NO POR EXTENSO, MEJOR
Hoy me referiré a la extensión de las novelas. Bueno… también a la de los artículos, entrevistas, reseñas.
Si hay algo en lo que la mayoría podríamos estar de acuerdo es en que la gente de cine, especialmente del cine al que nos ha acostumbrado Hollywood, es el baremo que usamos a la hora de catalogar lo demás. No es casual que Big Bang Theory o Two & a Half Men por ejemplo, duren media hora incluyendo la publicidad. De lo bueno, poco, y las menciono porque son series con alto raiting.
Digo esto porque los tiempos a los que nuestros cerebros se han acostumbrado a prestar atención están científicamente cronometrados, según los expertos en cine. Si en los primeros quince minutos una película no te “agarra”, será difícil que lo haga después, porque la expectativa se verá dispersada. Hay quienes aprovechan para ir a comprar las cotufas (Pop corn) en ese momento.
Si lo extrapolamos al mundo de los libros, específicamente al de las novelas, una novela es buena cuando después de los primeros quince minutos sigues pegado a ella. De ahí que sea tan importante el primer fragmento de la primera hoja del primer capítulo. Tienen la función de atraparte.
Igual sucede con las entrevistas. A menos que se trate de una entrevista muy interesante porque el personaje lo amerite, o porque lo que diga sea de gran utilidad, la gente tiende a recorrer con la vista hasta el final. Resultado: Entrevista perdida. Sucede lo mismo con las entradas en los blogs, los artículos en los periódicos, o las reseñas de libros.
En el caso de los escritores el asunto no es diferente. ¿Por qué utilizar mil palabras si podemos usar ochocientas, o menos en determinados fragmentos? Las novelas no son mejores porque tengan más descripciones o porque el autor se mimetice con el personaje principal y piense que debe explicar al lector el significado de su mínimo suspiro. Dejemos que el lector participe, es la clave para que no se aburra. Un lector pasivo es lo que menos queremos los escritores, y de la única forma en que podemos hacer que se involucre en la novela es dejando espacio para que lo haga. Es nuestro deber crear las elipsis necesarias para que no tenga el plato servido. Evitemos los pleonamos, tan comunes en los escritores novatos que explican lo obvio. Un compañero de la Generación Kindle me dio a entender que no todo el mundo sabe lo que es pleonasmo. La explicación está clarísima AQUÍ
Dicho esto y para ser consecuente, me despido,
¡Hasta la próxima, amigos!
¡Qué razón tienes! Ayer fui a ver el estreno de la infumable película nueva de Batman y le sobra una hora y hora y media de metraje. No me quedé dormido por que con lo que cuesta el cine sería un despilfarro, pero es soporífera de la cantidad de paja que meten. Sin embargo, en literatura no sabría que decir. Me encantan los Dostoievkis, Toltois, Blasco Ibañez y compañía. Justo ahora me estoy deleitando con la lentitud y el regodeo en los detalles con los que Thomas Mann explica su montaña mágica. Supongo que es un poco cuestión de la persona que se enfrenta a la obra, el formato de la misma y las expectativas que se hace respecto a ella. Si vas a ver una peli de Batman quieres mucha acción y puñetazos (o al menos eso quiero yo), si vas a leer un novelón realista a la antigua usanza quieres perderte en descripción, en retratos psicológicos detallados, en intrigas y reflexiones... Es una cuestión, ahora que lo pienso bien, un poco más compleja que decir que lo bueno si breve dos veces bueno. Nada en la vida es tan sencillo que se pueda despachar con media docena de palabras y estas sean válidas en cualquier situación.
ResponderEliminarPor cierto, es la primera vez que comento tu blog aunque hace tiempo que te sigo. Muy interesante.
Un saludo cordial.
