lunes, 23 de abril de 2018

¿De dónde viene tu inspiración?


Es la pregunta que siempre me hacen en las entrevistas. Es difícil responder, al menos para mí. Cuando escribí mi primera novela recuerdo que simplemente pasé al papel una idea que tenía en la cabeza, como cuando uno divaga y crea historias, algo que hice siempre, desde muy chica. Tuvieron que pasar muchos años antes de ser consciente de que las imágenes que rondaban en mi mente, las historias que tejía para no aburrirme, podrían ser llevadas al papel, y es que siempre sentí un respeto reverencial por los escritores y no me atrevía a pensar que yo sería capaz de hilvanar una historia de principio a fin como las muchas que leí desde niña.

Crecí rodeada de libros, no porque en mi familia fuesen fanáticos de la lectura, fue porque mi madre no tenía dónde dejarme en vacaciones y me enviaba a la biblioteca. Allí encontré un mundo incomparable. Podía pasarme horas sentada frente a la mesa en una dura silla de madera sin sentirla, porque mis cinco sentidos estaban puestos en el libro, sea “Mujercitas”, “Moby Dick”, “El conde de Montecristo”, “La isla misteriosa” o “Los tres mosqueteros”. 

Mamá sabía que me gustaba leer; yo le había contado que en casa de papá encontré una caja llena de libros debajo de la cama y me los había leído todos. Había muchos libros de vaqueros, de esos de cowboys, también de Julio Verne y encontré un libro que me impresionó de por vida: “La metamorfosis” de Franz Kafka. ¿Cómo no iba a reverenciar a los escritores? ¡Eran unos genios!

Tal vez la respuesta para la pregunta ¿De dónde viene tu inspiración?,  esté allí. En esa enorme cantidad de libros de toda índole que leí desde niña. No fui aficionada a los cuentos para niños, nunca tuve uno con esos gráficos a colores que después conocí, ya de grande, y cuando los leí me parecieron realmente crueles. Madrastras que tratan de asesinar a sus hijastras, brujas que alimentan a niños para cocinarlos y comérselos,… ¿Pueden haber mentes más retorcidas?  El final, claro, siempre feliz. Tal vez es el motivo por el que algunas de mis novelas tengas finales realistas, no siempre las historias terminan como uno desea, la vida es diferente. Cuando acaba una historia (o la vida) acaba y punto. Hasta podría decir que todos los finales de la vida son infelices. Por suerte, en las novelas podemos poner “fin” sin ir más allá de ese final que hemos creado y que quedará impreso por los siglos de los siglos.

Después de quince novelas de diversos géneros, porque nunca quise encasillarme ―creo que pese a que mis libros son catalogados por la mayoría como comerciales, y la principal regla del marketing es crearse un nicho de lectores, es decir escribir para un determinado grupo―, decidí que escribiría acerca de lo que a mí me atrajera más. Y lo que más me gusta es escribir historias extraordinarias,  poco comunes. No podría escribir acerca de las desgracias de una mujer que no es correspondida por un hombre, por ejemplo, a menos que sea la parte secundaria de la trama. Tampoco dedicaría horas de escritura a las desgracias de una mujer abandonada (aunque muchas amigas me escriban diciéndome que su vida da para una novela). Claro que si mi amiga fue abandonada por un hombre que resultó ser un espía del Kremlin, y la utilizó para conseguir información a través de la red de traficantes que se movía en su salón de belleza sin que ella fuera consciente de ello, el asunto sería diferente.

Creo que la inspiración es la conjunción de varios factores: El deseo de incursionar en un terreno desconocido (no hay nada mejor que investigar acerca de una enfermedad extraña, por ejemplo);  la curiosidad por saber “qué sucedería si…” Una fórmula que utilizo con frecuencia, y el deseo de crear personajes diferentes. No todos los malos son remalos, ni los buenos rebuenos,  el ser humano es como es, con virtudes y defectos. A partir de estos factores empiezo a crear en mi mente, a imaginar situaciones, a contestar mis propias interrogantes: de haber estado yo en tal o cual situación… Entonces surge la historia. Pero eso de pensar que de pronto uno se sienta frente al teclado y la inspiración viene como si se tratara de un hada madrina, nos toca con su varita mágica y ¡Pum!, se enciende una musa es absolutamente falso. Al menos en lo que a mí respecta.

