JOHN GRISHAM, un escritor incansable
Hace unos días leí un pequeño comentario en el blog de Blanca Rosa Roca, (Editorial Roca) acerca de John Grisham, el famoso novelista norteamericano creador de una veintena de best sellers. Ella contaba que había leído una entrevista en la que le preguntaban qué sentía él por el desprecio que algunos críticos y escritores «literarios» o «serios» sentían hacia su obra y que su respuesta le había encantado. Busqué la entrevista publicada por el diario El País de Madrid, y me di un tremendo banquete. La respuesta de Grisham:
Ya le he dicho que no presto atención a lo que dicen los críticos, ésa es una batalla que gané hace mucho. Sé que no me tratan demasiado bien, cosa que antes me molestaba, pero ahora ya no. Me imagino que habrá muchos escritores que no consiguen publicar o que venden muy poco que se sienten amargados y no pueden soportar que haya escritores que venden a mansalva, pero en todo caso no tengo trato con ellos. Ni los conozco ni los voy a conocer nunca. Lo único que me importa es que mi próximo libro sea el mejor que he escrito jamás. Me debo a mi público. Mi única preocupación es satisfacer a mis lectores. Lo demás da exactamente igual.
Estoy de acuerdo con él. No todos los escritores se atreverían a afirmar algo así. Existe una especie de compulsión, especialmente en los escritores noveles, de hacer obras experimentales, emulando a algunos genios de la literatura. Muchos suelen decir que escriben para ellos, que jamás se rebajarían a escribir obras catalogadas como «comerciales». Pienso en lo personal que los escritores nos debemos antes que nada a los lectores, pues es a ellos a quienes va dirigido todo lo que escribimos, no concibo a un autor escribiendo para sí mismo. A veces se juntan ambos ingredientes: una historia extraordinaria y un estilo calificado como «literario». Lo entrecomillo para resaltar que no me refiero al estilo literario con el que solemos pulir nuestros escritos, sino a ese toque maestro que los ávidos de la literatura seria encuentran en algunos autores, a los que llegan a convertirlos en genios y modelos a seguir. Por supuesto que cada cierto tiempo emerge un innovador, como en el caso del creador del realismo mágico, Gabriel García Márquez, que aunque no es propiamente el creador del género, es uno de los mejores o por lo menos el más conocido por su novela Cien años de soledad, aunque tiene otras en la misma línea como El otoño del patriarca y Crónica de una muerte anunciada, escritas posteriormente.
Para no alejarme de la entrevista Grisham copio una pregunta del entrevistador que yo misma le hubiera hecho de haber tenido la oportunidad:
De todos modos, los ‘best sellers’ no dejan de ser un misterio cuya lógica escapa incluso a las leyes del mercado. Son muchas las grandes operaciones comerciales que desembocan en fracaso. Por otra parte, no escribe un ‘best seller’ quien quiere, sino quien puede. A veces, ni siquiera el propio autor es capaz de explicar en qué consiste. ¿Cuál es su opinión? ¿Hay una fórmula mágica?
Y aquí la respuesta:
No puedo hablar en general. Lo que puedo hacer es tratar de explicar mi caso. Se da toda una mezcla de factores. En primer lugar, para que un libro llegue a ser un best seller es indispensable que tenga suspense. Si el autor sabe manejar con destreza el elemento de suspense, las posibilidades de que el libro se venda bien son muy elevadas. El suspense es algo que engancha a todo el mundo. A todos nos encanta ver una buena película de suspense, leer un libro que te mantiene en vilo. En segundo lugar, en la historia tiene que haber un héroe o una heroína que se ganen inmediatamente las simpatías del lector. Una vez que se han identificado con él, hay que hacer que el protagonista se meta en una situación difícil, convertirlo en víctima de alguna traición, quizá poner su vida en peligro, para al final rescatarlo de las dificultades. Ésos son los ingredientes básicos del género de suspense. Luego están las marcas de identidad de cada autor; en mi caso, un buen conocimiento del mundo de la ley. En nuestra sociedad, en nuestra cultura, hay un apetito insaciable por las historias con un trasfondo legal. El mundo de la ley es algo que fascina a todo el mundo. A todo el mundo le encantan los juicios, los procesos legales, los tribunales y jurados que tratan de dirimir un asesinato; todo eso es parte de nuestro ADN. En resumidas cuentas, que la combinación de un buen suspense con un marco legal es formidable. En mi caso hay un tercer elemento, que no se da en todos los escritores, y es que mis libros son limpios, no hay nada escabroso ni moralmente objetable en ellos. Si un lector de 50 años lee una novela mía, sabe que se la puede recomendar indistintamente a su hija de 15 años o a su madre de 80, porque tiene la seguridad de que no hay nada moralmente reprobable en el libro. La clave de la fidelidad que me profesan muchos lectores es esa cualidad, que no es tan frecuente como parece. Hay una sobreabundancia de libros turbios y escabrosos.