Gracias por tu comentario, Félix. Yo tengo todos los libros que has mencionado, y recuerdo haberlos leído con fruición. Pero algo debió haber cambiado en mi forma de leer porque el chip que tengo actualmente en el cerebro no me deja disfrutar de la misma manera que antes. Y es algo que se ha venido haciendo a lo largo de años. Tengo "Lo que el viento se llevó" y no he podido acabarlo. Igualmente me ocurre con Dostoievski. Y no digo que sea mala literatura por el hecho de que sea larga y detallada, simplemente que no es para la mayoría de lectores de estos tiempos. Creo que nos hemos acostumbrado a la inmediatez de Internet. Sin embargo debe haber muchos lectores como tú que aún disfrutan las obras de Mann, Tolstoi y otros similares, lo cual aplaudo. Tienes razón, todo es muy complejo. Ya lo era sin la tecnología, ahora con la era del Twitter, más.
EliminarSugerir, mejor que contar, amiga Blanca. Pero qué difícil es, casi intuitivo.
ResponderEliminarInteresantes siempre tus post.
Así es, Mercedes, describir es mejor que relatar. Y sugerir es mejor que explicar.
EliminarMuchas gracias por pasar.
Totalmente de acuerdo, es más, no están las novelas extensas dentro de mis preferencias, me gusta mucho más invertir el tiempo que consumo en una novela larga, en dos o tres más breves, y de este modo conocer otros estilos y otros escritores. ¡Hay tanto por leer!
ResponderEliminarA mí a veces me dicen: "deberías escribir novelas más largas" o "se me ha hecho corta" o "es que es muy corta", y siempre se emplean las frase de un modo algo peyorativo, como si por corto fuera inferior. A mí normalmente lo largo "se me hace largo", que es aún más grave. Será cosa mía, pero en los textos muy extensos siempre encuentro datos superfluos, repeticiones de información, circunloquios y descripciones exageradas, que solo sirven para llenar páginas. A todas las novelas largas que he leído últimamente, independientemente de que me hayan gustado, les metería la tijera.
Está claro que ni todo es blanco ni todo el negro. Debemos aprender a valorar cada novela por lo que lleva dentro, sin tener en cuenta las páginas que se han utilizado para contarlo. Yo me confieso lectora de novela corta, me gusta, y podría citarte algunas magnificas, de grandes escritores, que apenas pasaron de las 100 páginas.
Un abrazo.
Creo que muchas de las novelas largas que he leído merecen ser recortadas, Maribel, no tanto porque me guste lo corto, que no es tanto así, sino porque llega un momento en que con tantas explicaciones y repeticiones te hacen sentir un poco retardada mental. el lector de hoy es mucho más interactivo, debemos amoldarnos a los tiempos, la literatura está dando un salto gigantesco del cual nosotros estamos formando parte indispensable.
EliminarEso no quiere decir que exista menos necesidad de calidad. No, señor, es mucho más difícil escribir con sencillez una escena complicada que lo contrario.
Un abrazo, Maribel
Félix, me acabas de desmontar la noche del sábado !!!! Yo que soy amante de esta nueva saga de Batman...
ResponderEliminarDe acuerdo con Blanca. Si escribes novelas "actuales" has de ser consciente que mucha gente lee entre tiempos, cuando se va a acostar, en el tren, en el bus, siempre entre dos actividades, y que rara vez la gente se sienta con un libro en una butaca de piel a deleitarse, por desgracia !!
Es el mundo rápido, más rápido, muy, muy rápido, al que nos dirigimos...
Jordi, me temo que este Félix no es Félix Jaime. Por si acaso, lo aclaro.
EliminarEstoy de acuerdo contigo. El mundo va demasiado rápido y nos vamos amoldando a esa rapidez en todos los aspectos. Incluyendo el de la lectura.
Hola Blanca, muy interesante tu reflexión y que, como todas ellas, daría lugar a un hermoso debate.
ResponderEliminarYo creo que hay películas o novelas en las que el autor ha querido crear exprofeso e "in crescendo" el climax que buscaba. No pasar a la acción directamente desde el inicio “metiendo” lentamente al lector en la historia.
