Cuando los
ingresos de la industria de la música cayeron en picado debido a la introducción
de los MP3, muchos escritores empezaron a preocuparse. Mientras que los músicos
disponen de fuentes de ingresos alternativas, como las giras y el merchandising,
los escritores en general solo tienen una: sus palabras. Ni siquiera Stephen
King o J.K. Rowling llenarían un estadio para una lectura, y tanto la mayoría
de los autores que ocupan un lugar intermedio en las listas de éxitos como los
escritores noveles ya pueden considerarse afortunados si el número de
asistentes a un acto gratuito en una librería es mínimamente aceptable.
Las medidas
de la industria editorial para combatir la piratería no han servido más que
para ahuyentar a los clientes dispuestos a pagar. Si bien no apruebo la
piratería, sí creo que los autores necesitan replantearse sus creencias sobre
esta cuestión.
La piratería: un tributo al éxito
En primer
lugar la piratería casi puede considerarse un tributo al éxito. A los
escritores que no venden más que un puñado de libros al mes en general no los
piratean. ¿Por qué los hackers habrían de tomarse la molestia? Son los autores
de los libros populares —los que salen en las listas de éxitos
de ventas— los que están en el punto de la mira.
Mark Coker,
fundador de Smashwords, insiste en que todas las obras vendidas en su página
están libres de DRM. La mayor amenaza a la que se enfrenta un escritor no es la
piratería, sino la oscuridad. Cualquier cosa que haga que una obra sea menos
accesible y menos placentera la vuelve oscura.
Coker
identifica a dos clases de piratas: los «sinvergüenzas
y agarrados que nunca pagarán por nada… [Y] no representan una pérdida en
ventas», y
quienes se sienten justificados cuando piratean obras porque solo están
disponibles en determinados formatos, el precio es demasiado elevado o no se venden
en su territorio. Este segundo grupo sí representa algunas pérdidas en ventas.
Con el primer grupo no hay nada que
hacer, pero los escritores necesitan plantearse cómo hacer frente al segundo.
Mark Coker señala que «la piratería es un indicio de que existe
una demanda de tu obra»: demanda que sólo satisfacen los
piratas porque tú no has sabido conseguir que la compra fuera preferible a la
piratería.
La manera de combatir la piratería es
ofreciendo comodidad y buen precio. Tu obra debe estar disponible en todos los
formatos, para que pueda leerse en cualquier libro electrónico y debe venderla
el mayor número de minoristas; debe estar libre de DMR, sin restricciones
territoriales, y el precio debe ser justo a fin de que los clientes tengan
menos incentivos para robarlas.
Neil Gaiman, Joe Konrath y la piratería
El autor de éxito internacional Neil
Gaiman antes se oponía radicalmente a la piratería, pero ha cambiado de opinión
desde que se dio cuenta de dos cosas. En los países donde se pirateaba su obra,
sus ventas subían. Convenció a su editor para que le permitiera colgar su
novela American Gods, que seguía vendiéndose bien, en su página web para que
cualquiera pudiera descargarla y compartirla. Las ventas de todos sus libros
aumentaron un 300 por ciento.
Gaiman sostiene asimismo que los
autores ya no pierden ventas a través de la piratería. Al final de cada una de sus
lecturas pregunta a los asistentes cómo descubrieron a sus escritores preferidos.
Según sus cálculos, solo entre un cinco y un diez por ciento compró realmente
el libro; el resto accedió a él porque se los prestaron o se lo regalaron.
Llegó, pues, a la conclusión de que la piratería en realidad es «gente que presta libros» y equivale a publicidad gratuita.
Joe Konrath tiene opiniones parecidas
pero entiende por qué muchos escritores temen a la piratería. Para poner a
prueba sus teorías, Konrath decidió llevar a cabo un experimento. Colgó un
libro gratuito en su página web —el mismo que
se vendía en Amazon por 1,99 dólares— e invitó a los piratas a descargarlo en un post
de su blog llamado «Roba este libro electrónico». A continuación les pidió que
lo colgaran en todas las páginas web que comparten archivos. No solo aumentaron
sus ventas en general, sino también las de ese libro, ¡incluso a pesar de que
Konrath subió el precio de la edición de Amazon en un dólar en medio de todo el
proceso!
Lo que
acaban de leer arriba es copia fiel del libro ahora traducido al español Digitalízate- Cómo autoeditar y por qué de David
Gaughran, un exitoso escritor irlandés que autoedita sus libros y los publica
en todas las plataformas digitales.
Escucho con
frecuencia que algunos escritores que se autoeditan se quejan de la piratería.
Exponen como trofeos los lugares y publican las miles de descargas piratas de
sus libros. Creo que en el fondo lo hacen por la satisfacción de saber que sus
libros interesan. Estoy de acuerdo con David Gaughran. Lo peor que le puede
suceder a un escritor es ser ignorado, así que si son pirateados, un mal
necesario e imposible de combatir, ¡alégrense! Es la mejor manera de esparcir
el boca-oreja, y si tu libro gustó, con seguridad se regará la noticia.
Yo nunca me
he preocupado de visitar los sitios de piratas. Ni siquiera sé cuánto me
piratean, en todo caso, me hacen un gran favor, pues mis libros se venden.
¡Hasta la
próxima, amigos!
Blanca
Miosi
Fuente: http://www.amazon.com/dp/B00M3CELNA/?tag=lesgedi-20 "Digitalízate - Cómo autoeditar y por qué", uno de los mejores libros acerca de la autoedición que he leído.
Fuente: http://www.amazon.com/dp/B00M3CELNA/?tag=lesgedi-20 "Digitalízate - Cómo autoeditar y por qué", uno de los mejores libros acerca de la autoedición que he leído.