Sigo con Prosófagos... Parte 2
Aclaro que no soy una crítica literaria, sólo doy mi impresión muy subjetiva, por cierto, de algunos compañeros sobresalientes de los foros.
Laocoonte, este joven genio llenó mis oídos de música escuchando su tocata para un carnicero. Uno de los cuentos más cinematográficos que he leído, creo haberlo visto en Letras Escondidas, y después lo encontré en Prosófagos. Laocoonte posee una cualidad que rara vez se da en un escritor tan joven; sus cuentos están salpicados de un aire antiguo, leerlo es sumergirse en aguas turbias, pero con rayos infrarrojos. Le pedí su cuento para una selección que por ahora está en espera, ojalá más adelante se dé el proyecto. Además, es agradable, educado, es un gusto tratar con él.
Pepsi, reconozco que la primera vez que vi ese nick sentí cierto reparo en leer algo de ella. Después deduje que mi actitud podría deberse a que prefiero la Coca Cola. Una vez más compruebo que una no se debe dejar llevar por apariencias engañosas, pues encontré un ser humano cálido, burbujeante, como la misma competencia. Su capacidad de escribir acerca de cualquier tema, por trivial que éste sea, es inaudita. Aún recuerdo un post en BV acerca de unos zapatos de tacón que llenó tantas páginas que no pude menos que ver de qué trataba. En resumen, se hablaba desde zapatos de tacón hasta de la revista Vanidades, pasando por consejos de belleza y las partes estéticas que menos gustaban. ¡Pero qué bien lo contaba! Aunque creo no hacer justicia si sólo me refiero a esa parte. Pepsi tiene gran sensibilidad, y le he leído algunos cuentos realmente buenos.
Boris Rudeiko, entrañable Boris desde los tiempos de BV, cuando leí por primera vez un cuento suyo acerca de un regalo comprado en una tienda de antigüedades en Rusia. Sus cuentos tienen la virtud de relatar pasajes cotidianos de la vida, llevarme a una playa donde hay niños jugando, o hacerme soñar en la sala de espera de un médico, y siempre, siempre, cada vez que leo algo suyo me parece ver a través de los ojos de un espectador que desde la esquina de una habitación se limita a contar lo que ocurre. Boris es un compañero respetuoso, tiene don de gentes, y es tan elegante como su nick.
Ñam, ¡Qué gracioso nick! Al principio pensé que sonaba a sabroso, por aquello de Ñam, ñam... qué rico... Lo del “8” no sé qué quiera decir, tal vez es una cábala. Ella es una chica misteriosa, sus cuentos encierran algo que queda oculto; hay un cuento suyo que trata de un teléfono que no deja de sonar y al saber dónde y quiénes rodean el misterio, se le va poniendo a una la carne de gallina. Confieso que a partir de allí cada vez que suena el teléfono contesto lo más rápido que puedo. Un teléfono sonando eternamente es lo más tétrico que se puede escuchar. Ñam es alegre, espontánea y efusiva, además de buena escritora, tiene un estilo muy reconocible.
Dejo hasta aquí el avance de Prosófagos, y cosa curiosa: mientras escribo desde casa donde no tengo Internet, y lo hago recordando las huellas que cada uno dejó en mí en momentos determinados, caigo en cuenta de que hay mucha gente buena y valiosa en el foro, que dedica gran parte de su valioso tiempo para leerse una a otra, comentar, criticar, aconsejar, agradecer, e ir sembrando amistades que con el tiempo se vuelven inapreciables. No se pierdan la próxima entrega, que aún queda para rato...
Laocoonte, este joven genio llenó mis oídos de música escuchando su tocata para un carnicero. Uno de los cuentos más cinematográficos que he leído, creo haberlo visto en Letras Escondidas, y después lo encontré en Prosófagos. Laocoonte posee una cualidad que rara vez se da en un escritor tan joven; sus cuentos están salpicados de un aire antiguo, leerlo es sumergirse en aguas turbias, pero con rayos infrarrojos. Le pedí su cuento para una selección que por ahora está en espera, ojalá más adelante se dé el proyecto. Además, es agradable, educado, es un gusto tratar con él.
