Los secretos de los buenos libros
Hace unos días me entrevistó Ana Nieto, directora de la agencia de marketing digital Web Empresa 2.0, autora del exitoso libro "Triunfa con tu ebook".
Una de las preguntas que me hizo fue: ¿Qué hacía que un libro se convirtiera en un bestseller?, desde mi punto de vista, como autora de novelas.
Ella tiene una página web en la que suele dar recomendaciones para posicionarse en las redes y ser un buen SEO, y, al igual que en su libro, los consejos son prácticos y eficaces, pero van dirigidos específicamente a los que escriben libros de autoayuda, crecimiento personal, o manuales de "Cómo hacer para".
Ella tiene una página web en la que suele dar recomendaciones para posicionarse en las redes y ser un buen SEO, y, al igual que en su libro, los consejos son prácticos y eficaces, pero van dirigidos específicamente a los que escriben libros de autoayuda, crecimiento personal, o manuales de "Cómo hacer para".
Supongo que no es lo mismo, como ella aclaró, hacer una portada para un libro de autoayuda que uno para una novela, y tiene toda la razón. Los mecanismos que hacen que se dispare la atención del público son absolutamente antagónicos en ambos casos.
En una novela priman más las tendencias, y con esto no digo que todos debamos acogernos a una determinada moda, no me refiero a eso. Así como Alejandro Dumás se hizo famoso escribiendo de sus mosqueteros y de la corte francesa, y John Grisham lo es por sus novelas basadas en problemas legales, cada época tiene determinada tendencia. Hoy en día el panorama es mucho más complicado, pues tenemos exceso de información de todo tipo gracias al uso de Internet y a la información que nos llega de forma masiva y simultánea.
Sin embargo, siempre sobresalen las tendencias: En el cine tienen mucho éxito las películas de acción: autos que salen de aviones y aterrizan en paracaídas para seguir siendo conducidos como si nada hubiera pasado, efectos especiales extremos; películas de ciencia-ficción en los que ya nada parece imposible y en cuanto al romance... la eterna búsqueda del amor verdadero nunca pasa de moda. Es una tendencia que se ha mantenido a lo largo de los años y las editoriales hoy más que nunca están sacando provecho de este filón inagotable, en el que los finales siempre deben ser felices.
La diferencia es que las novelas románticas de estos días deben, necesariamente, contener escenas de erotismo lo suficientemente explícitas como para mantener el interés en una trama que suele tener un final predecible. Lo que antes apenas se leía, hoy se repite a veces con demasiada frecuencia para tapar errores de narrativa o de estructura, pero después de Las 50 sombras de Grey ya todo es válido, y la mayoría de las lectoras se sienten más libres de expresar en público sus sentimientos respeto al sexo, porque está de moda ser una mujer liberada en ese sentido.
Por supuesto, siempre quedan los lectores que preferirán otro tipo de lectura, pero siempre dentro de estos parámetros: acción-aventura extrema-erotismo-romance.
Quien logre reunir estos ingredientes más una portada que impacte, y una narrativa que atrape al lector, puede tener la seguridad que tendrá entre sus manos un bestseller.
Es muy fácil decirlo. Hablar de ello es casi un tema obligado en las tertulias literarias, en las conversaciones entre escritores y supongo que también en las editoriales. Todos andan en busca del próximo bestseller que arrase y venda millones de libros. Pero de hablarlo a hacerlo, aunque se sepa cuáles son los ingredientes, hay bastante espacio.
Lo que para mí sí está claro es lo que en el día de hoy no se vende, o se vende poco: Novelas cuyo contenido se limite a problemas existenciales del personaje principal, y si la narrativa es demasiado culta o utiliza términos poco comprensibles para un lector medio, peor aún. Novelas que cuenten vidas comunes, amoríos sin sexo explícito, o con una historia que no sea del interés del lector porque aunque esté muy bien escrita, no tenga mayor significado ante la avalancha de noticias que vemos a diario.
Tal vez sea el motivo por el que Stephen King siga vendiendo tanto. Ya lo real no es suficiente. Hoy en día una novela preciosa como "María" de Jorge Isaacs -por poner un ejemplo-, no sería debidamente apreciada, pese a haber sido llevada a la pantalla una docena de veces (casi todas en el cine colombiano); lo que llama la atención en esta época no son los amores contrariados de dos adolescentes en un ambiente idílico, sino los argumentos con la profundidad y la fuerza suficientes que hagan que los asiduos espectadores de la pantalla chica se dignen dejar de mirar las series cada vez más espectaculares que pasan en televisión, para dedicar unas horas a una lectura que colme sus sentidos.
Y no es fácil. Todos sabemos qué debe contener una buena novela, lo difícil es llevarla al papel, o al teclado. También cuenta la buena estrella. Eso sobre todo lo demás.
Igual digo una tontería, pero no hay una buena novela, sino un lector adecuado.
ResponderEliminarTambién esa es una gran verdad, Raul.
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