Entrevista a Arlette Geneve, por Blanca Miosi
Cada año más de quinientos manuscritos son presentados al Premio Planeta, uno de los más cotizados en el ámbito literario, tanto por su valor en metálico, como por el empuje que pueda dar a la carrera del escritor que resulte ganador. Este año quedó entre los diez finalistas, María Martínez (Arlette Geneve), con su novela El carcelero de Isbiliya. Indagué con curiosidad en la red y descubrí, con sorpresa, que se trata de una escritora que tiene tres novelas publicadas. La primera, Las espinas del amor, es una de las más solicitadas en la Biblioteca Provincial de Alicante, al lado de Un día de Cólera de Arturo Pérez Reverte y El código da Vinci de Dan Brown. Muchos motivos para que se despertara mi interés en conocerla, y aquí traigo una entrevista que estoy segura, será de interés para quienes están empezando a escribir. Me dirijo entonces a la ciudad de Elche, en Alicante, España.
Arlette me hace pasar al amplio salón de su casa, desde donde se puede apreciar una terraza repleta de flores. Al observar mi atención, me dirige gentilmente hacía allá, donde puedo aspirar de cerca el intenso aroma del romero, y admirar la piscina de aguas azul profundo que se destaca en el jardín.
—En un ambiente como este debe ser fácil hacer volar la imaginación —comento.
—Sí, me gusta estar rodeada de belleza, no tengo un lugar especial para escribir, suelo ir con mi portátil de un lado a otro de la casa, dependiendo de las escenas o del estado de ánimo en que me encuentre al escribir —responde ella, sonriendo.
Pasamos al salón y nos sentamos en unos sillones muy cómodos; enfrente, la chimenea encendida procura un acogedor ambiente.
—Cuéntame el camino que seguiste hasta la publicación de tu primera novela, Las espinas del amor.
—Soy una mente inquieta. Ya de niña escribía cuentos y relatos cortitos que regalaba en las ocasiones especiales a familiares y amigos. Después, en la adolescencia, le di salida a los sentimientos extremos con la poesía, que es un género que me apasiona, aunque muchos lo consideren minoritario. Y, a medida que maduraba como escritora, comencé a escribir manuscritos más largos. Quería escribir una historia en Inglaterra donde la protagonista principal, Aurora, fuese española, ¿por qué digo algo así? Porque es una necesidad para mí magnificar las excelentes cualidades que siempre nos han caracterizado como, el valor, la lealtad y el humor. En mis novelas trato de reflejar otros muchos sentimientos que, desgraciadamente, están infravalorados en nuestra sociedad actual: el amor por la familia, el interés por los amigos y el honor patriótico definido, pero respetuoso. He querido dejar constancia de este sentimiento porque algunos escritores/as, cuando mencionan a los españoles en sus novelas, lo hacen de una forma ingrata. Parcial. He tratado de contrarrestar un poco ese sentimiento anglosajón de superioridad. Rendirle un pequeño tributo a nuestra integridad y forma de ser tan especial, marcada por este sol cálido que nos moldea y afina hasta el resultado final, un español orgulloso de sus raíces y dispuesto a comerse el mundo… tema aparte es que nos lo permitan.
—Veo que es una especie de escritura reivindicativa, y creo que no sólo ocurre con los escritores españoles, sucedía también, pero al revés, con la escritura latinoamericana. Me refiero a que estaba supeditada a temas estrictamente regionalistas, en los que se hablaba de penurias, pobreza, esclavitud, pero me parece que esa visión está cambiando. Y ese primer manuscrito, ¿lo presentaste tú misma a una editorial o lo hiciste a través de un agente literario?
—Desconocía por completo cómo funcionaba el mundo editorial, pero, una amiga me animó a presentar el manuscrito a una editorial. Elegí tres al azar sin saber qué género admitían, y dos de ellas me respondieron de forma afirmativa para sorpresa mía. Finalmente elegí Via Magna porque querían publicar el manuscrito completo, algo que yo exigía. Hay que tener en cuenta, que Las espinas del amor tiene casi seiscientas páginas.