Interesante, ¿verdad? Dejo el enlace para quien desee leer la entrevista completa: Aquí
Ya le he dicho que no presto atención a lo que dicen los críticos, ésa es una batalla que gané hace mucho. Sé que no me tratan demasiado bien, cosa que antes me molestaba, pero ahora ya no. Me imagino que habrá muchos escritores que no consiguen publicar o que venden muy poco que se sienten amargados y no pueden soportar que haya escritores que venden a mansalva, pero en todo caso no tengo trato con ellos. Ni los conozco ni los voy a conocer nunca. Lo único que me importa es que mi próximo libro sea el mejor que he escrito jamás. Me debo a mi público. Mi única preocupación es satisfacer a mis lectores. Lo demás da exactamente igual.
El realismo mágico tiene sus inicios en tiempos tan lejanos como 1532, con François Rabelais, un escritor francés, ex-monje franciscano que escribió Pantagruel. Trata de la vida de un gigante dotado de una fuerza increíble y de un apetito voraz. Tres años más tarde escribió La vida inestimable del gran Gargantúa; la historia del padre de Pantagruel, ambos libros publicados bajo el seudónimo de Alconfibras Nasier, y tuvieron gran éxito pero fueron condenados por La Sorbona por heréticos y obscenos. Los académicos no estaban tan preparados para el realismo mágico como los lectores. Lo contrario de lo que sucede ahora, cuando son los académicos los que indican cuáles libros son valiosos y cuáles no. Pero siempre son los lectores los que marcan la diferencia.
Para no alejarme de la entrevista Grisham copio una pregunta del entrevistador que yo misma le hubiera hecho de haber tenido la oportunidad:
De todos modos, los ‘best sellers’ no dejan de ser un misterio cuya lógica escapa incluso a las leyes del mercado. Son muchas las grandes operaciones comerciales que desembocan en fracaso. Por otra parte, no escribe un ‘best seller’ quien quiere, sino quien puede. A veces, ni siquiera el propio autor es capaz de explicar en qué consiste. ¿Cuál es su opinión? ¿Hay una fórmula mágica?
Y aquí la respuesta:
No puedo hablar en general. Lo que puedo hacer es tratar de explicar mi caso. Se da toda una mezcla de factores. En primer lugar, para que un libro llegue a ser un best seller es indispensable que tenga suspense. Si el autor sabe manejar con destreza el elemento de suspense, las posibilidades de que el libro se venda bien son muy elevadas. El suspense es algo que engancha a todo el mundo. A todos nos encanta ver una buena película de suspense, leer un libro que te mantiene en vilo. En segundo lugar, en la historia tiene que haber un héroe o una heroína que se ganen inmediatamente las simpatías del lector. Una vez que se han identificado con él, hay que hacer que el protagonista se meta en una situación difícil, convertirlo en víctima de alguna traición, quizá poner su vida en peligro, para al final rescatarlo de las dificultades. Ésos son los ingredientes básicos del género de suspense. Luego están las marcas de identidad de cada autor; en mi caso, un buen conocimiento del mundo de la ley. En nuestra sociedad, en nuestra cultura, hay un apetito insaciable por las historias con un trasfondo legal. El mundo de la ley es algo que fascina a todo el mundo. A todo el mundo le encantan los juicios, los procesos legales, los tribunales y jurados que tratan de dirimir un asesinato; todo eso es parte de nuestro ADN. En resumidas cuentas, que la combinación de un buen suspense con un marco legal es formidable. En mi caso hay un tercer elemento, que no se da en todos los escritores, y es que mis libros son limpios, no hay nada escabroso ni moralmente objetable en ellos. Si un lector de 50 años lee una novela mía, sabe que se la puede recomendar indistintamente a su hija de 15 años o a su madre de 80, porque tiene la seguridad de que no hay nada moralmente reprobable en el libro. La clave de la fidelidad que me profesan muchos lectores es esa cualidad, que no es tan frecuente como parece. Hay una sobreabundancia de libros turbios y escabrosos.
