sábado, 15 de octubre de 2016

Hoy se lee más que nunca

Leer abre horizontes. Una persona habituada a la lectura será más crítica, aprenderá a deducir, se enterará de cosas que jamás hubiera imaginado que existieran, y por si fuera poco, disfrutará mientras lo hace. Las personas que leen son en cierta forma peligrosas para los gobiernos, pues dejan de ser meros instrumentos de votación para convertirse en jueces.

Muchos tienen la creencia de que Internet con sus redes sociales ha perjudicado el interés que las personas tienen en el mundo que los rodea y yo diría que es todo lo contrario. Hoy en día cualquiera que esté interesado en el planeta y también en lo que ocurre fuera de él puede acudir a numerosas fuentes de información en Internet —sí, ya sé: no todo lo que ahí se publica es 100% verídico—, pero eso también es parte de nuestra formación. Con el tiempo vamos aprendiendo de qué fuentes nutrirnos y localizamos las más fidedignas. La gente no abandona la lectura, como comentan muchos, por estar metida en las redes sociales; creo que la gente se nutre de toda clase de información al hacerlo. Facebook, por ejemplo, es una fuente de información. Se publican no solo los cumpleaños y las fotos del niño recién nacido, las fotos de la mascota bailando merengue o de la boda de una pareja hace cincuenta años; también encontramos artículos interesantes acerca de lo que ocurre en política en el mundo, los inventos tecnológicos, los ganadores de los premios Nobel, Pulitzer, o quién es el científico más reconocido de la actualidad, algo que antes hubiera sido imposible saber o al menos enterarnos de toda la información al mismo tiempo, y ¿cómo se entera la gente de todo? Leyendo. Así de simple. También en las redes sociales se lee.

Claro que no todos comprenden lo que leen. Algunos se limitan a ojear los encabezados de las noticias y emiten opiniones disparatadas. Cuando lo notan (si llegan a hacerlo), aprenden que la próxima vez para no quedar en ridículo deben darse el trabajo de informarse mejor. Eso pasa muy a menudo, incluso a mí me ha sucedido. En las redes sociales, como en la vida normal, todos intentamos mostrar la mejor cara —a algunos no les interesa esta parte, aclaro—, pero la mayoría desea mostrarse más culto, más inteligente, más informado… y todo eso se obtiene leyendo, buscando, escarbando entre la infinidad de noticias que aparecen sobre un mismo tema.

Algunos estudios determinan que frecuentar las redes sociales influye en la memoria, desarrolla partes del cerebro: “Gary Small de la Universidad de California, advierte que el uso excesivo de Internet (más de 10 horas al día) puede reducir gravemente las aptitudes sociales de una persona, sin embargo, su moderación representa una fuente sorprendente de ejercicios para la mente y atenúa la degradación del cerebro producida por la edad.” Yo no estoy muy de acuerdo con la primera parte del enunciado, pues a través de las redes sociales nos relacionamos con gente de diversas culturas que antes jamás hubiéramos tenido oportunidad de contactar —no hablo de conocer porque ni teniendo en frente a la persona se la podrá conocer— e intercambiar gustos, ideas o costumbres.  Eso también es socializar, y si se vive en una misma ciudad es frecuente que las personas que se contacten a través de Internet puedan reunirse, con lo que se estarían incrementando las aptitudes sociales. Y no hablo de encuentros con fines románticos sino de reuniones grupales con fines determinados, como de escritores, lectores, gente amante de las artes culinarias o también por el simple deseo de tratar a las personas con las que se conversa a través de la pantalla.


La lectura es un medio que nos conduce hacia nuevos horizontes, como escribí al principio, y de la única forma de conectarse con el mundo a través de Internet es leyendo y escribiendo. Por eso pienso que hoy se lee más que nunca. Los que antes eran simples lectores tienen blogs en donde escriben de libros; muchos entran, leen y opinan, y no solo hay gente escribiendo de libros: existen blogs con toda clase de temas y gente que opina. Tal vez también sea por eso que hoy existen más escritores que nunca.


¡Hasta la próxima, amigos!