Indudablemente ahora hay otro tipo de lectores a los que había hasta hace poco, más ávidos de lecturas rápidas. Eso, hablando del cine, es lo que ha llevado a que todo lo que no es acción, no venda. Y en éstos momentos, ni eso.
Hay saturación de efectos especiales y escasez de buenas historias. Films como "Ben Hur" "Lo que el viento se llevó" o "Jezabel" con la gran Bette Davis precisaron de veinte minutos iniciales casi tediosos para conducir a unos climax que hicieron historia. Al igual que lo hicieron grandes autores de acción como Verne o Dumas. Incluso Hemingway. Hoy podríamos dudar casi de su éxito, enfrentados a lectores interactivos que se mueven como rayos por la red, sus móviles o sus ordenadores. Nos adaptaremos a lectores más rápidos en sus lecturas ¡qué remedio! dándoles la versión comercial y rápida que piden. Y con la mayor calidad ya que una cosa no está reñida con la otra. El resurgir de la novela por entregas triunfará a no tardar mucho y conoceremos, ya estamos ahí, nuevos tiempos literarios. Lo que hace falta es que no lleguemos, como ha ocurrido con las películas y su salida posterior en DVD, a tener; la versión comercial y la del director. Eso sí que podría ser el final del libro como lo conocemos. O no.
Enrique
Enrique, los tiempos han cambiado, pero siguen existiendo públicos para todo tipo de novelas, las largas, las cortas,los cuentos, los micros... a lo que me refiero aparte de que las novelas no deberían ser tan largas es a la enorme cantidad de palabras inútiles utilizadas en ellas.
EliminarHe leído novelas que repiten conceptos, son redundantes, utilizan lenguaje metafórico hasta la saciedad, en pocas palabras: aburren.
Una novela debería ir directo al grano, y no lo digo yo, lo dicen los que saben escribir.
No te contradigo en cuanto a la mesura al ir poniendo al lector en camino para lo que vendrá después, esa es parte de la forma como se encara una novela, no todos los comienzos deben empezar con un cataclismo, una asesinato o un clímax. Me refiero al lenguaje repetitivo y cansón que tienen algunas novelas, como si el lector necesitase ser acondicionado a cada paso que den los personajes.
Totalmente de acuerdo. He leído novelas que son tan descriptivas que parece que no hay historia que contar.
EliminarTotalmente de acuerdo. He leído novelas que son tan descriptivas que parece que no hay historia que contar.
EliminarEstoy de acuerdo contigo, Blanca, tanto a la hora de leer como la de escribir prefiero que una novela no sea demasiado larga.
ResponderEliminarPero mi agente se queja de que mis novelas son demasiado cortas (algunos lectores, también, pero espero que lo que quieran decir sea que "se les hace corta", jeje).
Sin embargo, los autores de renombre escriben verdaderos "tochos" de mil páginas.
¿Por qué crees que es? ¿Por qué si es mas "gordo" se le puede poner un precio más alto?
Besos
A mí me encantan las novelas largas, Lola, también las cortas. Pero en las novelas largas prefiero a las que cada palabra, cada párrafo diga lo que tiene que decir sin extenderse más allá de lo necesario.
EliminarLola: Los autores de renombre escriben "tochos" larguísimos porque tienen un público cautivo que comprará cualquier cosa que ellos escriban, y esa es su gran ventaja, pero con seguridad se podría echar tijera a la cuarta parte y la obra seguiría significando lo mismo. O quizá ellos tengan tal dominio del lenguaje que cada una de las palabras vertidas en sus obras tenga un significado,
Os voy a dar mi experiencia personal: cuando empiezo una novela me prometo a mí misma que esta vez utilizaré pocas páginas, pocos personajes y que no me liaré más de la cuenta, pero a medida que escribo las tramas se complican, los protagonistas aumentan en número y al final la historia requiere de un montón de páginas para dar coherencia a las tramas y las subtramas abiertas... (sólo he escrito una novela de 145 folios -unas 300 páginas de libro-, y fue la primera, las otras seis están entre 250 y 300 folios: ¡entre 550 y 650 páginas de libro)
ResponderEliminarCreo que la extensión de una novela tiene que ver con el contenido y con la necesidad de amplitud que requiere la propia narración.
