¿Somos lo que leemos?
El mundo virtual es real y puede hacer mucho daño a quienes no estén preparados para afrontarlo.
Hace unos años empecé a formar parte del mundo que ahora
muchos consideramos imprescindible. Hay pocas cosas que podamos hacer sin usar
la nube, desde ver nuestra cuenta bancaria y hacer nuestros pagos o
transferencias y comunicarnos; muchísimo más que antes, cuando solo existían el
teléfono, los faxes y el correo postal. Incluso llamar por teléfono no era un
sistema que utilizáramos demasiado por el alto costo, si las llamadas eran al
exterior.
Hoy con Skype, Zoom, Wattsap, el celular y muchos etcéteras,
la comunicación lejana se ha transformado. Y así como ha ocurrido con las
familias y amigos a los que la distancia ha separado, igual ocurre con las
relaciones que a diario incrementamos en las redes sociales, nos hemos
habituado a usarlas hasta el punto de que cuando no existen porque se nos va la
conexión, nos sentimos extraños.
No solo los gobiernos, industriales, empresarios,
comerciantes, vendedores, amas de casa, la educación, la televisión, radio,
aprovechan esta tecnología, también la aprovechamos los escritores, y no creo
que exista una manera de hacer algo sin que sea a través de la red. Claro que
habrá todavía quienes por falta de conocimiento o inseguridad se alejen de los
cajeros automáticos, transferencias y compras en línea y prefieran ir a los
bancos... que no podrían funcionar sin Internet.
La publicación de libros sufrió una transformación cuando
algunos emprendedores iniciaron las editoriales digitales, en las que se podían
descargar los libros y leerlos en la pantalla del ordenador, luego vinieron los
lectores electrónicos, y la guinda del pastel fue cuando a Amazon se le ocurrió
no solo facilitar la autopublicación sino vender un aparato con el que pudieran
comprar libros digitales de su extensa librería.
De la gran masa de escritores publicados o no anteriormente
por editoriales que adoptaron el sistema de Escritor Independiente, no todos
tuvieron el éxito esperado, para algunos que se habían creado muchas
expectativas fue un auténtico fracaso, otros idearon la manera de suplir su
falta de calidad con cantidad, algunos aprendieron la lección y acometieron la
autopublicación con verdadera seriedad, y unos cuantos prefirieron firmar con
editoriales que los habían elegido por estar en los primeros lugares y se
alegraron de formar parte del mundo literario regular, para evitar el trabajo
de representarse a ellos mismos.
Todas las posiciones son válidas, no todas las personas somos iguales, yo no creo en la igualdad. Cada individuo ve el mundo de diferente manera y lo siente según su modo de ser y de razonar. A esa gran diferencia debemos el estar donde hoy estamos, unos inventan y otros hacen uso de los inventos. Unos venden, otros compran y así podría enumerar hasta el infinito. Como también podría decir que algunos se consideran escritores muy buenos y no lo son (para mí) y sí para otros. Y algunos se consideran mediocres y son muy buenos (para mí), y no para otros.
Lo malo es no aceptar el gusto de los demás. A mí me encanta
vestirme de negro, es un color que me favorece y en ocasiones compro dos o más
prendas exactamente del mismo modelo y en el mismo color porque sé que después
de unas cuantas lavadas, el negro tiende a perder la apariencia suave y el
color negro de cuando era nuevo. Pero también me gustan los marrones, los
rojos, los naranjas... creo que depende de la ocasión y como me sienta para
elegir usarlos. Y aunque a la gente no le guste que me vista de negro o no esté
tan de moda, lo uso porque es lo que mejor me va.
Igual ocurre con la literatura. Me encantan las intrigas
internacionales, el misterio, el thriller, y también la novela histórica, soy
capaz de leer cienciaficción, y hasta alguna novela romántica siempre y cuando
el tema sea interesante y me atraiga. El erotismo también lo soporto cuando es
de altura y mientras menos explícito mejor, porque como escritora sé que es el
más trabajado, el más difícil de narrar y aprecio la narrativa que a mi modo de
ver está bien hecha.
No es porque me considere una gran escritora, ojo, es porque
soy lectora, y lo soy desde que tenía ocho años. Sé distinguir un libro mediocre
de uno extraordinario, al menos desde mi punto de vista, porque ya he dicho:
cada individuo tiene el suyo. Lo que para mí es bazofia para otro puede ser una
maravilla, ¿de qué depende? Indudablemente de nuestra formación. De nuestra
manera de ver la vida, de nuestra experiencia, de nuestros gustos y un sin fin
de cosas más.
Hay personas que pueden leer historias eróticas sin parar,
una tras otra, páginas y páginas de escenas explícitas y gritarán a los cuatro vientos que son maravillosas, que quieren más, que es lo que les llena, les gusta y los
estimula. ¡Bien! Es su vida y son sus gustos.
Hay otras, en cambio, que se apasionan con las historias de
zombies y de vampiros, o con guerras intergalácticas, o con secretos de los
templarios, o con biografías de personajes históricos, o con la vida de la
gente de farándula. Cada persona tiene derecho a leer lo que más le atrae, Y
también cómo no, hay quienes leen de todo. Como era yo. Leía hasta la guía
telefónica cuando no tenía qué leer. Ahora lo que me falta es tiempo, por eso
soy más selectiva y me decanto por literatura de ficción, preferiblemente
thrillers.
No soy una persona extraordinariamente cultivada, he leído a
los grandes que la mayoría de los escritores se sienten obligados a mencionar,
pero no todos necesariamente me han gustado. Y escribo lo que me gusta leer.
¿Tengo éxito? Tal vez. Tal vez más de lo que algunos quisieran o
piensan que debería tener, pero así es la vida. No todo es como nos gusta y
debemos aceptarlo.
¡Hasta la próxima, amigos!
Asi es,te admiro porque me identifico con tu modo de pensar. Como lectora me encantan los thrillers y lo histórico,soy capaz de leer cualquier cosa,pero no me gusta el terror y la ciencia ficcion. Creo que en la diversidad esta la belleza de la vida!.
ResponderEliminarTenemos gustos muy similares, Armo. ¡Muchas gracias por tu visita!
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