¿Cómo publicar con relativo éxito?
Es la pregunta que me llega siempre por mail, por mensajes de Facebook, o en Twitter.
No sé si otros escritores también reciben esta clase preguntas, en su mayoría hechas por personas (jóvenes y maduras) que desean publicar en editoriales o en Amazon de manera independiente. En realidad la pregunta es: ¿Cómo publico mi novela con éxito?
Creo que lo correcto es hacerse una introspección: ¿Creo en mi novela? ¿Considero que mi novela está bien escrita? ¿Además de mis amigos y familiares, alguna otra persona fuera de mi entorno la ha leído?
Probablemente la respuesta a la primera pregunta sea SÍ. ¿Quién no cree que su novela sea la mejor? Ahora, de ahí a que esté bien escrita ya es otro cantar. Y jamás lo sabrán si alguien que conoce de literatura no se los dice.
De vez en cuando leo al azar las primeras páginas gratuitas de las novelas que se exhiben en ese gigantesco portal. Si tengo suerte y no me encuentro con un prólogo kilométrico antes de empezar a leer la primera línea del primer capítulo, noto enseguida cuando está escrita por un principiante. Y aunque los escritores noveles no lo crean, los lectores saben reconocerlos, pese a que ellos no sepan escribir novelas ni sean críticos literarios.
Si una novela está plagada de: “algo”, “cosa”, “había”, “era” y tiene demasiados gerundios, los que en su mayoría son mal utilizados, o cantidad de adjetivos calificativos como: “hermosa”, “fantástico”, “grandioso”, “inmejorable”, “terrible”, “odioso”… y está plagada de frases comunes o de largas explicaciones dirigidas al lector, o en los diálogos existen incisos innecesarios, lo más seguro es que se note. Sin lugar a equivocarme, estoy segura de cualquier lector promedio lo capta.
Es probable que la historia contenga una trama que atrape, pero llega un momento en que el lector se siente agobiado, pues no hay nada mejor que explicar una escena en media página en lugar de una completa. Un punto muy importante: el poder de síntesis, sin que la novela parezca un mensaje críptico, obviamente; más en estos tiempos de lectores electrónicos, y en que todo, incluyendo la lectura, se ve sometida al apuro de la vida cotidiana.
Existen muchos sustitutivos para “cosa”. Eso de “sentía una cosa en mi estómago que parecía que me comía por dentro”
Podría sustituirse por “la sensación que tenía dentro del estómago me hizo pensar que mis intestinos estaban siendo digeridos por mi organismo” O algo por el estilo.
Y los “había” suena a cuento para niños: “había una vez…” “Había una casa junto al lago que tenía el aspecto de estar abandonada”
Podría sustituirse por “Cuando vi la casa cerca al lago supe por su aspecto que nadie vivía en ella”
Siempre ser más directos da más realismo a la historia.
Es preferible describir a un personaje que calificarlo. Que sea el lector quien decida si es hermoso, atractivo o decididamente feo. Igualmente que sea él quien decida si lo que está leyendo es sorprendente, mágico o aburrido. Para eso está el escritor, para narrar, no para calificar. Y las explicaciones… ¡Ah… que falta grave!
Una novela no debe ser explicada. Tiene que narrarse de tal manera que el lector sepa por los datos, no por las explicaciones, qué es lo que está ocurriendo. No se debe explicar por qué se enamoró Margarita. Se debe narrar cómo fue el proceso de enamoramiento, para que el lector se entere y deduzca si Margarita está o no enamorada.
Por sus palabras, por sus gestos, por su manera de comportarse, los personajes que son los que dan vida a una novela, harán que el lector viva con ellos la historia que se está narrando.
También es importante el empaque. Me refiero a la portada; no debe decir mucho, pero tampoco ser demasiado ambigua. He visto portadas que más parecen anuncios publicitarios, y no creo que sean las más apropiadas.
La sinopsis o contraportada: No engañar al lector es mi lema. Puede ser contraproducente si uno empieza una novela con una expectativa diferente a la que plantea la sinopsis o la publicidad que se le da.
Personas que conozco y hasta algunas que me han escrito insinúan que sus vidas son dignas de una novela y prometen contármela. Yo recibo esas “amenazas” con una sonrisa, pues no queda otra. La verdad es que no podría escribir acerca de la vida de una mujer que perdió a su marido y quedó sola con siete hijos. Para que una vida como esa se transforme en una novela tendría que haber encontrado en el piso de su casa algún día que estuviera excavando, una pequeña caja con un secreto para recuperar su vida perdida. O un pergamino con datos para obtener sus deseos más preciados, y una vez obtenidos, que la historia no terminase ahí sino que empezara. O que sus hijos por los que luchó toda la vida no fuesen suyos sino que se los hubiesen implantado por medio de alguna manipulación genética. Esa es la novela: ficción, fantasía, imprevistos, asombro. Realidades tenemos demasiadas.
