Un deseo cumplido
Cuando empecé a escribirla nunca creí que todo esto pudiera ocurrir. Es cierto que no tuve dificultad para publicarla por una editorial (Roca); después como independiente agradezco la enorme oportunidad que me brindó Amazon para darla a conocer al mundo. Creo que he cumplido la tarea que me dejó Waldek: Dar a conocer su historia.
La vida nos lleva por caminos extraños, nos junta a personas que jamás hubiéramos soñado conocer y creo firmemente que ese fue mi caso. Era una joven peruana sin la mínima posibilidad de conocer a un hombre venido de tierras lejanas, con una enorme historia que contar. Pero ocurrió. Conocí a Henry Waldek y nos enamoramos; no solo nos diferenciaban veintitrés años, también nuestras costumbres y muchas cosas más. Treinta y cuatro años después un buen día me pidió que escribiera su historia. ¿Qué podía yo escribir de un hombre de quien conocía casi todo? Pero había una parte de su vida que yo ni siquiera sospechaba, solo sabía algo superficial: su paso por los campos de concentración nazis.
Un buen día empezó a contarme todo. Fue casi como una confesión, yo escuchaba y anotaba. No juzgué un bando ni otro. No me resentí por sus amores pasados, por sus devaneos, ni me indigné por sus errores. Simplemente me convertí en la receptora de su vida. Así nació "La búsqueda". Una novela que caminó mucho, antes de que la pudiera publicar, no porque fuera mala, no. Fue porque debía primero aprender a escribir, porque yo no era escritora. Tras cinco años de aprendizaje la consideré terminada y la presenté a una editorial española que la aceptó en quince días. Lo demás es historia.
Hoy puedo decir con orgullo que cumplí lo que te prometí, Waldek: He dado a conocer tu historia, mi amor, mucha gente sabe de ti y de lo que sentías, sabe por lo que pasaste y ojalá haya servido para que algo así no se vuelva a repetir, donde sea que te encuentres espero que estés observando lo que ocurre con aquel niño que se enfrentó a los nazis. Porque fue así, empezaste como púber, luego como un adolescente que creció y se formó en medio de circunstancias adversas. Fuiste un joven con virtudes y defectos y después un hombre ejemplar.
Siempre tuya,
Blanca
La vida nos lleva por caminos extraños, nos junta a personas que jamás hubiéramos soñado conocer y creo firmemente que ese fue mi caso. Era una joven peruana sin la mínima posibilidad de conocer a un hombre venido de tierras lejanas, con una enorme historia que contar. Pero ocurrió. Conocí a Henry Waldek y nos enamoramos; no solo nos diferenciaban veintitrés años, también nuestras costumbres y muchas cosas más. Treinta y cuatro años después un buen día me pidió que escribiera su historia. ¿Qué podía yo escribir de un hombre de quien conocía casi todo? Pero había una parte de su vida que yo ni siquiera sospechaba, solo sabía algo superficial: su paso por los campos de concentración nazis.
Un buen día empezó a contarme todo. Fue casi como una confesión, yo escuchaba y anotaba. No juzgué un bando ni otro. No me resentí por sus amores pasados, por sus devaneos, ni me indigné por sus errores. Simplemente me convertí en la receptora de su vida. Así nació "La búsqueda". Una novela que caminó mucho, antes de que la pudiera publicar, no porque fuera mala, no. Fue porque debía primero aprender a escribir, porque yo no era escritora. Tras cinco años de aprendizaje la consideré terminada y la presenté a una editorial española que la aceptó en quince días. Lo demás es historia.
Hoy puedo decir con orgullo que cumplí lo que te prometí, Waldek: He dado a conocer tu historia, mi amor, mucha gente sabe de ti y de lo que sentías, sabe por lo que pasaste y ojalá haya servido para que algo así no se vuelva a repetir, donde sea que te encuentres espero que estés observando lo que ocurre con aquel niño que se enfrentó a los nazis. Porque fue así, empezaste como púber, luego como un adolescente que creció y se formó en medio de circunstancias adversas. Fuiste un joven con virtudes y defectos y después un hombre ejemplar.
Siempre tuya,
Blanca
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