Es curioso que no todos tengamos la misma percepción de calidad. La obra de Grisham que lo llevó a la fama fue "La tapadera", "The firm", en inglés. Es la que menos me gustó. Sin embargo tengo un recuerdo imborrable de El cliente.
Y doy gracias a la Enciclopedia Encarta por los datos de François Rabelais, ¿qué haría yo sin Encarta? La recomiendo ampliamente para los que escriban y busquen datos fidedignos, sin despotricar de Internet o Wikipedia, sitios de donde se debe sacar la información con pinzas, pues como sabemos, la red está repleta de datos de todo tipo.
Blanca Miosi
Me encanta. Si bien no he leído nada suyo, creo que las respuestas son realmente adecuadas...porque sí he oído muchas críticas contra él y me gusta cómo las rebate
ResponderEliminarGracias por compartirlo Blanca
Hola Dieguito, muchas gracias por visitarme, John Grisham, como algunos escritores exitosos siempre levantarán polémica.
ResponderEliminarUn gusto que pases por aquí.
Besos
Hola,Blanca!: ¡acabas de convertirte en mi nueva lectora ídola! No te riges por los facilismos de la moda en cuestión de opiniones, y eso me parece muy meritorio. Además, claro, yo soy una fan total TOTAL de John Grisham. Me he leído todo de él y espero cada año su nueva novela. Empecé leyendo "El socio" y no paré. Rescato de él la solvencia y grado de eficacia conque combina "bestesellerismo" con un estilo inquisitivo acerca de la naturaleza humana (y del factor humano)de modo sutil pero contundente, enmarcado en un estilo sobrio y renuente a recursos facilistas. En cada párrafo, en cada capítulo, hay alguna frase que te sacude y lo saca de la vidriera genérica. (Aunque yo creo que de todo se aprende) La novela que más me impactó es "La Hermandad". Si no la leíste, te la recomiendo. No sólo por la calidad literaria, sino por la temática abordada. Tal vez, por eso mismo, hoy es un libro inhallable. Y no te cuento más, porque no tendría sentido recomendártelo.
ResponderEliminarFíjate, leía el reportaje y es tal cual: sus novelas puede leerlas cualquiera; no se recrean en recursos pueriles.
Bueno, uff, qué lata te he dado.
Te dejo un gran abrazo.
Hola, Blanca!!!:
ResponderEliminarTraes un tema a colación de lo más interesante, y en particular, para los escritores noveles como yo, tan propensos a debatirnos internamente sobre los Best Sellers. De principio, habría que decir que no porque un libro sea muy vendido, es malo, como creen muchos rencorosos intelectuales que han fracasado con sus "inovadoras" pero aburridas creaciones. Y que, no por querer romper esquemas, se hace arte en realidad. Me parece una posición infantil típica de los aspirantes a "niño terrible" (habría que decirles, que Rimbaud, sólo hubo uno, y hace mucho tiempo).
Concuerdo con muchísimo de lo expresado, más que por el propio Grisham, por tus reflexiones en torno. Te doy toda la razón cuando nos hablas de las obras experimentales, que tanto empujan al novel a una vanidad desmedida, y que muchas veces, por no ser más que producto de un ego mal conducido, están privadas de cualquier placer para el resto de los lectores. Siempre he estado en contra del querer inovar por inovar, y más aún del tipo de literatura cuya única finalidad es convertir a la lectura en un ejercicio de la elite.