—¿Por qué escogiste un tema histórico?
—Porque me gusta escribir sobre una época que no he vivido. Me atrae el reto de meterme en la piel del protagonista, resulta adictivo. Tienes que pensar igual que en el siglo XVIII por ponerte un ejemplo, utilizar el vocabulario de esa época, vestirte con trajes que pesaban diez kilos y ser capaz de moverte sin caerte…es todo un reto.
—Ya lo creo, ¡trajes de diez kilos! ¿Cómo recopilas la información?
—Tengo dos enciclopedias en mi casa, hago uso de ellas, y por supuesto, Internet.
—¿Cuánto escribes diariamente?
—Depende de la inspiración. Hay días que escribo diez páginas, otros simplemente corrijo o busco información que necesito para una escena determinada, porque escribir por escribir no sirve.
—Tengo entendido que has publicado dos veces con la editorial Vía Magna, ¿te sientes cómoda con ellos?
—Absolutamente, mi editor, Gabriel, me da libertad para ser yo misma y para escribir lo que me gusta.
—Háblame de tu segunda novela.
—Waterfallcastle es una novela ambientada en el año 1195, trata sobre un Highlander que tiene que venir desde Escocia a Castilla para proteger a la hija de su rey, Guillermo McAtholl, ya que el príncipe Juan Plantagenet desea a la castellana muerta. Es una novela que contiene intrigas de poder. Secretos, traiciones y, por supuesto, una historia de amor.
—Suena muy interesante. Dicen que la primera novela suele ser la mejor, la segunda, es la prueba de fuego, tú ya pasaste esas pruebas y te has superado en la cuarta, El carcelero de Isbiliya, una novela que tiene como escenario Andalucía, igual que la primera, Las espinas del amor. Para haber llegado a ser finalista en el Premio Planeta, supongo que es una novela excelente, desde todo punto de vista. ¿Tienes ayuda en la corrección o edición de tus novelas?
—Cuando un manuscrito mío va a ser publicado, la propia editorial es quien se encarga de corregirlo. En mi caso particular, han sido Vía Magna y Vestales, la editorial argentina con la que he publicado la tercera novela, La última Cita. Para el Carcelero de Isbiliya, no he tenido más ayuda que la del corrector de word.
—No pretendo que cuentes toda la trama de la novela, pero explícame de qué se trata.
—La novela da comienzo con la pérdida de la fortaleza de Alarcos, que era la frontera más avanzada del reino de Castilla. En la historia he tratado de reflejar los sentimientos encontrados entre los cristianos y los musulmanes cuando luchaban por retener una tierra que creían que les pertenecía. El avance almohade casi hasta las murallas de Toledo. La división entre los diferentes reinos cristianos. Odios. Venganzas. Expiaciones…
—¿Has recibido ofertas para su publicación?
—Sí.
—¿Qué diferencia existe entre la Arlette Geneve de antes del concurso, y la de ahora?
—Antes era una mente inquieta, ahora, soy mucho más inquieta.
No puedo evitar reír ante su ocurrencia, Arlette es una mujer espontánea.
—Y a propósito, el nombre que utilizas en tus novelas es un seudónimo, muy sugerente, por cierto, ¿cuál fue el motivo fundamental por el que no usaste María Martínez?
—Arlette Geneve es el nombre de mi hija, a la que adoro. Es un enorme privilegio poder usarlo como escritora. Me siento muy orgullosa de lo que representa.
—¿Cuánto tiempo tardas en escribir una novela? ¿Y cuánto en su repaso?
—Depende del género. La novela histórica suele llevarme más tiempo que la novela contemporánea porque tengo que documentarme y buscar información. Con el Carcelero de Isbiliya he tardado un año.