La inspiración requiere de un profundo ejercicio de imaginación, investigación, suposición y, de alguna manera, talento para llevarla al papel de manera atractiva, coherente e interesante, con un lenguaje claro, sencillo y comprensible.

¡Hasta la próxima, amigos!

martes, 17 de abril de 2018

Las habladurías en el mundo de la escritura

Hoy me gustaría hablar acerca de la manera como enfocamos nuestra carrera de escritores. Es carrera, sí, señor, y es una de fondo, en la que el que no soporta la presión no llegará muy lejos.

¿A qué presión me refiero? A la que nos vemos sometidos todos los escritores, seamos independientes o no. Un escritor debe dedicarse en primer lugar a escribir, es una perogrullada pero la digo porque en la actualidad hay escritores que dedican la mayor parte del tiempo a ver qué hacen otros, qué piensan otros, cómo les va a otros, en lugar de ocuparse de lo más importante: escribir buenos libros. Y, en general, los escritores que ponen más atención a lo que hacen los demás son los que menos bien les va con sus libros.

Comentarios como "no sé por qué mi libro no se vende"; "promociono todo el tiempo y no sirve de nada"; "los comentarios son hechos por amistades"; "fulano no es un bestseller"; "mis libros se piratean por miles y por eso no vendo"; "he mandado mi libro a muchos blogs, pero sin embargo no puedo entrar a las listas"... son indicativos de que no están enfocados en lo principal: escribir. Y escribir una buena historia. No una sino dos, tres, cuatro, ¡o más!. 

Además, creo yo, son comentarios contraproducentes, porque la gente se dará cuenta de que si a pesar de tantos esfuerzos no leen sus libros, "por algo será".

En lugar de dedicar el tiempo a hablar de los demás o de lo mal que les va, ese valioso tiempo deberían de ocuparlo en crear la mejor de las historias. Yo no pierdo el mío enviando mi libro a los blogs de reseñas. Si desean reseñarlos ¡Qué bien! y agradecida quedo, pero que nadie diga que solicité una buena reseña o un comentario a cambio de mis libros. Creo que es la manera más honesta de llevar una carrera de escritora.

¿En qué otra cosa ocupo mi tiempo además de escribir? En promocionar mis libros, obviamente. Y muchos libros de otros, pero sin pedir compensación ni a cambio de nada. Lo hago porque me gusta y porque soy así.

Por eso cuando recibo un mensaje de alguien a quien he promocionado y dejo de hacerlo y me dice: "No estás promocionando mis libros". Me quedo de piedra. No es mi obligación. Así como no obligo a nadie a propagar mis libros, tampoco estoy obligada a hacerlo con los de alguien en particular. Claro, pongo más empeño en las novelas que me han gustado, creo que como cualquiera haría, pero soy libre de ayudar a quien yo desee.

Observarán que esta entrada tiene cierto regusto negativo, y tal vez estén en lo cierto. Últimamente las personas se han vuelto agresivas. O quizá hayan sido siempre así, y cuando encuentran la manera de descargar en otros su frustración van a por él sin importarles el ridículo. Pero nosotros, como buenos escritores, tenemos una carrera de fondo a la que hacer frente y no nos dejaremos amilanar por habladurías ni dimes ni diretes. 

Enfoquémonos pues en lo nuestro. Hagamos cada vez mejores obras, y que sean ellas las que hablen por nosotros.

¡Hasta la próxima, amigos!

lunes, 9 de abril de 2018

Las ventajas de publicar en Amazon

Hoy encontré en Twitter un artículo de Stefanía Gil en su Web Autopublicar exclusivamente con KDP… o no… ¡He ahí el dilema! en el que habla de las ventajas que tiene Amazon comparada con otras plataformas de autopublicación como iTunes, Kobo, Tagus, Nook...  Y le doy la razón.

No es la primera vez que me entero de la inefectividad de otras plataformas aunque algunos escritores de manera excepcional tengan experiencias afortunadas con ellas.  La mayoría termina regresando a Amazon y su inigualable servicio de autopublicación KDP.  Me consta porque es el único sitio donde publico y puedo decir con orgullo que soy exclusiva de Amazon KDP.  Y no se trata de hacer publicidad gratuita ni nada por el estilo, es la realidad. Según contaba Stefania, su paso por otras plataformas no fue una buena experiencia no solo en ventas (Con mucha ventaja Amazon es la que más vende siempre) sino también en relación con los pagos. 