Pepsi, reconozco que la primera vez que vi ese nick sentí cierto reparo en leer algo de ella. Después deduje que mi actitud podría deberse a que prefiero la Coca Cola. Una vez más compruebo que una no se debe dejar llevar por apariencias engañosas, pues encontré un ser humano cálido, burbujeante, como la misma competencia. Su capacidad de escribir acerca de cualquier tema, por trivial que éste sea, es inaudita. Aún recuerdo un post en BV acerca de unos zapatos de tacón que llenó tantas páginas que no pude menos que ver de qué trataba. En resumen, se hablaba desde zapatos de tacón hasta de la revista Vanidades, pasando por consejos de belleza y las partes estéticas que menos gustaban. ¡Pero qué bien lo contaba! Aunque creo no hacer justicia si sólo me refiero a esa parte. Pepsi tiene gran sensibilidad, y le he leído algunos cuentos realmente buenos.
Boris Rudeiko, entrañable Boris desde los tiempos de BV, cuando leí por primera vez un cuento suyo acerca de un regalo comprado en una tienda de antigüedades en Rusia. Sus cuentos tienen la virtud de relatar pasajes cotidianos de la vida, llevarme a una playa donde hay niños jugando, o hacerme soñar en la sala de espera de un médico, y siempre, siempre, cada vez que leo algo suyo me parece ver a través de los ojos de un espectador que desde la esquina de una habitación se limita a contar lo que ocurre. Boris es un compañero respetuoso, tiene don de gentes, y es tan elegante como su nick.
Ñam, ¡Qué gracioso nick! Al principio pensé que sonaba a sabroso, por aquello de Ñam, ñam... qué rico... Lo del “8” no sé qué quiera decir, tal vez es una cábala. Ella es una chica misteriosa, sus cuentos encierran algo que queda oculto; hay un cuento suyo que trata de un teléfono que no deja de sonar y al saber dónde y quiénes rodean el misterio, se le va poniendo a una la carne de gallina. Confieso que a partir de allí cada vez que suena el teléfono contesto lo más rápido que puedo. Un teléfono sonando eternamente es lo más tétrico que se puede escuchar. Ñam es alegre, espontánea y efusiva, además de buena escritora, tiene un estilo muy reconocible.
Dejo hasta aquí el avance de Prosófagos, y cosa curiosa: mientras escribo desde casa donde no tengo Internet, y lo hago recordando las huellas que cada uno dejó en mí en momentos determinados, caigo en cuenta de que hay mucha gente buena y valiosa en el foro, que dedica gran parte de su valioso tiempo para leerse una a otra, comentar, criticar, aconsejar, agradecer, e ir sembrando amistades que con el tiempo se vuelven inapreciables. No se pierdan la próxima entrega, que aún queda para rato...
Que Blanca Miosi es un encanto queda claro cada vez que postea. Rigurosa y cálida, elegante y con clase. Un besazo para esta venezolana que imprime la calidad de su persona en sus criaturas escritas.
ResponderEliminarÑamñam, un abrazo muy fuerte
Blanca! Blanquita!
ResponderEliminarNiña, qué gusto ver tu blog. Y, qué puedo decir. Tus palabras sobre tus compañeros de prosófagos son tan entrañables. Algo que perdurará en nuestros corazones.
Es un placer, muchas gracias por abrir este rinconcito.
Y muchas felicidades por tus éxitos literarios.