—He tenido oportunidad de saborear tu literatura, una de un estilo abrasador, inconforme, y que sabe exactamente qué palabras colocar para despertar sentimientos, te leo un fragmento que traje de tu cuento Guarismo del uno, apasionante, casi depredador, diría yo:
¡Estoy enamorada! Bailo en las emociones juveniles que creía olvidadas y llenas de polvo para siempre. Mi estómago ruge impaciente y las alas de mariposa me siguen acariciando el cielo de la boca ante la espera de verlo otra vez. Tan impaciente, tan lujurioso, tan lleno de vida que me desconcierta, la duda, sospecha, temor, indecisión, desconfianza me ciegan, me anulan y sólo atino a alzar mis hombros en inquieto interrogante de ¡qué me importa!
Me da vergüenza mirarlo, sonreírle, dejar que acaricie mis pechos caídos de desidia amorosa. La mujer que hay en mí necesita el aliento que me inspira el olor de su pelo, su barba sin rasurar, los labios finos y ardientes a mis demandas. Tiene veinticinco años de magnífica potencia y me hace sentir como una asalta cunas pero, qué bonito cuando pasea su culo desnudo ante mis requerimientos lascivos maduros y tormentosos. Atrás se quedan las baldosas húmedas de sudor frío y beato. Nada puede evitar que lo mire cuando duerme en el lado caliente que dejó mi marido sin remordimiento. Sopla mis años rancios y píos que me han acompañado en el largo camino pedregoso e hiriente a los deseos más elementales.
Maneja la llave de grifa con absoluta maestría, en clara muestra de cómo maneja mis ansias escondidas en un arcón de miedos y complejos ya secos. La vida ha recomenzado para mí, como las golondrinas que regresan cuando el invierno deshiela las hojas verdes de la esperanza como un campo sembrado de ilusiones y planes.
Hoy me siento renacida, resurgida en la más completa certidumbre de que, todos los penes, no son defectuosos.
—Me costó trabajo escogerlo, pues el texto íntegro expele la misma fuerza y belleza. Me produjo la sensación de leer a Simone de Beauvoir, o a Oriana Fallaci, ambas escritoras recalcitrantes, poseedoras de estilos magistrales, no quiero decir con esto que no tengas tu propio estilo, que es indudable que lo tienes, es la manera como sabes llegar al lector.
—Ese relato en concreto lo escribí invadida por un sentido extremo de ira. Me dejaba acariciar por las palabras, les permitía aflorar a voluntad por mi piel para expresarse a su antojo, libres. Poderosas. Me sentí carne de la protagonista. Bebí sus lágrimas. Abracé su inconformismo y rabié su impotencia ante las injusticias que la golpeaban por el hecho de ser una mujer.
—Sí, fuerza es lo que se respira al leer el texto, ¿Qué piensas que debería hacer un escritor novel para llegar a publicar?
—¡¡¡No rendirse nunca!!! Tocar puertas aunque estén cerradas hoy, porque es posible que se abran mañana —afirma con vehemencia.
¿Qué consejos podrías dar a los escritores de Prosófagos, o El Recreo, algunos de ellos también muy buenos, pero que no han tenido la suerte de ser publicados?
—Voy a darles el consejo que no me dieron a mí. (Esta frase de película me encanta)
Confía siempre en tu instinto. Busca un sello editorial donde pueda encajar tu novela. Usa una carta de presentación corta pero efectiva y, si aún así, no consigues que te la publiquen, entonces, preséntala a concursos no importa que sean pequeños, medianos. Muévela, haz ruido, que te oigan.
—¿En estos momentos tienes alguna nueva novela en ciernes? ¿Cuál es tu siguiente proyecto? —El año próximo saldrán dos novelas más publicadas. Una con Vía Magna, que será histórica, y otra con Vestales, contemporánea.
—¿No es contraproducente publicar más de una novela a la vez? Me refiero al mercadeo, a la parte estrictamente práctica.