La plataforma de Jeff Bezos es la única en el mercado de autoublicación que trata a los escritores con el respeto que merecemos. Soluciona nuestros problemas con diligencia, las ventas se reflejan no solo diariamente sino a cada hora, y los pagos mensuales llegan con puntualidad inglesa los días 20 de cada mes (al menos en mi caso). No hay necesidad de hacerles recordar ni exigir, ni patalear para que nos paguen. Los libros se venden y se exhiben más que en otras plataformas, y los escritores que dedican más horas del día a promocionar sus libros, si estos son buenos, a la larga tendrán su recompensa.  

Hoy más que nunca estoy convencida de que haber publicado a través de KDP de Amazon es la mejor elección que he hecho en mi vida. Me siento reconocida como escritora, he logrado llegar a miles de lectores de todo el mundo, y mi sueño de ser leída se ha convertido en realidad. Lo compruebo diariamente al recibir cartas de lectores desconocidos de los lugares más lejanos, y no hay nada que se pueda comparar a la sensación de que lo que he escrito lo está leyendo alguien en alguna parte del mundo.

Los libros impresos que ahora también pueden subirse directamente a KDP, se venden en las librerías Barnes & Noble y no se imaginan la emoción que me produce abrir cualquier página de Internet, diario o lugar de noticias y encontrarme con "El secreto, El manuscrito 1", libro de mi autoría, al lado de grandes escritores de renombre promocionado por Barnes & Noble. Algo que años atrás no pensé que fuera posible.

Estoy muy agradecida de haber encontrado a Amazon, hoy por hoy la que me permite vivir como escritora en una etapa de mi vida en la que difícilmente podría ejercer cualquier otra labor.  Siempre que me preguntan ¿dónde puedo publicar?, les sugiero a Amazon. Me miran con aires de suficiencia y comprendo que se sientan menospreciados como escritores. Y aquí quiero hacer una acotación: Las editoriales rara vez aceptan manuscritos de autores que uno haya recomendado. Hay escritores o amigos/as que piensan que como he publicado por editoriales pueden usar mi nombre para que les presten atención al yo haber publicado por tal o cual editorial y desafortunadamente no es así. Sin embargo, les doy los datos, los nombres a quienes pueden dirigir sus correos, inclusive pueden mencionarme si les apetece, pero eso no garantizará que serán publicados. Luego de un tiempo me cuentan su mala experiencia, el rechazo editorial y su frustración, es entonces cuando se deciden por Amazon. A algunos les va igual de mal; otros tienen mejor suerte (o mejores libros) y logran hacerse un lugar.

Para los que siguen pensando que las editoriales son el camino a la fama, les recomiendo entrar a Google y buscar como hice yo las páginas de las editoriales y enviar sus manuscritos. Tuve suerte de que los míos fueron aceptados y publicados, pero lo hice sin pedir favores. Solo una escueta carta de presentación y una sinopsis de quince líneas de mi obra. Pero les aconsejo no dejar de probar en Amazon. No es que todo el que publique allí tenga altas ventas, eso dependerá del libro obviamente,  porque no todo lo que allí se publica se vende, pero si están seguros de que tienen una buena historia, está bien escrita y sobre todo bien corregida, con seguridad conseguirán ser leídos por muchas personas, que es al fin y al cabo el deseo de todo escritor.

¡Hasta la próxima amigos!

domingo, 1 de abril de 2018

¿Eres escritor? Tu nombre es importante


Primer día de abril. Estoy en la última etapa de corrección de mi novela “El sustituto” para poder publicarla en abril, tal vez después de la Semana del Libro que festeja Amazon con una selección de libros ofertados al -65% entre los que estará “El rastreador”, también de mi autoría.

Hoy iba a hablar de un tema importante para cualquier escritor: la marca. Conocemos a autores famosos solo por la mención de sus nombres, a algunos no los hemos leído, pero cuando se mencionan sus nombres sabemos de quiénes se trata. A eso se le llama tener una marca. Dije “iba a hablar” porque Pedro Araque se me adelantó en el artículo que acaba de publicar en su web Libretería , muy interesante por cierto.