Besazos,
pepsi
(a mí también me gusta la coca-cola, jajaja)
Hola querida Ñam, muchas gracias por tus palabras, cuando leo cosas así ¡quién aguanta mi ego! Sólo digo lo que puedo captar de las personas a través de su escritura,
ResponderEliminarMuchas gracias por visitarme,
Un gran beso,
Blanca
Pepsi, sabes que un día de estos me doy un tiempo y pasaré por Prosófagos, aún hay varias personas que debo conocer, para poder escribir de ellas,
ResponderEliminarGracias por tus buenos deseos, y por mi libro: ¡brindemos con Coca Cola!, jaja
Besos,
Blanca
Hola, Blanca,
ResponderEliminarDe nuevo felicidades por escribir tan bien y por haber publicado ese libro que estoy deseoso de leer.
Tu blog es un lugar acogedor, me gusta mucho, y tus comentarios sobre los compañeros del foro y el que dedicas a mí mismo, demuestran no sólo tu capacidad para escribir, sino también tu generosidad.
Me gustó tanto tu blog que estoy creando el mío.
Un fuerte abrazo, Boris.
Boris, es un placer tenerte en mi blog, y como dije antes, sólo dejo mis impresiones de los compañeros de foros, es lo que logro captar a través de los cuentos y comentarios.
ResponderEliminarSiempre serás bienvenido y espero visitarte en tu blog, gracias por tus palabras, Boris.
Un abrazo,
Blanca
Hace días, cuando lo tenías recién estrenado el blog, me pasé por aquí, aunque no te dejé comentario. Me gusta mucho. Y también me gusta el repaso que estás haciendo a los foros literarios que pululan por Internet. Hace un año cuando entré en ellos no pensé que pudiera aprender tanto y que pudiera conocer a un grupo estupendo de personas con las que hemos entablado un bonito vínculo de amistad, que ha hecho que camináramos juntos, pasando por diversos avatares hasta llegar a Prosófagos, foro del que hablas ahora. Gracias por estas palabras que nos dedicas a los compañeros.
ResponderEliminarBesos,
Margarita
Margarita, creo que unos de los lugares más interesantes de la red son los foros literarios, porque ahí podemos encontrarnos con gente que tiene nuestras mismas inquietudes, lo que da pie para buenas amistades. Yo también paso de vez en cuando por tu blog, es muy bonito y tienes cosas interesantes, en una tercera entrega seguiré hablando de Prosófagos.
ResponderEliminarBesos,
Blanca
Hola Blanca!!
ResponderEliminarPerdona mi tardanza (uy, yo me la paso pidiendo perdón ¿ves?)... Gracias por tus palabras.
Y el blog... ¡qué alegría! Estrenas casa virtual. Tal como Boris, yo también ya pienso hacer el mío.
Además, encuentro un montón de cosas interesantes (acuerdo por completo en tu artículo sobre las reglas hechas para ser rotas). Uno puede aprender mucho de ti.
Y de nuevo te reitero mis agradecimiento por lo que mencionas, aunque, jeje... eres muy generosa.
Un abrazo. Y felicidades por el blog, y por el libro.
Laocoonte.
P.S. Sería fabuloso que algún día presentaras "La Búsqueda" en México. De seguro sucede en un futuro cercano.
Laocoonte, disculpa la tardanza en responder, pero he tenido problemas con mi blog. Mi sueño es presentar "La búsqueda en todos los países que pueda, como hacen los grandes, pero mientras tanto, solo me queda soñar...
ResponderEliminarMuchas gracias por dejar tan lindo mensaje,
Besos,
Blanca
Hola Blanca.
ResponderEliminarUn gusto y placer saludarte.
Deseando éxitos en tu labor.
Me encanto esto:
"Mientras retocaba la Gioconda, Leonardo miró una vez más su enigmática sonrisa. Nunca imaginó que ella sabía que él se convertiría en un código. B. Miosi"
Felicidades.
LOBOHERIDO
LoboHerido, muchas gracias por tu visita, y por tus buenos deseos,
ResponderEliminar¡Nos vemos en Prosófagos!
Un abrazo,