Sobre García Márquez, a pesar de que me gusta su obra magna, siempre he tenido un poco de reserva. Voy de acuerdo conque su aporte fue, para la época en le que tocó vivir, todo un acierto digno de pasar a los anales de la historia literaria. No obstante, gracias a él (y a veces por su culpa), nos han llovido desde entonces muchos escritores que pretenden emularlo en todos los sentidos, de manera que la literatura latinoamericana ha caído en un cliché pseudomágico ante la perspectiva de los lectores europeos, que, por supuesto, la hallan encantadora, no sé si por exótica, idealista o mentirosa. Por mi parte, he preferido siempre los libros de reflexión histórica, sean Best Sellers o no. Por ejemplo, recuerdo que el libro que me ha conmovido más en la vida, no era de un autor reconocido, y acaso su nivel literario no es lo que los críticos llamarían "bueno" pero (y quizá por ello) destilaba una enorme humanidad.
La referencia que haces a Gargantúa y Pantagruel me parece de lo más fabulosa. Siempre había sabido de su existencia, por los garabados de Doré, pero ahora me queda claro exactamente de qué va ese libro. ¡Me encanta aprender cosas nuevas! (aunque el aprendizaje es un ejercicio diario, jeje).
Me agrada de la posición de Grisham respecto a la crítica. No me agrada, sin embargo, su posición moral. Cuestión de perspectivas. Me parece un tanto acomodaticia, y si bien es cierto que siempre hay que escribir para los demás (porque si no ¿para qué escribimos? Escribir es ante todo, comunicar) tampoco debería el escritor acomodar su literatura de manera que no se ofendan los lectores. Si posee cierta posición moral, acorde o no con la de la sociedad en la que se encuentra, debería adquirir compromiso antes que nadie, consigo mismo.
Jajajaja... pero quién sabe. Tengo tan poca experiencia en esto, y es tanta mi juventud, que estoy cierto que con el tiempo, mis ideas serán distintas.
Gracias por el artículo, y sobre todo, por tus reflexiones. Son, ante todo, un diálogo con tus lectores.
Un abrazo. Nos leemos.
Laocoonte.
P.S. ¡Y sí! ¿Qué haríamos sin la Encarta?
Justamente es lo que me encanta de Grisham, Turkesa, que junto a una narrativa estupenda, es un hombre que sabe describir los sentimientos, lo sabe muy bien. Es lo que me encantó de El cliente. Se mete en el alma del niño y ese niño no piensa como un niñito más, sabemos que es un niño pero lo admiramos porque es un pequeño hombrecito, que toma decisiones. Qué sorpresa agradable que hayas leído el post, y justo sea del autor que tanto te gusta. Buscaré La hermandad, supongo que aquí la conseguiré, llamaré a Ediciones B que es la editorial que tiene muchas de sus obras.
ResponderEliminarY no das ninguna lata, me encanta.
Besos,
Blanca
Cuánta razón traes, Lao, hay un cuestionamiento inicial para todos los escritores que son best sellers, ya sin mencionar al tan discutido Dan Brown, que muchos temen decir que les gusta por no pasar por malos escritores. A mí sí me gusta, y no tengo miedo de decirlo. Creo que escribió un libro estupendo, que a nadie se le había ocurrido, y si tiene algunas fallas históricas, pues veamos cuántos otros libros las tienen!, lo cierto es que él no escribió una novela histórica, es un escritor de ficción, que sin embargo enseña mucho en su novela, es bastante más didáctica que muchas que pululan por ahí.
ResponderEliminarJohn Grisham es admirable por la calidad de sus temas, y por la profundidad de sus conocimientos aplicados al mundo de la novelística, hace bien en no ocuparse de los que lo detractan, pues no gana nada con eso. Claro, él ve en la escritura una profesión más, de la cual vive y gana dinero que es básicamente lo que hace alguien que trabaja, y lo dice claramente, tal vez sea por ello que se acomoda al gusto de lo que piensa son las preferencias de sus lectores, una fórmula que le ha dado buen resultado.
Vázquez Figueroa también es un escritor encomiable, sus múltiples obras sin embargo no todas tocan el mismo tema, como es el caso de Grisham, su imaginación no tiene límites. Estoy leyendo Coltan y te digo, Lao, que es impresionante. Mucho para aprender, los diálogos son estupendos, y sabe manejar ese suspense que es tan necesario en toda buena obra.
Fue un gustazo que pasaras por aquí, espero verte más seguido!
Besos, amiguito,
Blanca
Lo que más puede uno envidiar de él es su vida dedicada por entero a lo que escribe. Un sueño dorado solo al alcance de unos pocos afortunados.