—Vestales es una editorial argentina, Vía Magna, española. Creo de todo corazón que no es contraproducente publicar dos novelas al año porque son completamente diferentes. Trato de llegar a todas las personas posibles. Tengo lectoras que me escriben hablándome de la Última cita, contándome sus opiniones, si hubiese sido histórica no la hubiesen leído, curioso ¿verdad? Y con las Espinas, igual. Son lectores que nunca hubiesen leído contemporánea. Por ese motivo creo que es imprescindible para un autor que sea capaz de moverse en todos los géneros y épocas.
—¿Se pueden conseguir tus novelas de la Editorial Vestales en España?
—Afortunadamente, Vestales trae los libros a España. Se pueden conseguir en las grandes superficies como el Corte Inglés, Casa del Libro, Heartmaker.
—María, o ¿Arlette? Ha sido un verdadero placer conversar contigo, te agradezco que me hayas abierto las puertas de tu preciosa casa. ¿Quisieras decir algunas palabras a las personas que a partir de esta entrevista te conocerán mejor, y posiblemente sean tus futuros lectores?
—Que me escriban y me cuenten qué les parecen mis historias. Que me ayuden con sus opiniones objetivas sobre los aspectos en los que puedo mejorar y crecer como escritora. Que nunca olviden que escribo para ellos y por ellos.
Arlette me acompaña a la salida, mientras escucho el trinar de dos pájaros que parecen despedirse de mí. Una gata birmana pasea por el teclado del piano y luego se acuesta sobre él, mirándome, atrevida. Nos reímos de su descaro, y luego de un beso cariñoso, mi mano ya acostumbrada al gesto de retirada me regresa a la pantalla.
Para saber más de Arlette Geneve o para comunicarse con ella:
http://arlettegeneve.es/
E-mail: arlettegeneve@hotmail.com
Arlette me hace pasar al amplio salón de su casa, desde donde se puede apreciar una terraza repleta de flores. Al observar mi atención, me dirige gentilmente hacía allá, donde puedo aspirar de cerca el intenso aroma del romero, y admirar la piscina de aguas azul profundo que se destaca en el jardín.
—En un ambiente como este debe ser fácil hacer volar la imaginación —comento.
—Sí, me gusta estar rodeada de belleza, no tengo un lugar especial para escribir, suelo ir con mi portátil de un lado a otro de la casa, dependiendo de las escenas o del estado de ánimo en que me encuentre al escribir —responde ella, sonriendo.
Pasamos al salón y nos sentamos en unos sillones muy cómodos; enfrente, la chimenea encendida procura un acogedor ambiente.
—Cuéntame el camino que seguiste hasta la publicación de tu primera novela, Las espinas del amor.
—Soy una mente inquieta. Ya de niña escribía cuentos y relatos cortitos que regalaba en las ocasiones especiales a familiares y amigos. Después, en la adolescencia, le di salida a los sentimientos extremos con la poesía, que es un género que me apasiona, aunque muchos lo consideren minoritario. Y, a medida que maduraba como escritora, comencé a escribir manuscritos más largos. Quería escribir una historia en Inglaterra donde la protagonista principal, Aurora, fuese española, ¿por qué digo algo así? Porque es una necesidad para mí magnificar las excelentes cualidades que siempre nos han caracterizado como, el valor, la lealtad y el humor. En mis novelas trato de reflejar otros muchos sentimientos que, desgraciadamente, están infravalorados en nuestra sociedad actual: el amor por la familia, el interés por los amigos y el honor patriótico definido, pero respetuoso. He querido dejar constancia de este sentimiento porque algunos escritores/as, cuando mencionan a los españoles en sus novelas, lo hacen de una forma ingrata. Parcial. He tratado de contrarrestar un poco ese sentimiento anglosajón de superioridad. Rendirle un pequeño tributo a nuestra integridad y forma de ser tan especial, marcada por este sol cálido que nos moldea y afina hasta el resultado final, un español orgulloso de sus raíces y dispuesto a comerse el mundo… tema aparte es que nos lo permitan.
