe ser plasmada de la mejor manera posible.
En cuanto a sentirse o no escritor, en lo personal lo voy asumiendo. Creo que de eso se trata: de asumirlo. Pero bajando hasta la tierra el "título" escritor, al igual que podría ser el de plomero, o arquitecto, o programador de computadoras. En todos los casos, nunca se acaba de aprender, sino más bien lo contrario: siempre se está empezando, siempre hay lugar para el asombro.
Un abrazo,
Alejandro.
El camino de escribir, Blanca, es tan desesperante como mágico, tan frustrante como adictivo.
ResponderEliminarQue no decaiga.
Un abrazo.
Tus cifras son demoledoras, Daniel, sin embargo, apoya la tesis de que no todo el que escribe es escritor, por más que haya pasado meses y hasta años, trabajando en una historia.
ResponderEliminarReconozco que puede haber excepciones, se han dado casos de escritores que fueron rechazados por muchas editoriales y terminaron siendo superventas, pero son los menos.
Lo que dices es muy interesante, "mensajero de ideas" me gusta. Y me interesa lo que dices acerca de que "El escritor que domina su oficio es experto en morfosintaxis y ley estructural del vacío; estiliza la puntuación y balancea el arco emocional entre trama y tema."
Tenemos que hablar del asunto. Creo que será en la entrevista que te haré con motivo del lanzamiento de tu última novela: "El manto".
Besos!
Blanca
"...tomarse la escritura, al menos a veces, como algo de vida o muerte, como una necesidad que brota desde las entrañas y que debe ser plasmada de la mejor manera posible."
ResponderEliminarExcelente, Alejandro, si no se siente esa necesidad, si no te llena, si te sientes vacío, como si te faltase algo, si no eres capaz de dejar a un lado cualquier otra cosa que no sea escribir, entonces malamente puedes llamarte escritor. Más que un título o una profesión, escribir es una necesidad, una pasión.
Besos!
Blanca
Así es, José Antonio, es un camino largo y lleno de piedras, ¡pero cómo se goza caminando!
ResponderEliminarAbrazos,
Bueno, el libro Mientras escribo de King, es uno de los mejores talleres de escritura que existen. El otro, es la lectura.
ResponderEliminarSaludos!!
Totalmente de acuerdo, Martikka.
ResponderEliminar¡Besos!