Aun así, creo que hay algunos puntos importantes que me gustaría exponer aquí. Crear una marca requiere de visibilidad en las redes, pero de una visibilidad clara, que dirija al nombre del autor y su obra. He recalcado algunas veces en mis artículos que no es posible construir una marca si se utilizan varios nombres, aunque algunos sean supuestamente “estrategias” de ventas, como en el caso de los escritores que escriben bajo diferentes seudónimos por considerarlo más rentable, lo cual no pongo en duda.

Si se utiliza un seudónimo debe ser siempre el mismo, y convertirlo en su marca. Y, por favor, no utilizar nicks estilo @cositalinda o  @nituito o cosas por el estilo. El nombre y apellido del escritor debe quedar claro para que la gente lo asocie al del escritor y, obviamente, a los libros que escribe. No todos son amigos del escritor, de manera que para un lector potencial encontrarse en Twitter con @cositalinda no significará nada. Mientras que si ven @nombre verdadero mas la imagen del libro y el nombre del autor en él, sabrán que es el autor con quien podrán vincularse, comentar o conversar. Igual ocurre en cualquier red social.

La marca debe ir acompañada de una imagen potente, que sea igualmente identificable, y en los libros el nombre y apellido del autor en un tamaño que se pueda apreciar a simple vista. No comprendo a aquellos autores que ponen su nombre como si tuvieran miedo de ser asociados a la novela que han escrito. Algunas veces en sus perfiles de Facebook o Twitter ponen claramente “escritor” y sin embargo en los libros su nombre apenas figura.

Todos estos detalles van dando forma a una marca que con el tiempo y el buen trabajo, me refiero a la publicación de buenos libros, se irá haciendo conocida.

Está claro que quienes perdurarán en el tiempo como escritores reconocidos serán los que ahora escriben novelas con historias bien ensambladas, buenos personajes, que no dejen cabos sueltos y ante todo, que sean originales, no meras copias o repeticiones de temas ya conocidos. 

¿Quién no recuerda “El código Da Vinci”?; de inmediato salta el nombre del autor: Dan Brown. Corto, contundente. No hablo de calidad, hablo de marca.  Aunque a mí esa novela me encantó y pienso que Dan Brown es un buen escritor de thrillers, sé que hay muchos escritores que difieren y lo consideran definitivamente malo. La verdad, no sé los motivos.

No soy una autora muy conocida, sin embargo me ha tocado estar en alguna reunión y cuando alguien sabe que soy Blanca Miosi de inmediato me asocian con “La búsqueda”, mi novela más vendida.  Tal vez no recuerden mi nombre, pero sí mi novela. Y creo que también es una forma de hacerse una marca. Por eso recomiendo que no se olviden de la novela que más han vendido; es la que hará que los recuerden.

Últimamente he visto en cada página de noticias que abro en la web, mi novela “El Secreto, El manuscrito 1” promocionada por Barnes & Nobles al lado de otras en idioma inglés. Hago mención de esto porque es muy peculiar lo que ha sucedido con este libro. Es el que me ha abierto las puertas en muchos sitios. Actualmente está en manos de Maud Hillard, mi agente francesa quien, con la editorial Editions Univers de Gwendydd están preparando un gran lanzamiento en ese país en el formato de papel. Los editores se muestran encantados con esa trilogía. Amazon Publishing la publicó el año pasado con unas portadas espectaculares y es la que está detrás de su promoción. Ediciones B también la publicó y en general parece que es una novela que nació con buena estrella, gracias a ella los lectores llegaron a leer “La búsqueda”.

Con esto quiero decir que todo escritor necesita de una novela que le abra puertas. Una que sea tan diferente a otras, que marque un hito en su carrera. Y siempre, siempre, no escribir por escribir o porque piensen que necesitan vender. Hay autores que publican novelas como si fuesen rosquillas, una cada mes o cada quince días. Supongo que deben tener una plantilla y cambiar nombres y locaciones cada vez. ¿Pero alguien se acuerda de esas obras? Cuando un lector me escribe para decirme que una de mis novelas la ha leído dos veces, o que lo ha impulsado para empezar a leer, o que mi novela le ha enseñado a superar el dolor, o simplemente me da las gracias por escribir, recibo la mayor recompensa. Hace unos días recibí la carta de un invidente. Había escuchado “La búsqueda” en formato audible. Son motivos que hacen que desee que sea cada vez mejor escritora. Y desde aquí agradezco infinitamente a todas las personas que han leído mis libros, sin ellas no habría logrado nada.

Hasta la próxima, amigos.