—Veo que es una especie de escritura reivindicativa, y creo que no sólo ocurre con los escritores españoles, sucedía también, pero al revés, con la escritura latinoamericana. Me refiero a que estaba supeditada a temas estrictamente regionalistas, en los que se hablaba de penurias, pobreza, esclavitud, pero me parece que esa visión está cambiando. Y ese primer manuscrito, ¿lo presentaste tú misma a una editorial o lo hiciste a través de un agente literario?
—Desconocía por completo cómo funcionaba el mundo editorial, pero, una amiga me animó a presentar el manuscrito a una editorial. Elegí tres al azar sin saber qué género admitían, y dos de ellas me respondieron de forma afirmativa para sorpresa mía. Finalmente elegí Via Magna porque querían publicar el manuscrito completo, algo que yo exigía. Hay que tener en cuenta, que Las espinas del amor tiene casi seiscientas páginas.
—¿Por qué escogiste un tema histórico?
—Porque me gusta escribir sobre una época que no he vivido. Me atrae el reto de meterme en la piel del protagonista, resulta adictivo. Tienes que pensar igual que en el siglo XVIII por ponerte un ejemplo, utilizar el vocabulario de esa época, vestirte con trajes que pesaban diez kilos y ser capaz de moverte sin caerte…es todo un reto.
—Ya lo creo, ¡trajes de diez kilos! ¿Cómo recopilas la información?
—Tengo dos enciclopedias en mi casa, hago uso de ellas, y por supuesto, Internet.
—¿Cuánto escribes diariamente?
—Depende de la inspiración. Hay días que escribo diez páginas, otros simplemente corrijo o busco información que necesito para una escena determinada, porque escribir por escribir no sirve.
—Tengo entendido que has publicado dos veces con la editorial Vía Magna, ¿te sientes cómoda con ellos?
—Absolutamente, mi editor, Gabriel, me da libertad para ser yo misma y para escribir lo que me gusta.
—Háblame de tu segunda novela.
—Waterfallcastle es una novela ambientada en el año 1195, trata sobre un Highlander que tiene que venir desde Escocia a Castilla para proteger a la hija de su rey, Guillermo McAtholl, ya que el príncipe Juan Plantagenet desea a la castellana muerta. Es una novela que contiene intrigas de poder. Secretos, traiciones y, por supuesto, una historia de amor.
—Suena muy interesante. Dicen que la primera novela suele ser la mejor, la segunda, es la prueba de fuego, tú ya pasaste esas pruebas y te has superado en la cuarta, El carcelero de Isbiliya, una novela que tiene como escenario Andalucía, igual que la primera, Las espinas del amor. Para haber llegado a ser finalista en el Premio Planeta, supongo que es una novela excelente, desde todo punto de vista. ¿Tienes ayuda en la corrección o edición de tus novelas?
—Cuando un manuscrito mío va a ser publicado, la propia editorial es quien se encarga de corregirlo. En mi caso particular, han sido Vía Magna y Vestales, la editorial argentina con la que he publicado la tercera novela, La última Cita. Para el Carcelero de Isbiliya, no he tenido más ayuda que la del corrector de word.
—No pretendo que cuentes toda la trama de la novela, pero explícame de qué se trata.
—La novela da comienzo con la pérdida de la fortaleza de Alarcos, que era la frontera más avanzada del reino de Castilla. En la historia he tratado de reflejar los sentimientos encontrados entre los cristianos y los musulmanes cuando luchaban por retener una tierra que creían que les pertenecía. El avance almohade casi hasta las murallas de Toledo. La división entre los diferentes reinos cristianos. Odios. Venganzas. Expiaciones…
—¿Has recibido ofertas para su publicación?
—Sí.
