martes, 10 de diciembre de 2019

"La casa de la mezquita", Kader Abdolah



"La casa de la mezquita", Kader Abdolah

La casa de la mezquita (Spanish Edition) de [Abdolah, Kader]Por recomendación de mis amigos Krina Ber y Heberto Gamero empecé a leer “La casa de la mezquita”. Al comienzo lo hice con cierto escepticismo porque las historias de Medio Oriente no me atraen, en especial porque sus ideas respecto del fanatismo que impregnan sus religiones no he logrado entenderlas. Sin embargo, esta novela me cautivó.

Supongo que la traducción tiene gran influencia, y asumo que es lo más cercana posible a la obra original, porque se lee en sus líneas el hacer y sentir de la gente de esas latitudes, su manera de ver la vida, de amar, sus costumbres, y en especial su odio.

En “La casa de la mezquita” cada personaje tiene un papel que jugar. Unos son buenos, otros extremadamente crueles, otros absolutamente ignorantes y algunos tan indiferentes y absurdos como ese ser deforme llamado Lagartija. A medida que pasaba las páginas me vi sumergida en un mundo diametralmente opuesto al mío y al mismo tiempo fue como si viera por una rendija la vida privada de “Las mil y una noches”. 
Cada persona tiene una historia tras de sí, y cada historia tiene su motivo. Las abuelas, Lagartija, Jaljal, la historia de las hormigas, que es como empieza el libro, la llegada de los saltamontes, el siempre respetado Aga Yan, que permanece incólume a pesar de los cambios por los que atravesó Irán; para algunos positivos y para otros nefasto. 

Las costumbres milenarias son imposibles de cambiar, al menos para las personas ignorantes, sencillas y creyentes como las que se reflejan en el libro. El mismo autor de origen iraní después de décadas de vivir en Holanda y recorrer mundo no ha dejado atrás ese mundo mitad mágico y mitad tenebroso que se desprende de sus palabras. Al mismo tiempo da a conocer los intríngulis que llevaron a la caída del Sha -espero yo- sin ningún matiz político, y me hizo reflexionar acerca de los países que rodean al que está en desgracia: no hay imperio que lo salve sino sus propias gentes, siempre y cuando dejen la profunda ignorancia de lado. Mientras existan adoradores que se inclinen al paso de la incultura, ignorancia y poder, siempre habrá países subyugados por los ambiciosos, no importa la religión que tengan. 
Un libro que enseña, entretiene y deja una profunda reflexión sin tratar de inducir al lector a inclinarse a un lado o al otro con un lenguaje que deja reminiscencias del pasado del autor.

¡Hasta la vista, amigos!

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