¡Un beso!
Este post no se refiere a que todas las novelas deban ser cortas. Me refiero a que la gente suele utilizar demasiadas palabras para relatar lo que ocurre.
EliminarEs indudable que si la historia que tienes en mente contar requiere de 400 páginas cuando menos, sea necesario que las tenga, pero si esa misma historia la puedes contar utilizando menos adjetivos, menos repeticiones, menos interjecciones y menos incisos en los diálogos, con seguridad se reducirá un número conveniente de páginas. No todo lo largo es lo mejor, es más, hay novelas que por alargarlas mucho pierden coherencia. A eso me refería. Una de mis novelas cuenta la historia de tres generaciones y logré hacerlo en 416 páginas, aún así me parecieron muchas. Creo que si le hago una revisión exhaustiva, podría reducirla más.
Besos!
Bueno, Blanca, esto es un tema un tanto "espinoso". Cuando no se tiene tiempo de leer, simplemente no se lee. Quiero decir que para leer hay que tener el tiempo, aun sean 60, 100 o 500. Lo que importa es la obra. Y no es lo mismo leer un artículo de periódico o de un blog, donde quieres enterante de lo que pasa en el momento, que leer una obra literaria. Esta última siempre viene a ser un relajante, un oasis en medio de todo lo estresante que estamos obligados a leer. Por ejemplo ustedes hablan de obras largas como lo que el viento se llevó o El nombre de la rosa, las cuales son novelas ya pasadas pero no son aburridas (al menos para mí) y cada página te lleva a la otra sin respiro y lees 1,000 pag. sin darte cuenta. ¿Y qué me dice del "librote" El péndulo de Dios? es una obra de hoy, es larga (no de 1000 pag. claro) y no por ello es que sea aburrida, al contrario te lleva sin respiro. Esto lo digo como lectora y tengo un montón de libros cortos y largos de los que no he podido pasar de las primeras páginas, algunas por que no he logrado entrar, pero la mayoría por falta de tiempo. Hoy no me sorprende que cada vez más personas tengan tendencia a sufrir del corazón si hasta la literatura está cargada de tensión, como bomba de tiempo que hará colapsar al lector en cualquier momento, Je, je, je (eso lo llamo dulce tormento)
ResponderEliminarPero en fin, el decorado de una habitación es importante, el exceso lo recarga y no la hace agradable. Los excesos de detalles en literatura tampoco son agradables. En eso estoy muy de acuerdo contigo. Como autora novata no puedo decir mucho, tengo muchos errores, un antes y después (que tenemos todos) y hay que reconocer que la mayoría estamos o hemos estado influenciados por los autores de “antes”, los maestros, aunque no hayamos aprendido de ellos a trasmitir ni una octava parte de ese ingenio. También cabe recordar que últimamente estamos leyendo literatura por compromiso, porque son autores que conocemos, porque son amigos, o que pertenecen a nuestro entorno virtual o a la generación Kindle, o porque se hable de ello o se promocionen como las mejores obras o que tengan un título impactante o una llamativa portada y cuando empezamos a leer nos decepciona, eso también influye negativamente al encontrarnos con un libro que no llena nuestras expectativas.
Bueno... me excedí, tanto que creo que voy a pasar este spot como la siguiente entrada de mi blog, ja, ja,ja!!!
Pasa buen día, Blanca un gran abrazo a todos!!
Hola Vicsabelle,
EliminarQué bueno que nombras El péndulo de Dios. Yo también la he leído y en todas sus seiscientas páginas no he encontrado un trozo que tenga una descripción de más. A eso me refiero. Puedes escribir una novela de 100 páginas, en las que el 30% podría fácilmente ser eliminada y no pasaría nada. Pero si la novela requiere cada una de las palabras que allí existen es indudable que las 600 páginas son necesarias. Aún así un buen corrector editorial, estoy segura de que siempre encontrará algo a lo que echarle tijera.