Creo que ya me extendí demasiado y en honor a la verdad, la entradas demasiado extensas son fastidiosas por más interesantes que sean.
¡Hasta la próxima, amigos!
B. Miosi
No sé si otros escritores también reciben esta clase preguntas, en su mayoría hechas por personas (jóvenes y maduras) que desean publicar en editoriales o en Amazon de manera independiente. En realidad la pregunta es: ¿Cómo publico mi novela con éxito?
Creo que lo correcto es hacerse una introspección: ¿Creo en mi novela? ¿Considero que mi novela está bien escrita? ¿Además de mis amigos y familiares, alguna otra persona fuera de mi entorno la ha leído?
Probablemente la respuesta a la primera pregunta sea SÍ. ¿Quién no cree que su novela sea la mejor? Ahora, de ahí a que esté bien escrita ya es otro cantar. Y jamás lo sabrán si alguien que conoce de literatura no se los dice.
De vez en cuando leo al azar las primeras páginas gratuitas de las novelas que se exhiben en ese gigantesco portal. Si tengo suerte y no me encuentro con un prólogo kilométrico antes de empezar a leer la primera línea del primer capítulo, noto enseguida cuando está escrita por un principiante. Y aunque los escritores noveles no lo crean, los lectores saben reconocerlos, pese a que ellos no sepan escribir novelas ni sean críticos literarios.
Si una novela está plagada de: “algo”, “cosa”, “había”, “era” y tiene demasiados gerundios, los que en su mayoría son mal utilizados, o cantidad de adjetivos calificativos como: “hermosa”, “fantástico”, “grandioso”, “inmejorable”, “terrible”, “odioso”… y está plagada de frases comunes o de largas explicaciones dirigidas al lector, o en los diálogos existen incisos innecesarios, lo más seguro es que se note. Sin lugar a equivocarme, estoy segura de cualquier lector promedio lo capta.
Es probable que la historia contenga una trama que atrape, pero llega un momento en que el lector se siente agobiado, pues no hay nada mejor que explicar una escena en media página en lugar de una completa. Un punto muy importante: el poder de síntesis, sin que la novela parezca un mensaje críptico, obviamente; más en estos tiempos de lectores electrónicos, y en que todo, incluyendo la lectura, se ve sometida al apuro de la vida cotidiana.
Existen muchos sustitutivos para “cosa”. Eso de “sentía una cosa en mi estómago que parecía que me comía por dentro”
Podría sustituirse por “la sensación que tenía dentro del estómago me hizo pensar que mis intestinos estaban siendo digeridos por mi organismo” O algo por el estilo.
Y los “había” suena a cuento para niños: “había una vez…” “Había una casa junto al lago que tenía el aspecto de estar abandonada”
Podría sustituirse por “Cuando vi la casa cerca al lago supe por su aspecto que nadie vivía en ella”
Siempre ser más directos da más realismo a la historia.
Es preferible describir a un personaje que calificarlo. Que sea el lector quien decida si es hermoso, atractivo o decididamente feo. Igualmente que sea él quien decida si lo que está leyendo es sorprendente, mágico o aburrido. Para eso está el escritor, para narrar, no para calificar. Y las explicaciones… ¡Ah… que falta grave!
Una novela no debe ser explicada. Tiene que narrarse de tal manera que el lector sepa por los datos, no por las explicaciones, qué es lo que está ocurriendo. No se debe explicar por qué se enamoró Margarita. Se debe narrar cómo fue el proceso de enamoramiento, para que el lector se entere y deduzca si Margarita está o no enamorada.
Por sus palabras, por sus gestos, por su manera de comportarse, los personajes que son los que dan vida a una novela, harán que el lector viva con ellos la historia que se está narrando.
También es importante el empaque. Me refiero a la portada; no debe decir mucho, pero tampoco ser demasiado ambigua. He visto portadas que más parecen anuncios publicitarios, y no creo que sean las más apropiadas.
La sinopsis o contraportada: No engañar al lector es mi lema. Puede ser contraproducente si uno empieza una novela con una expectativa diferente a la que plantea la sinopsis o la publicidad que se le da.
