viernes, 16 de abril de 2021

Mis personajes no cambian al final de las novelas

 Cada vez que termino de escribir una novela me pregunto si gustará a los lectores, si tendrá éxito, si se venderá, si no habré dejado fallos, y me asaltan una serie de dudas, porque nunca estoy segura de lo que acabo de escribir. Es difícil emitir un juicio certero de las obras propias. Ni siquiera me fio de la opinión de mis lectores beta porque siempre estarán sesgadas por esa irreductible pátina de amistad que colabora para que veamos las obras de los amigos con mirada bondadosa. De la única manera como puedo notar si la novela gustó —fíjense que no digo que haya sido buena— es a través de los comentarios de desconocidos, aquellos que opinan en Amazon sin haber tenido trato previo conmigo, y por las calificaciones que ahora se pueden dar sin haber dejado comentario.

Para mí es suficiente que haya gustado, que los lectores hayan pasado horas entretenidas con las historias que cuento; al fin y al cabo es mi meta como escritora, no sé si la de otros, porque no todos escribimos con la misma finalidad. He leído diversas opiniones al respecto: unos escriben para sí mismos y no les interesa lo que los demás piensen, otros tratan de amoldarse al gusto y a lo que la tendencia indica en ese momento, me refiero a que si está de moda la novela histórica tratan de buscar algún tema que roce al menos una parte de la historia, y si ven que es erotismo lo que más venden, se sumergen en alguna historia truculenta en la que prevalezcan las escenas de cama (o de cualquier otro lugar) en el que puedan llevar a cabo las proezas del protagonista y así sucesivamente. Yo prefiero escribir lo que me gusta y que intuyo pueda gustar a los lectores: novelas de aventuras, de acción, thrillers que después de muchos puntos de giro tengan finales que dejen buen sabor de boca, porque son las historias que me encanta leer, obviamente no todos los finales pueden ser felices, y mi novela más vendida de hecho no termina así, pero apartando todos estos parámetros, me siento recompensada cuando abundan los comentarios y mis novelas llegan a las listas de los más vendidos.

La última novela que publiqué, El vendedor de naranjas siguió el mismo camino tortuoso que todas mis novelas, el no saber al comienzo cuál sería la reacción de los lectores, y varios meses después puedo decir que lo hice bien. Con casi seiscientas calificaciones y una mayoría de cinco estrellas creo que escribí una historia convincente, en la que los personajes se llevan la palma, como pude deducir por los comentarios. Ramón, el espía; Sergio, el amigo incondicional; Constanza, la rusa indomable; Raniera, la peculiar esposa del protagonista, una mezcla de santa y pecadora… siempre creo en mis personajes. Sin ellos no habría nada que contar, pues son los que llevan la batuta del destino. He leído en algunos consejos literarios que el personaje debe evolucionar en el transcurso de la novela. (Copio) …independientemente de que este cambio sea para bien o para mal, sea material o espiritual, lo lleve a la madurez o a la locura, al final de la narración el personaje debe ser distinto a como era en un principio. https://www.sinjania.com/la-evolucion-del-personaje/ No estoy de acuerdo. Son las circunstancias las que cambian, no los personajes.


Los personajes en mis novelas mantienen su forma de ver la vida y justamente por preservar sus creencias, por defender sus derechos, por luchar por sus propósitos y contra todo pronóstico, logran su objetivo sin dejar de ser ellos mismos, pues es así como los conocemos, nos familiarizamos con su forma de ser y reaccionar y de ver la vida. Así son mis personajes. No cambian. Ramón no cambió. Al final sigue pensando igual que al comienzo, es calculador, sereno y sabe siempre dónde está parado. Sergio sigue siendo inocente y dicharachero a pesar de las barbaridades que tuvo que cometer. Son los mismos entrañables personajes de los que nos enamoramos, ¿cómo sería si de pronto como consecuencia de alguna acción cometida, ellos se transformasen en otras personas? Los personajes existen para cambiar el mundo que los rodea. Es mi manera de pensar y es así como he escrito todas mis novelas, en función de ellos, preservando su forma de ver la vida. 
Eso de que el personaje sea distinto al final de una novela no me parece lógico, pero hay mucha gente que se deja llevar por opiniones de los expertos en lugar de analizar lo que sucede con los protagonistas. Hasta ahora en las mejores novelas que he leído los personajes siguen siendo los mismos al final. Por poner un ejemplo: en la famosa serie Gabriel Allón de Daniel Silva, el espía israelí (Gabriel Allón) no varía, siempre sigue siendo el mismo y es por eso que lo reconocemos y nos familiarizamos con él.
El personaje principal no debe cambiar, tiene sus propias características que lo hacen único. Es mi punto de vista.

Y bien, amigos, solo deseaba escribir unas cuantas líneas para que no me olviden, siempre estoy por aquí, en este blog que me da tantas satisfacciones pero al que no alimento con la frecuencia de antes porque que no tengo nada interesante que decir.

Para los que deseen leer mis obras les dejo este enlace que los llevará directamente a mi página de autor en Amazon, donde se encuentran todos mis libros en formato digital, en papel y en audiolibro:

https://www.amazon.com/Blanca-Miosi/e/B005C7603C/ref=dp_byline_cont_pop_ebooks_1

¡Hasta la próxima, amigos!