ResponderEliminarPor lo demás, estoy de acuerdo con lo que dices: lo importante es la relación escritor-lector... por eso nos encantan, nos enganchan, nos seducen tanto los blogs.
Un abrazo!
Vivir de la escritura es el sueño de muchos, pero la realidad de muy pocos, Vitolink, aun los escritores que en la actualidad son considerados unos genios, en su momento tuvieron que trabajar en cualquier oficio para poder vivir.
ResponderEliminarA mí me encantaría dejar de trabajar y dedicarme sólo a escribir, pero por otro lado, pienso que tal vez eso me corte la inspiración. Me he acostumbrado a escribir robando tiempo a otros menesteres, y me ha pasado que en los días libres es cuando menos avanzo en la novela que esté escribiendo en ese momento. ¿Raro, no?
Otro abrazo para ti, amigo!
Soy más de cine que de libros (intento remediarlo)por eso conozco las obras de Grisham en imágenes: Legítima defensa (Coppola), El cliente y Tiempo de matar (Schumacher), El informe pelícano (Pakula), La tapadera (Pollack), Conflicto de intereses (Altman) y Cámara sellada (Foley).-títulos en España-.Es como si sus novelas fueran perfectas para el cine:intriga, suspense, misterio, acción...Un best seller tiene que atrapar al lector, acabar un capítulo con una sorpresa que te obligue a empezar el siguiente. Un escritor se debe a los lectores, no a los críticos, pero decir que te importa un pimiento lo que digan estos me parece muy cómodo: si te reprochan algo hay que aceptarlo, y luego tú sabrás lo que buscas en la literatura...
ResponderEliminarEldeme, es muy difícil saber lo que buscan los críticos. ¿Buena literatura? dame una definición. No juzgo a los escritores, tal vez hasta me atreva a catalogarlos, pero prefiero decir: tal y tal novela me gustó, y otra tal no tanto. No todas pueden ser buenas, depedende de muchos factores, hablo de ellos (los escritores) partiendo de lo que se dice o lo que ellos mismos dicen de sí mismos. Creo que lo que le reprochan a Grisham es que sus novelas son best sellers, y él responde cómo se fabrican los best sellers, que por otro lado no difiere mucho de cómo se escriben la mayor parte de las novelas.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Laoconte, en que hay escritores más comprometidos que otros con sus ideas, ya sea políticas o existenciales, pero si Grisham dice que le gusta escribir para entretener a sus lectores, y sus millones de lectores lo aceptan así, creo que algo ha de haber de bueno en ello. Nos hemos alejado un poco de cuando los cuentos y las historias se hacían para entretener. Ahora parece que eso es un error, ¿se escribe para ensalzar el ego del escritor, o lo que es lo mismo para la crítica de los expertos? O se escribe para contar una historia que disfrutarán miles de lectores...
Interesante tu punto de vista, "Si te reprochan algo hay que aceptarlo, y luego tú sabrás lo que buscas en la literatura..."
Depende, no todos están dispuestos a aceptar críticas duras por más razón que tengan, y en cuanto a saber qué se busca en literatura, creo que eso va cambiando conforme pasa el tiempo.
Creo que en el fondo es la vieja puja entre populismo o literatura masiva y calidad o elitismo. Los best seller son mirados con prejuicios por algunos literatos o criticos considerandolos un producto comercial carente de calidad. No creo que sea asi, ni tampoco que haya que desmerecer al lector. Menos aun considerar a la literatura propiedad de iluminados o entendidos. El best seller tiene pues esas cosas que enganchan, que logran que sean leidos por muchos y asi logran imponer la obra.
ResponderEliminarSaludos
Germanico, creo que encontrar el balance justo sería lo ideal, un buen tema, cuya escritura sea comprensible para el público medio, pero tan bien escrito como para que tengo cierto nivel literario. Hay muy buenos escritores que la verdad, sus libros son verdaderos plomos.
ResponderEliminarGracias por visitarme!
