¿Por qué escribo?
Escribir más que una pasión, generalmente empieza como un pasatiempo. Uno no espera publicar cuando inicia la historia que tiene en mente, al menos ese no fue mi caso.
Comencé a escribir bastante tarde, ya empezando los cincuenta años, y, la verdad, no sabría decir el motivo. ¿Fue una necesidad? ¿Un deseo reprimido desde que era pequeña, como la mayoría de los escritores afirman? No. No tuve la intención de convertirme en escritora. Simplemente un buen día mientras trabajaba se me ocurrió una historia y quise pasarla al papel. Así empezó todo.
No sabía de técnicas, ni tenía idea de lo que los especialistas dicen que es muy importante: "planteamiento, nudo y desenlace". Tampoco sabía de estructura ni tenía idea de que los diálogos fuesen difíciles o que los personajes debieran tener ciertas características. Simplemente me puse a escribir y resultó que mis novelas tenían todo lo que los conocedores decían que debían tener. ¿Cómo? No lo sé. Los diálogos me salen solos, mis personajes son entrañables y la estructura de mis novelas es coherente. ¿Será porque he leído mucho? Puede ser. También es probable que los que lean mis libros sean amables en sus comentarios.
No he asistido a talleres de narrativa y no dudo que sean útiles, pero en mi caso no han sido necesarios. La verdad, no fue por falta de interés sino por falta de tiempo, pues cuando empecé a escribir me dedicaba a tiempo completo a mi taller de alta costura y para quien no tenga idea de qué se trata, aquello me llevaba unas doce horas al día. Fue después, cuando mi esposo falleció y vi que mis libros se vendían, cuando tomé la decisión de dedicarme a escribir; una tarea menos agobiante que la de llevar un taller adelante con personal a mi cargo.
Sé que fue una decisión difícil y tal vez para muchos arriesgada, sin embargo, estoy satisfecha con ella aunque por momentos haya tenido alguna inseguridad o temor de que mis libros dejasen de venderse, pues sé que no soy una luminaria y no me considero una literata. Me conformo con que mis libros se lean y gracias a Amazon sé que los lee mucha gente por la cantidad de calificaciones que tienen y por las reseñas y comentarios que dejan.
Hace un par de años reduje mi presencia en las redes, reconozco que ayudaba mucho a que mis novelas se hicieran conocidas o al menos estuvieran presentes en la memoria del público, y aunque no fue una resolución tomada de manera voluntaria sino por problemas de salud, el precio que pagué fue que mis libros dejaron de venderse con la misma intensidad que antes de mi alejamiento. Desde diciembre de 2024 empecé a retomar las redes, a elaborar nuevos banners, a reabrir mi cuenta en Instagram que por algún motivo fue bloqueada, y antes que nada a terminar una novela que también, al igual que mi presencia en las redes, había dejado de lado. Y es que cuando una no se siente bien de salud los deseos de escribir se van como por encanto. Tuve que dedicar mi tiempo a recomponerme físicamente: caminatas, ejercicios, descanso mental, ingerir más medicamentos de los que estaba acostumbrada... un sinfín de cosas que en esos momentos de enfermedad se tienen que tomar en cuenta y gracias a Dios, me encanta leer, así que puedo decir que durante ese tiempo leí muchos libros acumulaos en mi Kindle. (Ahora me cuesta mucho leer libros impresos, son muy pesados y algunos tienen las letras demasiado pequeñas).
He vuelto. Espero quedarme en este mundo un poco más siempre y cuando mi salud me lo permita, después de todo he comprendido que los años no pasan en vano, y cuando se tienen 74 las cosas deben tomarse con calma. ¿Hasta cuándo? Solo Dios lo sabe. Ya la muerte no me inspira temor, la espero con tranquila resignación, pero no por ello dejo de interesarme en la vida, solo espero que cuando me vaya de manera definitiva alguno de mis libros quede en el recuerdo de algunos. Si me preguntasen: ¿Cuál de ellos? yo eligiría "La búsqueda", porque es la historia de mi marido, el hombre al que más amé. Hace ya catorce años de su muerte y no he vuelto a amar a nadie más. Algunos dirán que pude hacerlo, pues yo era una mujer de 60 años cuando él falleció y según algunas buenas personas no aparentaba mi edad, pero la apariencia y los sentimientos no tienen nada que ver. El verse joven no significa que mi corazón haya estado abierto a nuevas aventuras, soy más bien una mujer tranquila, de pocas amistades, de grandes silencios y para mí la soledad significa libertad.
Creo que es todo lo que deseaba decir, y le daré a "publicar" antes de que me arrepienta por escribir intimidades...
¡Hasta la próxima, amigos!
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