LA HERENCIA, Javier Fernández Delgado
Año del Señor de 1583, Alonso de Cuéllar, notario de Lora del Río, un pueblo situado a orillas del Guadalquivir, recibe un encargo que cambiará su vida. El hombre más rico de Lora del Río, don Fernando Soto, marqués de Montijo, a quien el notario Cuéllar unía una gran amistad falleció después de una larga enfermedad. Dejó un testamento que repartió sus bienes entre sus cuatro hermanos: don Bartolomé, el primogénito; don Felipe, don Sebastián y doña Isabel. A su hija, doña María, le legó el título de marquesa de Montijo, el caserón, y una ingente cantidad de dinero. Los demás hermanos del marqués también recibieron su parte, pero en menor cantidad de la que habían esperado, no obstante, el testamento no finalizaba ahí. El fallecido don Fernando de Soto deja todas sus tierras de pasto para ganado a Gonzalo Guzmán, un hombre que no pertenece a la familia. Era un criado del difunto que se había marchado a las Indias hacía ya veinte años. El notario Alonso de Cuéllar recibe el encargo d...