—¿Qué diferencia existe entre la Arlette Geneve de antes del concurso, y la de ahora?
—Antes era una mente inquieta, ahora, soy mucho más inquieta.
No puedo evitar reír ante su ocurrencia, Arlette es una mujer espontánea.
—Y a propósito, el nombre que utilizas en tus novelas es un seudónimo, muy sugerente, por cierto, ¿cuál fue el motivo fundamental por el que no usaste María Martínez?
—Arlette Geneve es el nombre de mi hija, a la que adoro. Es un enorme privilegio poder usarlo como escritora. Me siento muy orgullosa de lo que representa.
—¿Cuánto tiempo tardas en escribir una novela? ¿Y cuánto en su repaso?
—Depende del género. La novela histórica suele llevarme más tiempo que la novela contemporánea porque tengo que documentarme y buscar información. Con el Carcelero de Isbiliya he tardado un año.
—He tenido oportunidad de saborear tu literatura, una de un estilo abrasador, inconforme, y que sabe exactamente qué palabras colocar para despertar sentimientos, te leo un fragmento que traje de tu cuento Guarismo del uno, apasionante, casi depredador, diría yo:
¡Estoy enamorada! Bailo en las emociones juveniles que creía olvidadas y llenas de polvo para siempre. Mi estómago ruge impaciente y las alas de mariposa me siguen acariciando el cielo de la boca ante la espera de verlo otra vez. Tan impaciente, tan lujurioso, tan lleno de vida que me desconcierta, la duda, sospecha, temor, indecisión, desconfianza me ciegan, me anulan y sólo atino a alzar mis hombros en inquieto interrogante de ¡qué me importa!
Me da vergüenza mirarlo, sonreírle, dejar que acaricie mis pechos caídos de desidia amorosa. La mujer que hay en mí necesita el aliento que me inspira el olor de su pelo, su barba sin rasurar, los labios finos y ardientes a mis demandas. Tiene veinticinco años de magnífica potencia y me hace sentir como una asalta cunas pero, qué bonito cuando pasea su culo desnudo ante mis requerimientos lascivos maduros y tormentosos. Atrás se quedan las baldosas húmedas de sudor frío y beato. Nada puede evitar que lo mire cuando duerme en el lado caliente que dejó mi marido sin remordimiento. Sopla mis años rancios y píos que me han acompañado en el largo camino pedregoso e hiriente a los deseos más elementales.
Maneja la llave de grifa con absoluta maestría, en clara muestra de cómo maneja mis ansias escondidas en un arcón de miedos y complejos ya secos. La vida ha recomenzado para mí, como las golondrinas que regresan cuando el invierno deshiela las hojas verdes de la esperanza como un campo sembrado de ilusiones y planes.
Hoy me siento renacida, resurgida en la más completa certidumbre de que, todos los penes, no son defectuosos.
—Me costó trabajo escogerlo, pues el texto íntegro expele la misma fuerza y belleza. Me produjo la sensación de leer a Simone de Beauvoir, o a Oriana Fallaci, ambas escritoras recalcitrantes, poseedoras de estilos magistrales, no quiero decir con esto que no tengas tu propio estilo, que es indudable que lo tienes, es la manera como sabes llegar al lector.
—Ese relato en concreto lo escribí invadida por un sentido extremo de ira. Me dejaba acariciar por las palabras, les permitía aflorar a voluntad por mi piel para expresarse a su antojo, libres. Poderosas. Me sentí carne de la protagonista. Bebí sus lágrimas. Abracé su inconformismo y rabié su impotencia ante las injusticias que la golpeaban por el hecho de ser una mujer.
—Sí, fuerza es lo que se respira al leer el texto, ¿Qué piensas que debería hacer un escritor novel para llegar a publicar?
—¡¡¡No rendirse nunca!!! Tocar puertas aunque estén cerradas hoy, porque es posible que se abran mañana —afirma con vehemencia.