Blanca
Bueno, no le leído nada de John Grisham. Dudo que vaya a hacerlo, también; en cuestiones de best sellers he tenido suficiente experiencia como para que ya me resulten bastante aburridos, por más suspense que exista . Salvo algunas excepciones, claro está; leo todo lo que me cae en las manos de Stephen King, escritor bestelleresco si los hay, y bastante mal conceptuado en los círculos literarios... jejejeje. Ni hablar del pobre Harry Potter, al que todos apuntan sus cañones, y a mí me divierte enormemente (no aprenderé a escribir leyéndolo... pero esa es otra cuestión).
ResponderEliminarCreo que acá hay una discusión que esconde una cuestión básica, que de alguna forma plantea Grisham: ¿cuántos te leen y cuántos libros vendés? No es una cuestión de la literatura, sino general. Vaya... en cuanto una marca de ropa se populariza ¡ya deja de ser de excelencia, según muchos! Tenemos la idea de que, para que algo sea bueno, tiene que ser “exclusivo”. Es tonto, en el fondo.
Lao tiene razón, no por innovar el producto será mejor. Es otra de las falacias, la idea de innovar por innovar, de romper reglas por romper reglas. En función de su comentario, agrego que creo que una cosa es escribir para ser leído, y otra diferente “acomodarse” a los lectores para así asegurarse ser leído. Éste es un costado que comparte tanto el bestsellerismo como el pseudo elitismo intelectual , cada uno a su modo: escribir de una cierta forma sobre ciertos temas, porque de esa forma uno se asegura muchas ventas o muchos halagos de cierta élite. Aquí falla la literatura en toda la dimensión que puede fallar, creo. Si el autor no es honesto consigo mismo en lo que escribe, entonces más que una novela está escribiendo un anuncio publicitario. Se sabe, si el anuncio es bueno, venderá.
Creo que un capítulo aparte lo constituyen las “obras serias que pueden catalogarse de aburridas”. Aquí aparece también una falacia: “si te aburre una obra literaria considerada de alto nivel, entonces es porque no tienes intelecto o cultura suficiente como para leerla”. Ese es el mensaje, más o menos. Creo que es algo tonto generalizar de esta forma. Si bien es cierto que, muchas veces, es la propia falta de conocimientos lo que impide que se disfrute de algunas obras literarias, no lo es siempre. Y si lo es... en fin, no siento que me disminuya en lo más mínimo el no haber pasado de las diez primeras páginas del Ulises de Joyce, por ejemplo; no por eso diré que es una mala obra, para nada, ni que no deba ser considerada como una novela fundamental en la literatura del siglo XIX. No; simplemente, ella y yo no nos llevamos bien.
Cariños,
Esther
Hay best sellers de best sellers, Esther, tienes razón, y no todo lo que más se vende necesariamente es lo mejor. Pero es indudable que los escritores de best sellers saben muy bien acariciar la fibra que hace vibrar a sus lectores. Expuse el caso de Grisham porque él da una especie de fórmula que en su caso funciona muy bien, aunque limita sus posibilidades, pues sus novelas como él mismo dice y de paso, aconseja, trata de temas jurídicos en los cuales es un experto.
ResponderEliminarLo mismo se podría decir de Sthepen King, él escogió desde el comienzo el género de terror, en el cual se desenvuelve muy bien y ha escrito gran cantidad de best sellers; igualmente JK Rowlings, la escritora fenómeno de ventas con su saga de Harry Potter. Todos ellos tienen algo en común: Se especializaron en un género. Lo cual hace pensar que como para toda profesión, también para ser escritor es necesaria la escogencia del género que mejor nos vaya e investigar, estudiar, ensayar, y por último escribir acerca de él; es decir: la especialización. No sé si ellos basan sus preferencias en la premisa: ¿Cuántos libros te leen y cuantos vendes? Supongo que hay algo de eso, pues a final de cuentas se escribe para ser leído, el asunto es cuándo dejas de escribir lo que te gustaría para dedicarte a escribir lo que sabes que está de moda y por lo tanto tiene más probabilidades de convertirse en un best seller.
Creo que un escritor debería ser honesto consigo mismo, pues no me pasa por la cabeza que alguien pueda escribir de algo que no lo apasione.
Las reflexiones que he recibido respecto al post de John Grisham me dan pie para escribir mi próximo artículo, agradezco a todos los que han comentado, pues veo que son respuestas comprometidas.
Un abrazo, amiga,
Blanca