Personas que conozco y hasta algunas que me han escrito insinúan que sus vidas son dignas de una novela y prometen contármela. Yo recibo esas “amenazas” con una sonrisa, pues no queda otra. La verdad es que no podría escribir acerca de la vida de una mujer que perdió a su marido y quedó sola con siete hijos. Para que una vida como esa se transforme en una novela tendría que haber encontrado en el piso de su casa algún día que estuviera excavando, una pequeña caja con un secreto para recuperar su vida perdida. O un pergamino con datos para obtener sus deseos más preciados, y una vez obtenidos, que la historia no terminase ahí sino que empezara. O que sus hijos por los que luchó toda la vida no fuesen suyos sino que se los hubiesen implantado por medio de alguna manipulación genética. Esa es la novela: ficción, fantasía, imprevistos, asombro. Realidades tenemos demasiadas.
Creo que ya me extendí demasiado y en honor a la verdad, la entradas demasiado extensas son fastidiosas por más interesantes que sean.
¡Hasta la próxima, amigos!
B. Miosi
Blanca, has hecho una síntesis clara y perfecta para orientar a los principiantes y para explicar que contar historias no es tan fácil como piensan algunos.
ResponderEliminar¡Saludos!
Excelente Blanca, me encantó este artículo, un millón de gracias por compartirlo...
ResponderEliminarMuy bueno. Me sirvieron de mucho tus palabras, gracias.
ResponderEliminarCon tu permiso, agregaría que otra cualidad que permite a los lectores promedio distinguir un texto de autor novel son los adverbios terminados en -mente. Algunos están plagados de ellos.
ResponderEliminarTambién me gustaría agregar que esto no es "en contra" del autor novel, por el contrario, todos hemos transitado un camino en la escritura y hemos cometido nuestros errores. Mi intención es alentarlos para que continúen aprendiendo y así obtengan el éxito esperado. Todos aprendemos día a día, noveles y no tan noveles, noveles y consagrados. El autor que deja de aprender es un "autor muerto" y su literatura no puede estar viva. Por eso es tan peligroso un autor novel creyéndose el mejor como un autor consagrado que se cree el mejor.
Con tu permiso, si algún autor novel pasa por aquí y le interesa seguir aprendiendo, dejo un dossier de escritura que elaboré hace un tiempo para ellos: http://annakarine.blogspot.com.ar/2012/01/dossier-mejora-tus-tecnicas-de.html (si no quieres el link, me avisas por favor que lo borro y dejo solo el mensaje, no es mi intención captar visitas con esto)
Un abrazo.
Me parece muy interesante todo lo que has apuntado. Aunque no lo creas has sido capaz de enumerar fallos que yo no había leído en ningún lugar.
ResponderEliminarUn apunte: a toda esa gente que "amenaza" con contarte su vida para que la transformes en una novela yo le animaría a intentarlo ellos mismos, que sí se saben su vida de pe a pa. Creo que en el camino de esa escritura aprenderían muchas cosas. Tantas, que intentarlo merecería la pena.
Es una opinión personal, a mí escribir, bien o mal, me ha aportado tantas herramientas para vivir que no puedo obviarlo.
Interesante entrada :D
Me parecen unos buenos consejos, Blanca. Muchos deberían preocuparse por mejorar sus narraciones antes de intentar publicarlas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bueno, Blanca, en tu linea, es una clase magistral para alumnos (y escritores) sobre técnicas literarias. Feliciades, y como siempre, un placer leerte.
ResponderEliminarun abrazo
Muchísimas gracias, Blanca. La cosa es que pensando en mejorar algo, claro, ¿cómo evadir la naturalidad?...
ResponderEliminarTe admiro, mucho, por decirnos lo que tú crees que es la verdad, y seguramente lo sea.
lo dicho, cuando habla la vasta experiencia de los hacedores de historias, nosotros los aprendices debemos callar y aprender...
ResponderEliminarsaludos. justo justo al espacio que dejan mis dudas.
mario a.
¡Amén!
ResponderEliminarMuy buen artículo, que también se complementa con las aportaciones de tus lectores, como Anna Karenine.
Felicidades
Tienes mucha razón, los que acabamos de empezar ya nos hemos topado con nuestros propios errores en las lecturas más de una y dos veces. Menos mal que el formato digital permite mejorar lo escrito, aunque no siempre haya tiempo de dejarlo perfecto ;-). Saludos.
