Siempre en mi corazón
Cuando en julio del 2011 decidí publicar
algunos de mis libros en Amazon, no tenía la menor idea de lo que ocurriría con
ellos. La verdad, en aquellos días no
tenía idea acerca de lo que ocurriría con mi vida. Hacía seis meses había
perdido a mi compañero de toda la vida, treinta y ocho años no se suceden en
vano. Todavía permanecía en un limbo
inducido por el dolor de la pérdida y los meses antececedentes, en los que la
enfermedad ganó una batalla que él supo conservar a costa de voluntad y
entereza durante toda su vida.
No podía aceptar que Henry; Waldek para la
familia de Polonia y para los lectores de la novela La búsqueda, no estuviese
más a mi lado, que no fuese mi primer lector, que no me alegrase todas las
mañanas con una sonrisa porque, él era así. Tal como lo describo en la novela,
siempre alegre, optimista, servicial y ordenado. Esto último me salva ahora de
vivir en una guarida en lugar de un hogar, pues de él aprendí que aunque el
mundo se esté cayendo debemos conservar el orden, la organización y, sobre
todo: “Ser metódicos nos ayudará sobrevivir cualquier infortunio o desgracia
que nos pueda traer la vida”.
Fue así como empecé a recuperar la mía. Día
a día fue como si Waldek estuviera
mirando lo que hacía y cómo lo hacía. Y gracias a ello logré sobrevivir. Lo
confieso ahora, pues no hubiera sabido hacerlo antes, ya que no tenía
conciencia de lo que sucedía conmigo. Los primeros meses me dejé llevar por la
inercia, hice cosas que jamás hubiera hecho, como un trato con una persona que
conocí por Internet, una amiga, que no sé qué me llevó a aceptar y que de
entrada no hubiera admitido antes. Lo único bueno de esos primeros meses fue
que viajé y me sentí cobijada por viejos amigos, menos días de los que hubiera
deseado, todo por cumplir con ese extraño acuerdo.
2008, publicación de La búsqueda, primera edición. |
A mi regreso quise retomar mi vida
pero ya nada era como antes. ¿Y es que acaso un día es igual al anterior?
Cierto que no. Conocí a personas que durante esos meses tuvieron la paciencia
de soportar mis arrebatos, mis frustraciones, mis deseos de no seguir viviendo,
y puedo decir ahora que gracias a esos amigos sigo escribiendo. A uno en
especial, que algunas veces me regaña, un amigo que lo fue de Waldek y seguirá
siendo mío hasta que el destino se encargue de hacer su trabajo, como debe ser.
Pero también me fui abriendo a nuevas
posibilidades. Aquí en Venezuela conocí a mujeres valiosas, que de manera
coincidencial también enviudaron por las mismas fechas, escritoras que me
introdujeron en el ambiente intelectual al que tanto había anhelado pertenecer.
Tengo amistades en diferentes partes del mundo. Es la magia de Internet, sé que
no estoy sola, hay mucha gente que comparte mis inquietudes, y la vida se ha
encargado de juntarnos a través de esta vía, la misma por la que en este
momento estás leyendo estas líneas.
Antes solo se escribía en libros de
papel, se enviaban cartas a través del correo y un cartero las llevaba o traía
a casa. Hoy todo se resume en segundos, todo vaga en las redes, en ese algo que
sabemos que existe pero que no podemos definir con exactitud, y creo que el
mismo Dios puede enterarse de lo que estás escribiendo porque todo queda en el
espacio. Así que Henry, Waldek, Waldusiu, como decía tu madre, ya ves que llevo
una vida ordenada, organizada, todo a su hora y en el día justo, que cuando se
está solo es mejor no perderse en divagaciones, y eso lo sabías tú mejor que
nadie. Es lo que te ayudó a sobrevivir. Solo que no estabas preparado para que la
muerte en un zarpazo artero te jugase una mala pasada. Estuviste preparado para
luchar con lo tangible. Lo otro no era cosa tuya. Las enfermedades eran para
los demás. Lo he comprendido.
Donde sea que te encuentres, Waldusiu,
quiero que veas que lo estoy haciendo bien. Que estés orgulloso de mí, que
tantos años a tu lado valieron la pena, y que sigues estando en mi corazón.
Hasta pronto, mi amor.
Blanquita,
como siempre me llamabas.
Claro que lo estás haciendo muy bien, Blanca, querida amiga. Waldek te está sonriendo desde el lugar en el que estés, plenamente orgulloso de tu labor como persona y como profesional. Sigue manteniéndole durante todo el tiempo en tu corazón, porque te ayudará, ya lo verás. Te envío un besazo muy fuerte y te deseo de todo corazón que trates de pasar estas fiestas lo mejor posible, aunque en nuestro caso resulte mucho más que complicado
ResponderEliminarNo lo dudes Blanca, él, allá donde se encuentre no solo estará muy orgulloso de ti, sino que, estará sonriente y feliz leyendo estas, tus letras. Un fuerte abrazo y feliz navidad amiga mía!!!
ResponderEliminarEstá muy orgulloso, Blanca. No lo dudes ni un solo instante. Feliz Navidad, espero que el próximo año esté lleno de éxitos en tu vida. Y que siempre, siempre, sonrías.
ResponderEliminarBesos
Querida Blanca. Me ha enternecido tu escrito y te puedo asegurar que sí, que lo estás haciendo muy bien, y que me siento muy orgullosa de contar con tu amistad en este entramado de redes. Cierto que el tiempo ya no dura lo que antes, que todo es inmediato y perecedero y me gustaría que cuando falte, alguien pudiera decir de mi algo tan hermoso como lo que tú dices de tu compañero.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Blanca.
ResponderEliminarFeliz Navidad, Blanca. Te deseo todo lo mejor.
ResponderEliminarMuchísimas gracias queridos amigos, por compartir estos momentos de reflexión que de vez en cuando suelo sentir. Es inevitable. Y más en estas fechas tan cercanas al día de su partida. Un abrazo a todos y les deseo de todo corazón ¡Feliz Navidad! y que encuentren el amor que yo tuve la dicha de tener por tantos años.
ResponderEliminarBuenos días
ResponderEliminarLa entrada es preciosa, por supuesto. Siento que todo fuera en estas fechas, en las que estas cosas duelen más.
Este año es la primera vez que me falta mi padre en una Navidad, ya que se fue a principios de diciembre. Pocas ganas tengo ahora de celebrarla, pero algo habrá que cenar ese día, aunque seamos uno menos. Por eso te comprendo tan bien.
En fin...
Por cierto, creo que aún no te he agradecido, ni te he contado la alegría que me diste cuando, en una entrada acerca de los autores de Amazon, incluiste mi novela. De hecho, no lo supe hasta hará un par de meses que estuve revisando entradas antiguas de tu bitácora y lo leí.
Felices fiestas y un abrazo.
Juan.
Me sigue admirando la forma en que encaraste ese mal momento: consiguiendo darle a Waldek "una nueva vida", la que desde un libro llega a un lector y se queda para siempre. Él estaría orgulloso de este camino que empiezas a recorrer en el mundo de la letra impresa. Tu sueño.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias a todos los que leyeron y dejaron un comentario. Sé que son cosas personales, pero ¡qué puedo decir! Mi marido era un personaje de novela y lo seguirá siendo. Dejó una huella y no solo en mi corazón. Un abrazo, amigos, y otra vez: ¡Gracias!
ResponderEliminarél un personaje de novela y tú la maravilla de la pluma que lo puso en tinta para ser leído, no podía ser de otra forma...
ResponderEliminarMuchas gracias, Jayjia.
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