¿Qué consejos podrías dar a los escritores de Prosófagos, o El Recreo, algunos de ellos también muy buenos, pero que no han tenido la suerte de ser publicados?
—Voy a darles el consejo que no me dieron a mí. (Esta frase de película me encanta)
Confía siempre en tu instinto. Busca un sello editorial donde pueda encajar tu novela. Usa una carta de presentación corta pero efectiva y, si aún así, no consigues que te la publiquen, entonces, preséntala a concursos no importa que sean pequeños, medianos. Muévela, haz ruido, que te oigan.
—¿En estos momentos tienes alguna nueva novela en ciernes? ¿Cuál es tu siguiente proyecto? —El año próximo saldrán dos novelas más publicadas. Una con Vía Magna, que será histórica, y otra con Vestales, contemporánea.
—¿No es contraproducente publicar más de una novela a la vez? Me refiero al mercadeo, a la parte estrictamente práctica.
—Vestales es una editorial argentina, Vía Magna, española. Creo de todo corazón que no es contraproducente publicar dos novelas al año porque son completamente diferentes. Trato de llegar a todas las personas posibles. Tengo lectoras que me escriben hablándome de la Última cita, contándome sus opiniones, si hubiese sido histórica no la hubiesen leído, curioso ¿verdad? Y con las Espinas, igual. Son lectores que nunca hubiesen leído contemporánea. Por ese motivo creo que es imprescindible para un autor que sea capaz de moverse en todos los géneros y épocas.
—¿Se pueden conseguir tus novelas de la Editorial Vestales en España?
—Afortunadamente, Vestales trae los libros a España. Se pueden conseguir en las grandes superficies como el Corte Inglés, Casa del Libro, Heartmaker.
—María, o ¿Arlette? Ha sido un verdadero placer conversar contigo, te agradezco que me hayas abierto las puertas de tu preciosa casa. ¿Quisieras decir algunas palabras a las personas que a partir de esta entrevista te conocerán mejor, y posiblemente sean tus futuros lectores?
—Que me escriban y me cuenten qué les parecen mis historias. Que me ayuden con sus opiniones objetivas sobre los aspectos en los que puedo mejorar y crecer como escritora. Que nunca olviden que escribo para ellos y por ellos.
Arlette me acompaña a la salida, mientras escucho el trinar de dos pájaros que parecen despedirse de mí. Una gata birmana pasea por el teclado del piano y luego se acuesta sobre él, mirándome, atrevida. Nos reímos de su descaro, y luego de un beso cariñoso, mi mano ya acostumbrada al gesto de retirada me regresa a la pantalla.
Para saber más de Arlette Geneve o para comunicarse con ella:
http://arlettegeneve.es/
E-mail: arlettegeneve@hotmail.com
siempre me sorprendes y me das ideas, ahora Blanca, con esta entrevista tan estupenda y por la que te felicito, me has dado ideas no solo para seguir adelante, si no para buscar editorial y presentarla aún con más convicción.
ResponderEliminarEs un lujo pasarse por tu blog y te lo digo de verdad.
Gracias de nuevo
Blanca, aleccionadora, agil y certera tu entrevista. Gracias.
ResponderEliminarFelicitaciones por tu pesquiza.
Un abrazo fuerte.
Sergio Astorga
Blanca, ha sido un placer colaborar contigo en la entrevista.
ResponderEliminarEs amena, divertida, como el rato que pasamos juntos de forma cibernética.
Un beso enorme y.... nos seguimos leyendo.
Blanca, una entrevista muy interesante, como todas las que tú haces; sabiendo saciar la curiosidad del lector-escritor con el tipo de preguntas que hariamos cualquiera de nosotros.
ResponderEliminarUn beso.
Blanca, veo que has incursionado de lleno, y de excelente forma, en el mundo de las entrevistas. Es grato conocer a diferentes autores que para muchos de nosotros son desconocidos.