Muchas gracias por tu interesante participación, amiga,
No te pongo ni quito ninguna coma, Blanca. Obviamente los tiempos cambian y las novelas lo hacen con respectiva afinidad al momento que corren. Ahora es diferente a la escritura de antes, al menos algo sí ha cambiado (recuerdo tener el diccionario al lado para buscar palabras que ni siquiera sabía que existirían). Ahora nos encontramos obras muy directas que enganchan al lector desde las primeras líneas y no dejan que se desvinculen de la trama hasta que respiran en el vacío y placentero punto y final. Pero bueno, como dicen algunos de los comentaristas, hay para todos los gustos. Yo leo largas y cortas novelas, y me han dejado un sabor estupendo y reconocible, como "truños" cortos o largos que son de una cansinez inabordable y soporífera.
ResponderEliminarMuchos besos!
Mián Ros
En eso estamos de acuerdo, Mián, hay novelas cortas que ni cobrando las podría terminar de leer. Pero no se trata de extensión o cortedad simplemente. Se trata de la adecuada utilización del lenguaje. ¿Por qué hay artículos o novelas que se leen con avidez y placer, mientras hay otras que no se pueden terminar?
EliminarBesos para ti, amigo!
Concuerdo, pero vale la pena especificar que el pleonasmo es una figura literaria o tropo que vale la pena usar cuando valga la pena. El resto del tiempo, son simples reiteraciones inútiles, como en la oración previa, por ejemplo.
ResponderEliminarEs igual a cualquier recurso literario, que cuando está mal usado, está mal usado… y de nuevo reitero otra vez repetidamente, carambas… ;)
Saludos,
D
Por supuesto, Dnaz, no quise que sea tomada la figura "pleonasmo" de manera equivocada, es la razón del enlace al final de la entrada. Hay pleonasmos necesarios. Pero la mayoría no sabe utilizarlos:
Eliminar"Les digo una vez más repetidamente lo que les he venido diciendo..."
Un saludo
Querida Blanca, "un buen lector hace bueno al libro". Lo decía Ralph E. Emerson. Me gusta esa frase. Acostumbrados a la rápidez de la comunicación en las redes sociales, y con la televisión y el cine de por medio, para leer una novela como Guerra y Paz, hay que tener tiempo y voluntad de querer leer a un maestro que llenó con sus historias la vida de mucha gente. Y lo mismo digo de otras novelas que hoy nos parecerían un poco lentas o que no tienen esos comienzos ¿forzados para que sean impactantes?... pero que muchas veces nos dejan en mitad de una novela, que tiene otro estilo, ni siquiera el de su comienzo, y que no nos lleva al final porque no puede.
ResponderEliminarDe todo hay, grande es la viña del Señor, y como decía Roland Barthes, es enorme también la paciencia que hay que tener a la hora de "fabricar literatura" y yo añadiría: de leerla.
Así como las editoriales han conseguido no vender poesía... También creo que han conseguido vender libros grandes, al peso, porque se gana más con ellos. Pero a la larga, sólo la buena literatura quedará.
Si miramos hacia las novelas que se publicaban en la primera mitad del siglo XX estaban entre las 150-250 páginas en DNA4, apróximadamente. Lo otro ha venido después, las modas, las copias de temas de éxitos...Las 700, 1000 páginas... No necesitaron eso ni Virginia Woolf, ni Capotte, ni Albert Camí... Eran personas que habían leído mucho, y tenían una postura ética, un interés por la humanidad, no estaban pensando en cómo hacer un éxito.Y tenían sus lectores.
Ya sabes que a mí me gusta todo lo que me parezca bueno... según mi criterio. Tiene para mí igual valor un poema que un microrrelato, un relato, un cuento breve o largo, una novela corta o extensa.
Un beso.