El coleccionista, de Daniel Silva
Las novelas que leo
EL COLECCIONISTA
La más reciente novela publicada de Daniel Silva de una serie adictiva del espía y agente israelí Gabriel Allon empieza de una manera inofensiva: encontrar un cuadro: El concierto de Joannes Vermeer, algo para lo que Allon vendría a ser algo casi rutinario dada sus dotes inigualables de investigador y conocedor del mundo de la mafia de la pintura. Sin embargo, esa petición va mucho más allá de lo que
el lector podría imaginar. A lo largo de la novela y con un estilo depurado y elegante, Daniel Silva una vez más nos envuelve en una trama complicada y al mismo tiempo fácil de seguir, algo que solo saben hacer los grandes escritores. Los personajes que forman parte del complot son distinguibles, y aparece una mujer muy especial, como solo a él se le puede ocurrir: una experta ladrona danesa que tiene las agallas suficientes como para acometer una de las fechorías más arriesgadas de la historia contemporánea.
Al mismo tiempo, como en todas las novelas que preceden a Gabriel Allon, la geopolítica actual tiene su punto álgido y de interés para el lector, haciendo que nos enteremos de lo que ocurre en tiempo real, en este caso la guerra entre Rusia y Ucrania, los intereses económicos de los diferentes países, los turbios manejos de la economía mundial y la corrupción, sujetos a las materia primas más buscadas: el petróleo por un lado, y el uranio para continuar con la serie de matanzas a los que los seres humanos con poder nos pone en jaque. Todo esto unido a los conocimientos acerca de las pinturas más emblemáticas de los artistas de la historia hacen de esta novela una verdadera delicia.
Son
admirables los diálogos, cortos y significativos, sin mayores explicaciones,
que hacen que el lector forme parte de ellos, sin que el escritor intervenga
dando explicaciones innecesarias. ¡Al leer a Daniel Silva tengo tanto que
aprender! Me siento como una hormiga al lado de un elefante. Mientras tanto,
seguiré disfrutando de sus libros, tal vez algún día pueda…
¡Hasta la próxima, amigos!
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