ResponderEliminarMe gustó especialmente el sentido que Arlette le da a sus novelas históricas. Pocas razas han sido tan creativas, osadas y valientes, tanto en la guerra como en el arte, como la española. Lo español trasciende cualquier regionalismo.
Le diste un encanto especial a la entrevista.
Felicidades,
Agustín
Curiosamente Arlette y yo somos paisanas pero no nos conocemos. Siempre le he seguido la pista, puesto que es emocionante saber de los triunfos de una persona con tus mismos sueños y que además vive en tu misma ciudad. Supe por la prensa de su condición de finalista del Planeta y me alegré muchísimo. No he leído todavía nada suyo, pero el fragmento que nos traes aquí es espléndido, literatura con pedigrí. Te agradezco, Blanca, esta entrevista, llena de humanidad, deseos y sueños. Y desde aquí permíteme felicitar a Arlette por sus éxitos. Le deseo muchos más.
ResponderEliminarUn abrazo a ambas.
Una magnífica entrevista, de nuevo. Muchas gracias por compartirla con nosotros y mostrarnos aquellos autores desconocidos, al menos para mí. Siempre es un placer pasearme entre las letras de tu blog. Besos. Ah... y Feliz Año!!
ResponderEliminarArwen: Gracias a ti, pequeña amiga, por ser tan fiel seguidora de este rincón. Coincido contigo en que Arlette es una mujer optimista y que sus ideas son inspiradoras.
ResponderEliminarBesos!
Blanca
Sergio: Muchas gracias por pasar y leer la entrevista, sabes que esta es tu casa.
ResponderEliminarUn abrazo,
Arlette!! ¡Qué sorpresa tan agradable tenerte por aquí! Para mí también fue un verdadero placer haberte conocido y pasar un ratito en tu compañía, que es pero se convierta en tiempo indefinido.
ResponderEliminarMuchas gracias por dejar tu mensaje!
Besos,
Blanca
Lola de mi corazón: tengo de quién aprender :) sólo sigo tus pasos.
ResponderEliminarMuchas gracias y muchos besos,
Blanca
Querido Venator: ¿Verdad que lo de Arlette es algo serio? Las novelas históricas me fascinan, estoy de acuerdo con lo que dices,
ResponderEliminarDeseémosle muchísimo éxito, pues se lo merece,
Besos,
Blanca
Maribel, el correo de Arlette figura al final de la entrevista, ella es una persona amigable y sencilla, creo que le encantará saber que te gustó el fragmento, y quién sabe, terminen conociéndose personalmente!
ResponderEliminarMuchas gracias por pasar, Maribe,
Besos!
Blanca
Grcias a ti, Sergio, estoy encantada de que te gusten mis entrevistas,
ResponderEliminarUn beso,
Blanca
Cómo he disfrutado leyendo estos mensajes.
ResponderEliminarUn beso Blanca.
Buenas Blanca. Es la primera vez que entro en tu blog, y espero a partir de ahora hacerlo más a menudo. Soy miembro de Sevilla Escribe, donde creo recordar que tienes algún que otro amigo(Ángel palabras). Tenía ganas de conocer más un poco tu mundo, y esta entrevista me ha absorbido hasta el final. Un saludo.
ResponderEliminarArlette, lo mismo digo. Nuestros visitantes son estupendos.
ResponderEliminarUn beso
Ciudadadno 88, bienvenido seas a mi mundo, me satisface enormemente que digas que la entrevista te ha absorbido hasta el final. Es lo ideal, lo que desea uno,
ResponderEliminarMuchas gracias por visitarme, hare un recorrido por tus lares!
Un saludo
enhorabuena Blanca.
ResponderEliminarmagistral la entrevista y las enseñanzas de María.
un abrazo.
Así es Mamen, María nos deja muy buenos consejos y sitios a los que acudir.
ResponderEliminarGracias por pasar, linda,
un besote!
Blanca