ResponderEliminarTe odoro Blanca, por ser la única persona con la gran generosidad, bondad y grandeza para hablarme de mis espantosos errores gramaticales y sintácticos. Eres genial.
ResponderEliminarTodo esto que nos cuentas, con la voz de la experiencia, no es más que el resultado de una madurez literaria adquirida con la lectura, la escritura, la paciencia y la perseverancia.
ResponderEliminarEso es justamente novelar; los que estamos en esta tarea de aprender, bien lo sabemos.
Para nada ha resultado largo tu post, muy al contrario.
Un abrazo.
¡Bien dicho, Blanca! Gracias por la lección.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Bien dicho, Blanca! Gracias por la lección.
ResponderEliminarBlanca no quería dejar de agradecerte que hayas formado parte de mi blogosfera....Ha sido un placer. Hasta pronto y un beso para ti pedazo de escritora
ResponderEliminarMe encanta tu entrada, Blanca. ¡Cuánto nos queda por aprender!
ResponderEliminarUn beso y enhorabuena
Muy buenos consejos, Blanca.
ResponderEliminarY la gran verdad es que hoy dia todo el mundo cree que puede escribir un libro y publicarlo, y que además es el mejor...
Nunca habia dejado tantos libros a medias.
Creo que en lugar de preguntarse cómo tener éxito, algunos deberían preguntase si deben publicar lo que escriben.
Besos
Muy buenos consejos, Blanca. Siempre eres generosa con tus conocimientos y, por ello, muy apreciada. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarJe, je, a mí no me preguntan estas cosas, y es una cosa que lo hagan, te están tomando como referente, amiga. Los ejemplos que dan son muy válidos, y aunque alguno es muy básico, es cierto que se da en muuuchos casos, que se pueden leer hoy mismo y no solo en formato electrónico, sino en el físico.
ResponderEliminarY con respecto a lo de las vidas "novelables", es verdad que cada uno que piensa que su vida es una aventura, haces bien en hablar de ese asunto y dar una explicación que, dicho sea de paso, comparto al completo.
Un abrazo, amiga.
Hola Blanca, y demás amigos de la bitácora "blanquinense". No me resisto, merced al propio artículo que nos ocupa y a la justa reflexión de Jesús F. Alonso, a dejar en el aire la siguiente pregunta:
ResponderEliminar¿Acaso cuando escribimos no "se nos escapan" ciertos detalles autobiográficos en cada obra? Quizás de un modo muy sutil, tal vez ni siquiera de nuestra propia biografia, si no de otra ajena... pero... ¿no tenemos todos una minúscula tendencia a imbricar vivencias cercanas en las ajenas-inventadas cuando construimos demoradamente una supuesta ficción?
Lo digo porque las poquísimas personas que han tenido el atrevimiento de leer varias de mis novelas -y que, a la sazón, me conocen de cerca- han sabido identificar traiciones de mi subconsciente -que a veces lo han sido del subconsciente colectivo, porque "no iban por ahí los tiros... o tal vez sí"-.
No sé si me explico. ¿Alguien opina algo al respecto? Gracias.
Por lo demás, un artículo muy valiente y eficaz, Blanca, cual es costumbre.
Besos
Hola amigos, no he contestado individualmente a sus respuestas y comentarios porque últimamente tengo cierto problema para entrar a mi blog, ¡qué cosas! Estoy por cambiar de CPU porque el mío ya no da más, está muy lento.
ResponderEliminarAhora estoy en el del trabajo que es mucho más rápido, pero no siempre tengo tiempo aquí para escribir.
Me satisface haber aclarado algunos puntos para los que no los sabían, y agradezco los comentarios, todos muy interesantes.
Winnie, hablas en pasado como si no fuera a visitarte nunca más... es lo que digo, no puedo entrar a blogs, ya pronto tendré una máquina nueva y podré visitarlos como se debe.
Francisco: ese tema que propones es muy interesante, y me gustaría tratarlo en una entrada futura, creo que daría para mucho. Creo que algo de nosotros hay en ciertos personajes... nuestro alter ego siempre nos juega una pasada, :) pero llega un momento en el que nos desprendemos de él.
Un beso cariñoso a todos!
Blanca
Bueno, a mí sí me pareció interesante.
ResponderEliminarNo tengo aspiraciones de escritora, pero me ha gustado ver qué pequeños puntos seguís los que sí sabéis contar historias :)
Como lectora nunca me fijo si hay muchos "había" o "cosa", pero sí que notas que algo está fallando.
Un saludo!!